Afecto

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Neptuno había decidido confiar en alguien por primera vez, obviamente a excepción de su amigo Plutón que era el único que realmente lo conocía.

Nunca había interactuado de manera física con nadie más... Y había disfrutado... Las manos de Urano eran las más delicadas y suaves para ser las manos de un gigante helado. Haberlas sentido en aquel momento cuando ambos se conocieron, fue un instante maravilloso...

Incluso con Plutón había decidido no tocarlo... ¿Por qué en ese momento se había animado?, ¡era una sensación magnífica!

¿Qué pasaría si decidía "abrazar" a aquel planeta celeste?

...No... Mejor no...

Era una idea tonta. Debía controlarse.

Pero, y si...



"¿Neptuno?... ¿Estás bien, amigo?" Preguntó Urano, observando lo pensativo que estaba el menor.

Reaccionó por fin, y se dió cuenta que se había quedado inmóvil mientras estaba pensativo. Urano se había preocupado por él, y se había acercado para ver si estaba bien, poniendo nervioso al menor.

Eso hizo que Neptuno tomara la iniciativa para casi atraparlo entre sus brazos, pero logró mantenerse y mejor decidió preguntar tímidamente...

"¿U-Urano? ¿Te puedo preguntar algo?" Mencionó tímido, mientras se le hacía la cara roja.

"Oh. Por supuesto, ¿qué sucede Neptuno?" Se separó un poco de él, para darle su espacio para hablar.

Aquello relajó al menor, y suspiró lentamente mientras se preparaba para revelar su "deseo" al mayor, que en si no era nada malo pero le provocaba gran nerviosismo.

"¿Puedo abrazarte?"

Urano se sorprendió un poco, y se sonrojó ligeramente. Asintió frecuentemente, estaba emocionado porque el planeta azul saturado era muy tímido y nunca antes le había pedido contacto físico. No después de haberse hecho amigos hace unos días.

"¡Claro!" Dijo casi gritando, debido a la emoción. Pero luego recordó que no estaba solo. "D-Digo, está bien. Puedes hacerlo, no necesitas preguntarme... N-No es que me incomode o-..."



El contacto de ambos cuerpos era indescriptible, el calor que los dos emanaban superaba por mucho la mínima temperatura que ambos compartían.

Neptuno se había acercado lo suficiente, de golpe, para poder abrazar a Urano, su nuevo amigo. Fue tanto el nerviosismo, que no midió demasiado su fuerza y terminó por abrazarlo como un niño aferrado a un oso de peluche.

Sin dudas... El afecto era algo que entre ambos habían experimentado por primera vez, y algo que entre ellos dos amaban hacer...

"Sin dudas, los abrazos eran algo común entre nosotros dos. Amaste, desde el primer segundo, aquella muestra de afecto. ¡Y desde entonces no lo dejaste de hacer...!

Me pregunto... Si ahora que no estás, te seguirán gustando mis abrazos..."

Terminó de escribir en su diario, y cerró el libro. Y comenzó a pensar... ¿Dónde estaría Neptuno ahora...?

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