CAPÍTULO 3

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Por orden del doctor Jung, el omega bonito-como secretamente le decía el alfa-comenzó a pasar las tardes en la oficina de este, le había cedido un espacio en el sillón de la pequeña sala que tiene allí, es aburrido para el omeguita porque intenta ...

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Por orden del doctor Jung, el omega bonito-como secretamente le decía el alfa-comenzó a pasar las tardes en la oficina de este, le había cedido un espacio en el sillón de la pequeña sala que tiene allí, es aburrido para el omeguita porque intenta no moverse o emitir sonido solo para no molestar al Alfa.

Aunque por fuera el alfa pone mala cara, por dentro le gusta la idea de tenerlo cerca.

Esa tarde después de su tímido toquido y el ya común "pasa", al entrar se topa con un caos de papeles y con el alfa más serio que de costumbre, desarreglado, revisando papeles mientras habla por teléfono.

Como pudo y sin tocar nada se sentó en su ya destinado lugar. 

No tardó mucho para sentirse inútil en ese desbordante desorden.

—Señor Kim—se atreve a llamar luego de ver como colgaba el teléfono.

—¿Qué?

—¿Lo ayudo a ordenar?

—No, está bien.

—Sé leer, se lo prometo.

Estaba tan desesperado, pasa sus manos por la cara en un signo claro de estrés.

—Está bien—se pone de pie y se acerca a la mesa donde hay cajas y fólderes, sin darse cuenta ha llevado mucho trabajo de la oficina y ahora le es difícil salir de la mansión porque todo lo tiene allí.

Le explica como necesita los expedientes y también le pide revisar si ya esta firmado o desaprobado.

El omega comienza con la primer caja, hace todo al pie de la letra. Cuando ve un expediente sin firma y sin sello de rechazado se acerca tímidamente al Alfa que sigue hablando por teléfono, dictando instrucciones y a veces maldice.

Sin pensar se había convertido en el asistente del Sr. Kim, pasaba las tardes ayudándolo, hasta que un bostezo le avisaba a Kim qué el omeguita necesitaba una siesta entonces lo enviaba a la cabaña para esperar la cena.

"¿Tienes hambre cachorrito? "

—¿Qué?—pregunta el alfa al escuchar algo.

Observa al omega distraído, se da cuenta que la boca de este no se mueve y sigue escuchando

"Esta bien cachorrito, aun falta para la cena, pasemos por la cocina para oler un poquito y esperar por la comida más tarde. Tomemos agua para aguantar"

Lo ve ir por su vaso de agua puesto en una mesa.

¿Por qué pasa ahora?

¿Él podrá escucharlo también?

Pero, ya hubiera reaccionado a sus interrogantes.

Es inesperado, lo único que puede hacer es poner distancia.

—Ya te puedes ir.

—¿Ya? No he terminado.

—Lo haces mañana.

—Está bien.

Lo sigue con la mirada, el omega hace una reverencia antes de retirarse.

En los días que lo ha tenido en su oficina nota lo dedicado que es en cuanto a cada labor que le ha impuesto, nunca cuestiona solo ejecuta, por muy tonta que sea la orden, siempre lo hará a la perfección.

Ha liberado pequeñas dosis de sus feromonas para estimular al lobo del otro, aunque no hay ninguna reacción o algo que se le parezca... ¿Escuchar los pensamientos del omega es un avance?

Se está volviendo loco quizá, pero amaría saber a que huele el omega. Ni siquiera se puede percibir la característica leche materna que los omegas en cinta suelen tener mezclado con su propio aroma, nada, más que a jabón de ducha. 


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¿A qué creen que huele el omeguita Jin?

Les dejo un capítulo cortito.

Nos vemos mañana 😉

Omega Bonito ᴺᵃᵐʲⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora