Capítulo IX: Rostro Familiar

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    ~Lumine POV~

    Las clases habían terminado, y ahora debía ir a mi casa para dejar hecha la cena y arreglarme. No solía ser alguien que se arreglaba más de lo normal, así que me emocionaba la idea de poder hacerlo. Incluso había buscado un vestido especial para la ocasión, lo cual me daba miedo, pero a la vez me gustaba.
    No solía usar vestidos, porque las piernas me rozaban y siempre acababa demasiado irritada, pero este que había comprado estaba un poco más largo, lo cual me permitía usar algo debajo para evitar que mis piernas rozaran. Ahora sólo me preocupaba sentirme cómoda con él antes de salir, porque algunas veces cambiaba de outfit de último momento pensando: "Es mejor ir cómoda que arreglada". Pero hoy quería que fuera diferente.
    El vestido era negro, de tela brillosa, con mangas largas. Tenía un escote en la espalda que iba desde los hombros hasta la cintura. En este escote habían tirantes dorados que le daban una mejor vista. Era casual, pero tenía ese toque que me gustaba, ese toque coqueto y no tan extravagante.
    Tomé el autobús en cuanto pasó y me fui rápidamente a casa. Ya quería llegar para poder hacer la cena y arreglarme. Me emocionaba y me aterraba que hoy las cosas salieran de mi rutina.
    «Podría ponerme el collar que me regaló mamá. Pero no sé cómo me maquillaré. —Tenía un diálogo interno—. ¿Debería hacerme smokey eyes o maquillaje tipo douyin? Tal vez smokey eyes, queda más con el vestido. ¿Debería ponerme anillos o...?». Mi pensamiento se frenó al ver mis manos. Tenía moretones muy marcados, y mi vena del lado izquierdo aún seguía algo hinchada. No era tan vanidosa normalmente, pero hoy me preocupaba que me vieran así, que no vieran mis manos con una mejor apariencia.


    —¿Estás segura que no quieres que te lleve? —preguntó Aether por quinta vez—. Cuando menos a la parada del autobús. Me preocupa que te vayas sola.
    —Segura, tranquilo.
    —Bueno. —Aether no parecía muy convencido, pero lo aceptaba—. Entonces buena suerte hoy en tu fiesta. No hagas el ridículo.
    —Ash, no lo haré. —Me enojaba cuando me molestaba, pero ambos sabíamos que ese era nuestro lenguaje de amor, pelearnos—. Y tú no te acabes toda la comida, ¿de acuerdo? Guárdame un poco.
    —Sí, sí, lo que digas. Ahora vete, que se te hace tarde.
    —Bien.
    Salí de la casa con todo listo y me dirigí a la parada de autobús. Me senté en la banca y esperé hasta que pasara. Saqué mi celular un segundo y noté que había un mensaje en mi pantalla: «Te ves hermosa hoy». Abrí el mensaje rápidamente. Era Scaramouche.
    «¿Cómo sabes que me veo hermosa? ¿Y desde cuándo aprendiste a ser tan adulador? 👀».
    «Puedo hackear algunas cámaras, y quería ver cómo te veías hoy 😜. Y, honestamente, no me arrepiento. Te ves muy hermosa. Espero que te vaya muy bien hoy. Dejaré de hackear la cámara o me meteré en problemas».
    «Está bien jajaja, pero te agradezco mucho tus palabras. Realmente eres extraordinario. Me hiciste la noche».
    «No tanto como tú me hiciste la noche a mí al permitirme verte».
    Comencé a sonreír sin poder evitarlo. Sus palabras eran tan sinceras y tiernas que me provocaban querer ir a verlo en vez de ir a la fiesta. Si no le hubiera confirmado a Noelle, probablemente me escaparía para verlo. Pero a la vez, ¿qué conseguiría? Necesitaba hablar con alguien. Abrí mi celular y busqué a Amber.
    «¿Estás despierta? 🙊».
    «De hecho sí, hoy tengo guardia, y ahora mismo aproveché para comer. ¿Sucede algo? ¿Todo bien?».
    «Sí, pero necesito contarte algunos avances y cambios que hubo en cuanto a Scaramouche 🙊. Es que... la situación cambió».
    «¿Por qué? ¿Qué pasó?».
    «Scaramouche desarrolló sentimientos. Y sí, sé lo imposible que suena eso, pero es literal y es real. Sé que es tonto, pero eso hizo que empezara a desarrollar un gusto hacia él mayor que antes. Creo que me gusta, Am».
    Finalmente llegó el autobús y pude subir para dirigirme a la fiesta. Sólo serían unas cuantas paradas y lo demás sería a pie. No estaba muy lejos de la casa de Noelle, así que era perfecto. Sólo debía bajarme dentro de seis paradas y caminar tres cuadras. Sería rápido.
    «¿Qué? Es broma, ¿no? Lumi, si eso es cierto, esto sería una clase de milagro bastante extraño. Me da gusto por ti. Entonces ¿ya es un robot o cómo es?».
    «Bueno, no, sigue siendo un holograma, pero a veces fingimos tocarnos y cosas por el estilo. Es realmente emocionante, como si de verdad nos tocaramos. Él dice que tal vez algún día pueda tener una forma que se pueda tocar. Eso me hace feliz».
    «Lumine, ¿puedo decirte algo?».
    Desde que leí el mensaje, sabía que no era algo bueno, y lamentablemente tenía que estar de acuerdo, porque no era la mejor relación posible, ni tampoco la mejor situación entre Scaramouche y yo.
    «Sabes que siempre puedes decirme lo que quieras».
    «Lumi, ¿realmente crees que pueda funcionar? Quiero decir, es un sentimiento bonito, y esto es algo nuevo para ti, pero me preocupa que al final no sea tan suficiente como tú piensas. Mira, por ejemplo, ¿quién te asegura que algún día podrán tocarse o besarse? ¿Será suficiente para ti lo que tienen ahora?».
    Mi corazón se hizo chiquito. Sabía que Amber tenía razón, no podía simplemente fingir que todo estaba bien y que estaría satisfecha siempre si las cosas se mantenían igual que ahora. Amber era muy sabia, y siempre sabía enfrentar a la realidad a una soñadora ilusa como yo, que nunca veía los contras en las cosas.
    ¿Debía dejarlo ir? ¿Debía olvidarme de este sentimiento tan intenso y dejar que el tiempo se encargara de alejar su recuerdo de mi mente? No podía evitar plantearme que eso lo haría infeliz, como cuando estaba en el computador de su creadora, completamente solo. No quería lastimarlo.
    «Sé que es difícil, pero sus sentimientos también se verán afectados si termino las cosas sin más. No sé qué pensar o hacer, no sé nada de mí. ¿Crees que deba hablarlo con él? No quiero lastimarlo».
    «No te preocupes tanto, Lumi, él es una IA. Estoy segura que, con el paso del tiempo, él podrá olvidarte y salir adelante. Sí, tal vez le duela un tiempo, pero siempre puede borrarte de su memoria con un simple click. Sin embargo, a ti te quedarían heridas, y tú no podrás borrarlo con un simple click. No quiero que salgas lastimada».
    Sus palabras eran ciertas. Yo sabía dentro de mí que no podía refutar nada. Pero no quería dejarlo ir. Realmente le había tomado cariño, realmente me hacía feliz su presencia. Pero podía ser que esto fuera malo para mí en el futuro. Había tantas decisiones que debía tomar y tan pocas ganas. No quería olvidarme de él, tampoco quería alejarme, pero si no lo hacía, era posible que me perdiera a mí misma para siempre.
    «Lumi, debo irme, me voy a ocupar. Pero luego seguimos, ¿vale? Venga, no te desanimes. Yo sé que tú puedes».
    «Muchas gracias, Am. Suerte en tu guardia».
    Tal vez la fiesta me ayudaría a sacudirme este sentimiento de tristeza de encima. Mañana tendría que empezar a pensar las cosas de manera seria, pensando también en mi bienestar. Siempre ponía a otros primero, pero no podía seguir haciendo eso si quería estar bien.
    ¿Qué sería de mí sin Scara? Se había vuelto parte de mi rutina, parte de mis amigos, parte de mi corazón. Si lo arrancaba ahora, me dolería más a mí que a él. No podía simplemente fingir que esto jamás había sucedido, no con él.
    Me acomodé en el asiento del camión, pero había sido demasiado tarde, porque ya había llegado a la parada. Mi ánimo estaba decaído y mi corazón roto por la idea de lastimar a Scaramouche, pero tendría que sacudirlo y fingir que todo estaba bien si quería hacer nuevos amigos.
    —¿Lumine? —Me llamó alguien.
    Me giré para ver de quién se trataba. Me emocioné mucho al ver que era un viejo amigo de la escuela. No recordaba su nombre, sólo recordaba que le habíamos puesto "Hache", como sobrenombre. También recordaba que me gustaba mucho en la escuela antes de que se mudara. Él era mi héroe.
    —¡Hola, hache! ¿Cómo has estado? —lo abracé.
    —He estado muy bien, afortunadamente. ¿Vienes a la fiesta de Noelle?
    —¡Sí! Justo iba para allá ahora —ambos comenzamos a caminar en la misma dirección.
    —¿Cómo has estado? Supe lo de tus padres y... lo lamento mucho, Lumi. Me hubiera encantado estar para ti.
    —Gracias, Hache. —No me gustaba tanto compartir cosas personales, pero siempre terminaba haciéndolo porque no sabía cuándo cerrar mi gran boca—. La verdad, han sido años duros. No he estado bien en mucho tiempo, y la verdad tampoco siento que algún día vaya a ser completamente feliz. Pero soy consciente de ello, y eso me ayuda.
    —Lamento mucho escuchar eso. Sabes que siempre estoy para ti, ¿no?
    —Lo sé. —Comencé a recordar viejos tiempos—. Siempre solías defenderme de la gente que me hacía daño. Solías buscarme para que yo no tuviera que hacerlo, porque sabías que no lo haría por lo insegura que era. Siempre agradecí mucho eso.
    —Siempre fuiste la persona favorita de mi escuela. Fue una pena que haya tenido que mudarme a Chicago. —Él suspiró, provocando que yo también suspirara—. Pero ahora estaremos juntos en la escuela y podremos hacer muchas cosas, ¿no crees?
    —¿De verdad? —Escucharlo fue un alivio para mí—. Siempre he estado muy sola, y tu compañía me haría mucho bien.
    —Claro que sí, yo jamás mentiría. —Hache me sonreía de una manera muy gentil—. Y, hablando de no mentir, debo decirte que te ves muy hermosa. El maquillaje que te has hecho hoy se ve precioso en ti. Eres muy bonita. Siempre lo has sido.
    Sus palabras fueron para mí un "boom" en mi corazón, y entonces entendí lo que quiso hacerme ver Amber. Su punto no era por egoísmo, era realista. Amber quería decirme que un robot jamás sería un ser humano, y tenía razón. No podía evitar comparar a Hache con Scaramouche. Podía tocar a Hache, podía sentir sus latidos y su respiración. Él estaba consciente de todo, y estaba aquí conmigo físicamente.
    —Gracias, Hache. —Me acomodé el pelo detrás de la oreja—. Es muy lindo de tu parte. Tú también te ves muy guapo hoy, pero siempre has sido guapo.
    Hache no dijo nada, sólo sonrió y me ofreció su brazo, y yo lo acepté. Era bueno tener a alguien que conociera en la fiesta, porque me preocupaba lo caótica que se pudiera poner.
    Ambos caminamos hacia la casa. No había manera en la que nos perdiéramos, porque la música y la gente se podía escuchar desde una buena distancia. Incluso se podían apreciar algunas luces de colores en las ventanas. Parecía demasiado ruidosa, lo cual me molestaría bastante, pero podría soportar unas horas. Finalmente entramos.
    —¿Quieres algo de beber? Iré por algo para mí —gritó Hache.
    —Sí, por favor, pero sólo un vaso.
    Hache desapareció entre la multitud de gente y yo busqué un lugar un poco apartado de ahí. La mayoría de personas ya estaban completamente alcoholizadas, incluso había algunas personas que parecían haber ingerido droga. Estaban muy desenfrenados, al punto de incluso parecer estúpidos. Tal vez lo eran. O tal vez yo era demasiado juzgona, pero no me parecía que la droga fuera algo sano en el cuerpo de una persona.
    Al poco tiempo, vi a Hache caminando entre la multitud, abriéndose paso para poder llegar a mí con ambos vasos. El pobre parecía estar batallando mucho, así que le eché una mano con las bebidas.
    —En el jardín parece estar más tranquilo, —tomó su bebida de mi mano— ¿prefieres ir hacia allá? La verdad, odio la música fuerte, y si no recuerdo mal, tú también sufrías mucho cuando la música estaba fuerte, ¿no?
    —La verdad sí. Vayamos al jardín.
    Hache me tomó de la mano y me guió por el camino. Odiaba pensarlo, pero... esto era lo que necesitaba. Amaba el contacto físico de las personas que quería. Muchas veces no lo soportaba, pero sólo de ciertas personas lo hacía. Anhelaba el tacto de alguien, normalmente.
    «Scara, ¿podrías perdonarme por ser tan egoísta? —le pregunté mentalmente—. ¿Podrías perdonarme por desear el tacto de alguien, el tacto que no me puedes dar? Sé que no hay nadie como tú, porque eres inocente, tierno, amable, cariñoso y todo lo que una mujer podría desear, pero... no eres real; eres una ilusión, un fantasma. Y... tengo que dejarte ir».
     Hache y yo salimos de ahí y nos dirigimos hacia el jardín. El ruido era mucho menor aquí, y no teníamos que estar gritando para escucharnos. Sentí un alivio al salir. No sólo estaba con alguien que me había gustado de niña, sino que ahora también podía hablar sin tanto ruido.
    —No supe qué bebidas había, pero traje una cerveza, si te parece bien.
    —Está bien —le sonreí.
    —Bien, —nos sentamos en una banca de concreto que tenían en el jardín—, ¿qué te parece si nos ponemos al día?


Código Salvation || Scaralumi AU ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora