Pensamientos

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"Siento mucho que te hayas sentido así, Neptuno..." Habló el más grande.

El menor solo seguía con la cabeza baja, había pasado por una gran presión por parte de Urano; su núcleo estaba muy alterado, se sentía débil y pequeño.

"Lo mejor que podemos hacer ahora es reposar un tiempo, relájate amiguito, no te preocupes demasiado..." Le da unas cuantas palmaditas en el hombro y se retira.

Neptuno se recostó de nuevo, mirando el vasto espacio. Estaba calmado, pero muy dentro de su núcleo sentía una muy grande culpa que lo carcomía lentamente.

Sus lindos ojitos rojos de tanto llorar, eran algo de lo que Neptuno nunca querría volver a ver. Le rompía el corazón no poder haber hecho nada por consolarlo, por al menos saber que hacer para calmarlo.

Verlo en los brazos de aquel planeta anillado, no siendo él el que lo consolase, abrumaba a su corazón. Pero no lo comprendía del todo...

Sabía que lo conocía, sabía quién era, conocía su risa, sus miedos e imperfecciones, sus capacidades y debilidades... Pero al mismo tiempo, no lo conocía.

Conocía su hermoso color celeste, sus abrazos y sus finas y delicadas manos... E incluso, llegaba a soñar con él durante el transcurso de su órbita.

Entonces, en conclusión, sí lo conocía... ¿Pero, por qué no podía tocarlo?

¿Por qué no podía verlo?

¿Por qué no podía oírlo?

¿Por qué...?

"Mi mayor miedo se hizo realidad para aquel entonces

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"Mi mayor miedo se hizo realidad para aquel entonces...

Neptuno, mi primer amigo y mi mayor salvador, a quien más le debo en todo este vasto y misterioso sistema solar, había caído en las redes de la locura.

Fue prisionero de su propia órbita, de su soledad e inmenso silencio.

Estar tanto tiempo solo, le afectó mucho tal vez incluso más que a mí. Pero no culpo a mi amigo, yo también me hubiera vuelto loco en aquel lugar...

Es que, es tan... Inhóspito, desagradable... Yo no hubiera aguantado allí...

Lo admiro mucho querido diario... Es mi más grande planeta a seguir, pues a pesar de estar preso en aquella desagradable órbita, es capaz de sobrellevarlo...

No del todo, pero aún así lo admiro mucho...

Quisiera poder apoyarlo más..."

Cerró el diario de nuevo, y suspiró amargamente. ¿Hasta cuánto tardaría Neptuno en volver?

Sabía que no podía hacer nada, pero... Lo extrañaba demasiado...

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