Capítulo 3

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Mi querida amiga Cloe, me cedió por completo su tarea de mostrarles a los hermanos el colegio.

¿A qué hermanos?, pues a Tyler y su hermano, Laurent, ya que terriblemente tienen que estar una temporada por los negocios de sus padres, sólo espero que el pegajoso Tyler no este encima de mi constantemente porque estallaré como una inmensa bomba dejando a todo este maldito mundo sin vida.

Y a la primera que me pienso llevar será a mi queridísima amiga por ofrecerme sin ni siquiera preguntarme, ella piensa que entre Tyler y yo existe algún tipo de atracción, cosa que así no es y, por más que le he dicho y he intentado hacerle entender que no, sigue empeñada en que entre nosotros hay una química indescifrable.

Maldita.

-Bueno chicos, esto es todo, -estabamos en lo último del colegio, ya no quedaba nada por ser enseñado.

-Muy bonito la verdad, -hablo el mayor de los hermanos con poco interés.

Grosero.

-Que bueno que les haya gustado, -giro mis talones seguido de mi cuerpo, -Ahora me voy a mi clase, pasarla bien, chao.

Dando paso a mi salón se encontraba Cloe sentada en una de las mesas pegadas a la ventana observando Dios sabrá que a través de esta, cuando llego a ella dejo caer los libros ruidosamente sobre la mesa, le tiro una mirada amenazadora dándole entender que estaba enojada.

¿Cómo se le ocurre resignarme dicha tarea?, es que acaso no ve lo difícil e incómodo que fue para mí.

-Me las pagarás, -ríe por lo bajo dejando de prestarle atención al par de chicos que logro distinguir desde aquí., -¿y te ríes mujer?

-Como no reírse de tu amiga que recorrió cada rincón de este colegio para enseñarle a sus nuevos compañeros cada parte de él, -se carcajea en mis narices ignorando por completo mi enfado, -¿te duelen los pies?, venga, admite que fue divertido.

-No tiene gracia Cloe, este era tu deber, -le dejo notar mi furia

- Lo siento Anna , es que estaba muy cansada , -su risa no desaparece.

-Oh, muy bien Cloe, para la próxima, procura avisar antes o pensar en alguien más, -saque mis materiales, lista para que la clase comience.

El día en el colegio había sido agotador. Después de varias clases intensas y con la mente repleta de información, ansiaba llegar al receso para relajarme un poco. Me encontraba recostada junto a Cloe en unos de los casilleros del colegio, cuando notó que el chico de ojos esmeralda no paraba de tirarme miradas acosadoras.

Mis mejillas se tiñeron de un leve rubor al sentir la intensidad de las miradas del chico sobre mi. Me preguntaba qué era lo que pasaba con él y, sobre todo, qué era lo que pasaba conmigo misma. La tensión en el ambiente era palpable, y cada mirada furtiva que intercambiabamos parecía cargar el aire con electricidad.

En un momento dado, Cloe se despidió y se alejó, dejándome sola frente al chico arrogante. Él no perdió tiempo y se acercó lentamente hacia mi, con una sonrisa pícara en los labios que me hizo sentir aún más nerviosa.

-¿Qué tal, hermosa? ,parece que te he dejado sin palabras, -el chico con tono juguetón y una mirada divertida, observaba la reacción que tendría de mi parte, trague fuerte sintiendo mi garganta secarse en el proceso, nerviosamente antes de responder, intentando mantener mi compostura.

-No te confundas, solo estoy sorprendida por tu repentina valentía, -respondi con un tono desafiante, aunque en el fondo sentía mariposas revoloteando en ni estómago.

El chico soltó una risa suave y acercó su rostro al mío , susurrando casi en un susurro: "Me encanta cuando te pones así... tan... reacia a mis encantos". Sentí un escalofrío recorrer mi espalda ante la cercanía y su tono seductor.

Bajo Su EncantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora