Ocho

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Minerva

Quito gran parte de mi vestido pero la parte de abajo la dejo, el estaba totalmente desnudo y sentía una clase de injusticia por ello, quería sentirlo contra mi piel, quería poder tener su calor junto a mi cuerpo.

Intente bajar lo que quedaba de mi vestido pero me detuvo las manos.

—El vestido se queda, lo mancharemos ambos, mi semen y tu sangre estarán sobre él, recordando así la noche en que Jimin Ivanov marcó a su esposa.

—Eres un sádico enfermo —moví las manos pero su erección me hizo dejar de respirar.

—Pero como mira como mi linda y dulce esposa esta tan ansiosa —se froto contra mi abertura —¿estarás lo suficiente húmeda? —se froto un poco mas — me pregunto ¿Gritaras mi nombre o lo gemirás?

Trate de removerme de nuevo, pero entonces empujo, entro haciendo que mi piel se sintiera como un desgarre, como si quemara la fricción, el grito no salió de mi garganta se quedo atascado hasta que volvió a moverse, haciendo esta vez el empuje mas profundo, fue ahí donde me retorcí y jadee en un medio grito.

—Dime que pare princesa, hazlo.

Siguió moviéndose y el dolor se mezclaba con un calor en mi vientre, sentí mis mejillas mojarse, y la lengua de Jimin pasar por ellas, no se en que momento estaba llorando, pero mis piernas ya estaban enrolladas en su cadera, y mi cuerpo pidiendo mas.

—Jimin.

—Mas fuerte, no te escucho princesa.

Soltó mis manos para tomar mis piernas para alzarlas y hacer que su miembro entrara hasta la base golpeando continuamente haciendo el sonido de sus testículos rebotando contra mi trasero.

—JIMIN.

—Si, eso es.

Uso su pulgar para frotar mi hinchado clítoris, no fue delicado, fue brusco, pero su dedo resbalaba con facilidad por la humedad en mi. Podía sentir que mi estomago se contraía, mis manos no encontraban de que aferrarse, hasta que se detuvo.

—¿Lo entiendes ahora? —lamio mi pantorrilla —embonamos perfecto —saco la cabeza de su miembro para frotarla sobre mi clítoris —ahora no necesitas mas de nadie, como mi esposa, como mi mujer, ya no eres solo una princesa, eres una reina y lo que me pidas se te dará, siempre y cuando seas solo mía.

El poder, la ambición, todo lo que me ofrecía, él me iba a malcriar y al mismo tiempo me sometería a sus deseos.

—Quiero todo —dije jadeando —quiero todo lo que mi esposo me de.

—Eso es mi dulce mujer.

Metió su pulgar en mi boca y volvió a penetrarme, chupaba su dedo como si de su miembro se tratara, mientras los músculos de mi vagina lo apretaban, mi orgasmo se acerco, al mismo tiempo que ponía su mano en mi cuello cortando el aire lo suficiente para corrernos y caer exhaustos uno al lado del otro.

Pero yo no quería descansar, deseaba mas…


Como me pone el dirty talk .

Libro #2 More (P.J.M +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora