Había pasado ya un tiempo, ¡y jamás se la habían pasado tan bien tras largos siglos! Estar en compañía de alguien más, era lo que sus núcleos siempre habían anhelado.
De vez en cuando solían jugar juntos a las atrapadas, ¡o a las escondidas! No había día en que ambos no estuvieran juntos como uña y mugre.
Sus risas llegaban a escucharse incluso hasta la órbita de Mercurio, y algunos llegaban envidiarlos por tan linda amistad. Incluso Saturno llegaba a unirse a sus juegos cuando los observaba a la lejanía, algo que al principio incomodó a los dos, puesto que no estaban acostumbrados a llamar tanto la atención.
Pero estuvieron tan entretenidos en la compañía que tenían con el contrario, que no se dieron cuenta que habían estado llamando la atención de los demás planetas. ¡Y dando ideas para futuros juegos que inventaron los rocosos!
El tiempo pasó volando, y otros seguían sus órbitas como de costumbre. Ya habían ocurrido bastantes cosas, pues ya habían pasado millones de años.
Entre ellas, el choque de Theia y Proto-Tierra y la expulsión del Planeta X, ocasionada por Júpiter y Saturno.
Por estos motivos y más, el Sol había tomado la desición de mantener estrictamente las órbitas de cada planeta, sin ninguna excepción.
Y esto se había mantenido hasta hace unos años, cuando ocurrió lo que muchos no se esperaban pero que descubrieron mucho después. Resulta que el choque de Proto-Tierra y Theia había culminado en la creación de un nuevo planeta, con una pequeñita luna.
Y aquel planeta, sin saber de las reglas del Sistema Solar, exploraba e iba de órbita en órbita visitando a sus planetas vecinos. De manera que se suavizó aquella regla, de mantener sus órbitas sin importar lo que ocurra.
Mientras que todos estaban algo inconformes pero de acuerdo en seguir esta regla, Urano estaba devastado. Conocía que Neptuno seguía una órbita en un lugar muy oscuro y siniestro, y aquello lo preocupaba y le hacía no poder dormir...
También, ahora estaría más solo que de costumbre... Pues Neptuno siempre lo visitaba...
Tenía miedo. Miedo de quedarse solo una vez más.
Y sin que nadie se diese cuenta, Urano lloró, lloró por miedo a quedarse solo otra vez, por miedo a que Neptuno llegará a olvidarse de él...
Neptuno se encontraba en su órbita, miraba a todas partes, sin saber que hacer. Quería al menos observar si alguien estaba por ahí, pero lo único que veía era asteroides y un vacío oscuro interminable.
Quería volver con Urano, jugar como lo hacían todos los días. Pero el Sol llegaría a lanzarle una llamarada solar si dejaba su órbita, y aquello podría acabar con su vida por ser un gigante de hielo.
Tenía tanta impotencia, ¡quería regresar, regresar con Urano!
El silencio lo estaba empezando a volver paranoico, no sabía cuánto tiempo había pasado... Tal vez, ¿un año? ¿Dos, o tres? ¿Mil? ¿Dos mil?
Los asteroides ya habían comenzado a hablarle, ¿estaban vivos? ¡Entonces todo este tiempo no estuvo solo!
¿Verdad...?
Había encontrado un lindo asteroide, ¡su nombre era Guillermo! Era un amigo algo callado, pero era un muy buen amigo...
Ahora que recordaba... Sentía que algo lo llamaba a salirse de su órbita a buscar algo... O mas bien alguien...
¿Pero quién era, que era lo que lo llamaba a salirse de ahí?Solo recordaba un hermoso color...
Celeste...
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Lonely
Fiksi Penggemar"La soledad es algo que nos destruyó y nos acorraló durante gran parte de nuestra existencia, pero a tu lado he conocido lo que es verdaderamente un amigo y compañero. En todo momento, siempre estuviste a mi lado, y ahora puedo decir que soy feliz...