- ¡Bien, eso nos deja una última cosa por resolver! - exclamó Fang, mientras con determinación tachaba los últimos pendientes de su lista, la satisfacción reflejada en sus ojos era casi imposible de poner en palabras.
- ¿Qué fue todo eso? - preguntó Ayato, caminando detrás de ella como era su costumbre.
- ¿Mhm? ¿De qué hablas? - Fang se detuvo y lo miró con una mezcla de sorpresa y confusión.
- Eso, lo que acabas de hacer. - replicó Ayato, con una pizca de incredulidad en su voz.
Fang lo observó con un aire de desconcierto genuino.
- No tengo idea de qué estás hablando. - respondió, encogiéndose de hombros mientras volvía a concentrarse en los preparativos.
- Ah, claro... - murmuró Ayato, dejando salir una pizca de sarcasmo en su voz. Fang, al notar el cambio en su tono, giró rápidamente sobre sus talones para encararlo.
- ¿Y ahora qué te pasa? Todo esto lo estoy haciendo por ti. - replicó Fang con irritación contenida, señalando los preparativos. - ¡Te conseguí al mejor pianista de Liyue para tu fiesta!
- Me pregunto si tus palabras son sinceras o simplemente estás tratando de distraerme con palabras adornadas... como hiciste con ese pianista. - Ayato levantó una ceja, desafiándola. - Por cierto, no tenía idea de que tenías tal habilidad para el coqueteo. Debo decir que me intriga con cuánto has tenido que practicar para volverte tan hábil. - añadió sin vergüenza.
- ¿De verdad estás reclamándome por eso? - Fang lo miró con una sonrisa ladina que denotaba incredulidad.
- ¿Y por qué no? - respondió Ayato, cruzándose de brazos y mostrándose visiblemente molesto.
- ¡Porque claramente lo hice para convencerlo! Solo le dije lo que quería escuchar. - se defendió ella.
- Claro, "solo lo que quería escuchar". - repitió Ayato, enfatizando sus palabras con sarcasmo. - Y, aparentemente, lo que también quería sentir, ya que no solo coqueteaste con él, sino que además tomaste su mano. - La acusó.
- ¡Oh, por favor! - resopló Fang, claramente exhaltada. - Piensa lo que quieras, contigo no se puede tener una conversación razonable. - dijo mientras se cruzaba de brazos y seguía por su camino.
Por un momento, ambos se quedaron en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos, pero la incomodidad se quebró cuando Fang, se percató de algo:
- Además, ¿a ti qué te importa con quién coquetee? - Fang lo señaló con dureza, deteniéndose de repente.
- ¿A qué te refieres? - respondió Ayato, frunciendo el ceño, anonadado por la pregunta, ridícula a su parecer. - ¿No te das cuenta de que te he estado cortejando desde que llegué?
- ¿Llamas a eso cortejo? - Fang soltó una risa incrédula. - Lo único que haces es burlarte de mí, hacer comentarios fuera de lugar y reírte como si nada de esto importara. ¿De verdad crees que eso es cortejar a alguien? Ni siquiera me haz dado un obsequio o algo.
- Es mi forma de cortejar, ¿No te has dado cuenta? Te molesto porque quiero estar cerca de ti, ¡No conozco otra forma de llamar tu atención! Además ¿acaso no cuenta si no te hago un obsequio?
- ¡No se trata de eso! No puedo saber si te lo estás tomando en serio. Es decir, ¿Como podría saberlo cuando todo el tiempo estas con tus bromas?
Ayato cruzó los brazos, tratando de mantener la compostura, pero era evidente que la situación lo estaba superando.
- ¿Y qué es lo que quieres, Fang? - preguntó, en una mezcla de frustración e impaciencia. - ¿Cómo se supone que me acerque a ti si todo lo que hago te molesta?
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Mi señorita ;; Kamisato Ayato
FanfictionZhu Fang, una doncella y heredera del próspero negocio de su padre, encuentra su mundo inundado por pretendientes provenientes de diversas naciones. Agobiada por esta constante corriente de cortejos, Fang decide solicitar la intervención de su padre...