Capítulo XX: Final

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    ~Lumine POV~

    Después de explicarle la realidad a Scaramouche hubo un gran silencio. Sus ojos se concentraban en mí, pero su mirada estaba triste y desorbitada. Sabía que había arruinado un momento hermoso, pero él tenía que saber la realidad de nuestra situación.
    —¿Hay alguna manera de evitarlo? —preguntó serio.
    —Lamentablemente no. —Tomé su mano—. Scaramouche, algún día tendré que morir. Tú siempre lucirás igual, pero yo iré cambiando todos los días, y un día seré arrugada y vieja. Tal vez incluso empiece a perder la memoria, la vista o algo por el estilo, pero tú seguirás siendo siempre igual.
    —Puedo cambiar la manera en que me veo, igualar tu edad.
    —Y eso sería genial, lo que no lo es, es que algún día te quedarás completamente solo. —Scaramouche miró hacia el suelo, al borde de las lágrimas—. ¿Estás seguro de que quieres pasar el resto de mi vida a mi lado? Eso sería lo más maravilloso que me podría pasar, pero el que no fueras consciente de ello, sería algo egoísta. Quiero que sepas que algún día moriré y tomes una decisión.
    —Tal vez… tal vez haya alguna manera en la que te quedes. Podríamos extraer tu memoria y ponerla en un USB. —Sus palabras se trababan, sus manos temblaban y sus movimientos eran desesperados—. No tienes por qué morir.
    —Pero moriré, amor. —Acaricié su rostro—. Scara, quiero que comprendas este hecho y que tomes una decisión, que lo pienses seriamente, que medites en ello y…
    Scaramouche me besó, silenciando todas y cada una de mis palabras al instante. Mi mente iba desenfrenada, pensando en todos los escenarios posibles. En mi mente, él se daba cuenta de lo duro que sería y me dejaba, marchándose con lo poco que me quedaba de corazón y razón, como siempre lo hacían todos; mas ese beso calló mis pensamientos y los escenarios aterradores que mi mente fabricaba.
    —Me aterra pensar una vida sin ti, pero por miedo a ello, no me perderé el efímero tiempo que tenga contigo. Y aunque pasen siglos, siempre serás tú. —Me abrazó, aferrándose a mí—. En esta vida y en las demás, en este universo y en los demás, en esta línea temporal y en las demás… Siempre serás tú, siempre te escogeré a ti, sin importar lo que pueda pasar en el futuro. Me concentraré en el ahora, y mientras estemos juntos, daré todo de mí por hacerte feliz.
    Me aferré a él. Él era lo que había buscado durante toda mi vida. Sus palabras eran algo que había anhelado escuchar toda mi vida. Sus abrazos me daban vida y esperanza. Él iluminaba mis mañanas y me hacía querer vivir otro día más, a pesar de lo difícil que era la vida.
    —Gracias, Scaramouche. —Enterré mi rostro en su cuello—. Gracias por darme vida y por hacerme sentir que puedo vivir otro día, por hacerme sentir que hay esperanza y por iluminar todos mis días sin importar qué me suceda. Eres lo que tanto anhelé por mucho tiempo y no pude conocer hasta ahora. Eres mi vida entera.
    —Gracias a ti. —Scaramouche se giró ligeramente para darme un beso en la frente—. Nunca necesité nada ni a nadie, era una IA sin metas en la vida y con un único objetivo, pero ahora puedo ser alguien con pensamiento propio, metas y deseos. Pienso por mí mismo y puedo ser feliz. Gracias a ti soy capaz de saber qué es el amor.
    —Te amo.
    —Te amo.


    Un par de años pasaron. La vida escabrosa que parecía durar una eternidad había terminado finalmente. Ahora me levantaba con alguien a mi lado todos los días. Ya no tenía frío durante la noche y mis pensamientos ya no me atormentaban. Sabía que las personas que me rodeaban ya no se irían de mi lado.
    Scaramouche y yo teníamos una rutina, por así decirlo. Dado a que él se recargaba durante la noche, yo tenía que despertarlo todos los días con un: “Hola, Scaramouche”, él abría sus ojos y me miraba con una sonrisa, respondiendo con un: “Hola, Lumine”. Después de eso desayunábamos juntos todas las mañanas mientras veíamos algún programa en la televisión, entonces él se retiraba a su trabajo. Yo aprovechaba para hacer las tareas del hogar, lo cual adoraba porque no tenía que salir.
    Con el tiempo, mi psicóloga me diagnosticó espectro autista, déficit de atención, agorafobia, entre otras cosas. Ahora podía entender mejor a mi mente y entender por qué había tantas cosas que, mientras que para otras personas era normal, para mí era un reto tan grande y tan difícil. Entendí que mi mente era diferente, y que no era porque fuera “floja”, “estúpida”, “lenta”, entre otras cosas, sino que simplemente entendía y vivía a mi manera, y que eso estaba bien.
    A veces me sentía poco feminista por no tener una vida trabajadora y tan independiente como algunas veces exigían, pero yo era feliz siendo ama de casa, para ser honesta. Yo no me veía como alguien que podía tener una vida saliendo a diario, así que me quedaba en casa, haciendo los quehaceres y escribiendo, que era lo que más me gustaba hacer.

Código Salvation || Scaralumi AU ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora