C A P I T U L O 13

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No dirigimos a la oficina de Dumbledore a paso rápido

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No dirigimos a la oficina de Dumbledore a paso rápido. Al llegar, él nos recibió un tanto preocupado, pues a esta hora se suponía que debíamos estar durmiendo, y para romper las reglas, algo grave debía haber sucedido.

Nos preguntó obviamente que nos traía por aquí, y, como yo estaba prácticamente shockeada y no podía hablar, Draco explicó la situación. Albus colocó una mano en mi hombro, me dijo que él mismo se encargaría de este asunto, y yo le creí, pues no había persona más confiable que él, o eso creía.

—Pero qué harás? Si él ya se metió al castillo, volverá a hacerlo abuelo, no estaré a salvo nunca -Mencioné con la voz apagada.

—Créeme hija mía, mientras yo esté aquí, nada malo te pasará -Advirtió con una sonrisa reconfortante- Mientras tanto, si a ninguno le incomoda, sugiero que por el momento comparta habitación con el señor Malfoy, él ha demostrado interés en su bienestar, y estoy seguro que él lograra protegerla

—No hay problema, puede quedarse conmigo, envíe a mis compañeros a otras habitaciones y utilizaremos la mía, la sala común de slytherin es el lugar más seguro para ella -Interrumpió el rubio.

—Pero, tus compañeros de casa jamás me aceptarán

—No es por alardear, pero si yo les digo que tienen que aceptarte, incluso defenderte si así es necesario, lo harán -Dijo con completo orgullo, por supuesto que estaba alardeando.

—Está bien, haremos esto -Dumbledore nos sonrió levemente y nos indicó ir a descansar, pues aún quedaba bastante noche por delante. Al llegar a la sala de slytherin, claramente la habitación de Draco aún no estaba vacía, y para no incomodar a sus compañeros al despertar, sugerí dormir en uno de los sillones del espacio común. Draco me lo prohibió, prácticamente me obligó a usar su cama, dejándome saber que al despertar sus compañeros, él les explicaría la situación.

Finalmente acepté, al llegar al cuarto, haciendo el mínimo ruido, Draco me ofreció una camiseta y un short suyo para dormir. Fui al baño, me cambié, y me acosté. Él rubio se hallaba sentado en su escritorio, parecía leer algo que lo tenía muy estresado.

—Draco, no vas a dormir? -Susurré para no despertar a los otros chicos.

—No, tú descuida, si me da sueño utilizaré el sofá
-Mencionó dirigiendo su mirada a un pequeño sofá que había en la habitación. Solté una leve risa.

—Anda ven, compartiremos la cama, después de todo, es tuya

—Segura no te incómoda?

—De verdad preguntas? Solo ven aquí

Sonrió levemente, y caminó hacia la cama. Levantó las sábanas y se acostó junto a mí. Voltee mi cuerpo para poder verlo, quedando de costado, y él hizo lo mismo. Nuestras miradas se encontraron.

—Gracias por todo, rubio, en verdad no podría sin ti

—Claro que podrías sin mi, eres fuerte niña......además -Su semblante cambió a uno de angustia.
—Después de ser cómplice de lo que te pasó, ayudarte es lo mínimo que puedo hacer por ti

Parecía realmente arrepentido, y aunque no lo dijo, su mirada imploraba mi perdón. Puse una de mis manos en su mejilla y la acaricié suavemente. Me acerqué a él a tal punto de que nuestras frentes chocaron.

—Yo te perdono, Draco -Dije en un tono de voz casi inaudible

Una mirada que jamás había visto en él, apareció, una mirada tan cálida que no podría explicarlo. Y sin más, la distancia entre nosotros se fue acortando hasta que por fin, un tierno beso juntó nuestros labios. Luego de unos segundos nos separamos, y sonriendo, Draco se acurrucó en mi pecho abrazándome por la cintura, pudiendo conciliar el sueño.

Desperté a la mañana siguiente, la habitación estaba vacía. Sobre la mesa de noche había una carta, la tomé y la leí.

"Querida Elara, ojalá anoche hubiera durado para siempre, pero no es así. Dejé un uniforme limpio para ti sobre mi escritorio, te veo en el desayuno.
D.M"

Dejé escapar un suspiro mientras apretaba la carta contra mi pecho, estaba realmente feliz. Me levanté, me puse el uniforme, me arreglé y demás y bajé a desayunar. Me senté en Slytherin y noté como Ced me veía raro, conversaría con él luego.
Antes de comenzar a desayunar, Dumbledore se paró y dió un anuncio.

—Queridos estudiantes, me complace informarles que hoy, a la hora de la cena, recibiremos a dos nuevos estudiantes que han sido transferidos aquí, nos acompañarán el resto del año. Háganlos sentir bienvenidos.

Se escuchaban murmullos por todas la mesas, normal, pues en hogwarts el chisme era algo que a todos les encantaba, no me incluyo.

—Merlin, a qué idiotas se les ocurre cambiar de escuela a estas alturas del año -Draco mustió a sus amigos en tono despectivo.

—Pues no conoces su situación, quizá no tenían opción -Mencioné encogiéndome de hombros sin darle mucha importancia al asunto. Draco me miró y volteo los ojos, e ignorando lo que dije, él siguió con sus comentarios. Reí levemente, este chico no tiene arreglo.

El desayuno pasó tranquilo, al acabar me despedí de Draco y de sus amigos, a quienes sorprendentemente parecía agradarles, y me fui con Luna, pues me tocaba DCAO junto a su casa.
En camino hacia el salón, hablando de cosas sin sentido (cómo solían ser todas mis charlas con Luni) Cedric nos alcanzó.

—Quiero hablar contigo Els -Dijo el castaño poniéndose frente a mí, bloqueándome el paso.

—Hablamos de camino a clase? No queremos llegar tarde -Hablé por mí y Luna. Cedrica asintió, comenzamos a caminar y Lu desapareció dando brincos entre todos los estudiantes del pasillo, eso me hizo reír. —Y bien, qué sucede?

—Se rumorea que ayer dormiste con Draco, es cierto?

-Como dije, el chisme les encanta aquí en hogwarts. –Si Ced, es cierto, pero no de la forma que tú crees.....o bueno, que todos creen -Él me miró esperando una explicación. —Por Merlin! Dumbledore le pidió compartir habitación conmigo, algo pasó anoche y Draco no dudó ni por un momento en defenderme, y al parecer mi abuelo piensa que él puede cuidarme

El chico se quedó callado por unos segundos, no sabía qué decir. Cedric era del tipo de amigos sobreprotector, incluso aveces llegaba a ser bastante celoso, pero esta vez se notaba preocupado. Habíamos llegado hasta la puerta del salón, y cuando estaba por entrar, Ced me detuvo tomándome del brazo.

—Yo solo quiero que estes bien, y si él puede asegurarse de eso, supongo que no tengo nada que decir al respecto -Lo miré alzando una ceja y no pude evitar sonreír.

—Desde cuando tan maduro Diggory? -Bromee a lo que ambos reímos. Él me abrazó y luego se fue a su clase. Yo entré a la mía y obvio mi hermosa amiga de cabellera rubia y despeinada ya estaba ahí, guardándome lugar.

OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora