Episodio seis: Una Presentación Inolvidable

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-Ya, ya. - murmuró Fang con comprensión -y un poco de asco-, mientras extendía delicadas palmadas sobre la espalda del joven amo. Luego de aquel episodio desafortunado de vómito, llevaron a Ayato de regreso a la orilla, procurando que su piel recuperara el tono natural. El muchacho, empapado en sudor, reflejaba una mirada inquieta. Con meticulosidad, Fang empleó un pañuelo para secar el sudor de su rostro, notando cómo los brillos regresaban a sus ojos. Claro, se había jurado odiarlo por la eternidad, pero seguía siendo humana y se sentía mal de haber ignorado las claras señales de preocupación de Ayato, antes en el puerto.

- Rogamos nos perdone, su señoría. No sabíamos que era usted cabeza del clan Kamisato. Por favor, acepte nuestras disculpas.- expresó Kazuha, asumiendo la responsabilidad en nombre suyo y de Beidou. Ayato, incapaz de mucho más, asintió.

- ¿Podrían ayudarme a llevarlo a casa? No tengo fuerzas suficientes por mi cuenta.- Pidió Fang.

- Por supuesto. -respondieron al unísono, tomando cada uno uno de los brazos de Ayato y emprendiendo el camino hacia el hogar de la familia Zhu.

"Mi papá me va a regañar."

Con gratitud, Fang despidió a sus compañeros una vez llegaron a su hogar, comprometiéndose a informarles de como seguiría Ayato. Luego, llevó con cierto esfuerzo al joven hasta su habitación. Durante el trayecto, habló con las sirvientas y les encargó una sopa para el señorito. Deposito por si sola a Ayato en la cama de la habitación en la que se había estado quedando, aún sudoroso, le quitó su chaqueta para que pudiera sentirse más fresco y respirar con más comodidad.

Acto seguido, sumergió un pañuelo en un balde con agua fría y lo aplicó sobre el rostro de Ayato, deshaciendo cualquier rastro de sudor impregnado en la piel. Entonces Fang lo regaño:

- ¿Por qué no dijiste que te sentías mal? Debiste ser mas cuidadoso. -Ayato entonces esbozó una sonrisa. Fang disimuló su preocupación con enojo: -Realmente me alarmaste, de ahora en adelante, al menos avísame de antemano. - lo reprendió.

Al pasar la toalla por las manos del joven con intención de limpiarlas notó que estaban heladas, Fang reaccionó de inmediato. Se levantó con cuidado, buscando guantes y medias para abrigarlo entre los cajones para abrigarlo. Tratando de no ser muy brusca, le puso las prendas al joven.

- Pronto recibirás una sopa, para que llenes tu vacío estómago después de todo lo que has expulsado. - Le dejó saber Fang antes de abandonar la habitación, con la intención de ver cuanto sería la demora de la preparación de la comida.

- Oh, la señorita me está cuidando- bromeó Ayato, -Quizás debería enfermarme con más frecuencia-. La mueca molesta en el rostro de Fang no pasó desapercibida por Ayato.

- Veo que te encuentras lo suficientemente recuperado como para hacer tus chistesitos. En ese caso, ¡no necesitas comer!

- ¿Qué? -titubeó Ayato, mientras Fang avanzaba hacia la salida con paso apresurado, dejando un estruendo ruido a su paso. Al salir, se encontró con una sirvienta y le encomendó:

-Por favor, prepare un baño y una muda ropa limpia para el señorito, después de que haya comido su sopa, ¿de acuerdo?

La sirvienta asintió y entró a la habitación del joven de la cual pudo escuchar unas cuantas palabras antes de que la puerta de esta se cerrará:

- ¡Fang, ven a darme de comer, no puedo mover las manos!

- ¡Come tierra!

Mi señorita ;; Kamisato AyatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora