Episodio quince: La Fiesta, ¡Al Fin!

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La noche finalmente había caído. Fang, después de haber pasado horas arreglándose, se dirigió directamente al salón donde la fiesta se llevaría a cabo. Todo lucía exactamente como lo había imaginado, gracias al esfuerzo de los empleados del hogar, a quienes ya había agradecido de antemano por su ayuda. Sin embargo, la ansiedad la acompañaba; era la primera vez que organizaba una celebración para alguien que no formaba parte de su familia. Recordó, de repente, que no había consultado los gustos de Ayato sobre la decoración, lo que le provocó una oleada de nervios. ¿Le agradaría todo esto o le parecería demasiado excesivo? Fang recorrió el lugar con sus ojos, y de repente todo le empezó a parecer muy exagerado, demasiadas flores, demasiadas decoraciones, demasiada comida y colores. Bien, ahora sí que estaba nerviosa. Mientras se perdía en esos pensamientos, una voz familiar la trajo de vuelta a la realidad.

- Ya estás aquí. - escuchó detrás de ella. Fang se giró rápidamente y se encontró cara a cara con Ayato, quien lucía bien parecido, más de lo habitual. - Te ves hermosa. -dijo Ayato en un tono suave y honesto.

Fang bajó la vista brevemente, repasando su propio atuendo de arriba abajo.

- Gracias. -respondió. - Tú tampoco estás nada mal.

Ayato soltó una pequeña risa.

- No me llamarás guapo, ¿verdad?

- Sabes que no - contestó Fang juguetonamente, siguiéndole el juego.

Ayato rió de nuevo, y esa risa tan natural y despreocupada, le brindó a Fang una sensación de alivio. Los últimos días entre ambos habían estado marcados por tensiones y silencios incómodos, pero esta vez, la interacción se sentía mas familiar, similar a como eran antes de la discusión, solo que esta vez, parecían llevarse incluso mejor.

- Me gusta la decoración. - añadió Ayato después de un breve silencio. - Te luciste.

Fang respiró profundamente, sintiendo que al menos uno de sus grandes preocupaciones de la noche había sido eliminada.

- ¿En serio? Qué alivio... Estaba preocupada de que no te gustara o que lo encontraras demasiado.  - confesó, exagerando un poco sus gestos.

- Debo admitir que en Inazuma este tipo de fiestas suelen ser más sobrias, más simples. Pero, precisamente por eso, esta me gusta. Es diferente.

Fang se sorprendió ante la confesionalidad.

- ¿Más sobrias y simples? - preguntó, queriendo entender mejor su comentario.

- Sí, - afirmó Ayato con una pequeña sonrisa. - normalmente, no hay tantos colores ni decoraciones tan elaboradas.

- Bueno, tomaré eso como un cumplido - dijo con calma. Ayato, con una sonrisa, añadió:

- Lo era.

Fang lo miró de nuevo, pero esta vez se encontró con la mirada de Ayato, ya fija en ella. Sus ojos no se apartaron, y algo en esa mirada la hizo sentir curiosidad. Ayato la observaba con una intensidad que no había percibido antes en el, como si sus ojos trataran de decirle palabras  que el no podría. Durante esos largos segundos, ambos se quedaron en silencio, atrapados en miradas que ninguno parecía tener la intención de romper.  Tal vez, en otra ocasión, Fang habría desviado la mirada o habría hecho un comentario sarcástico para aligerar el momento, pero esta vez no pudo encontrar una salida ingeniosa.

El ambiente se llenó de una tensión suave, casi invisible, pero lo suficientemente palpable como para que ambos la sintieran. No era una incomodidad desagradable, sino más bien una expectativa creciente, como si ambos esperaran algo del otro. Ayato la miraba con una tranquilidad que se diferenciaba de el torbellino de pensamientos que cruzaban la mente de Fang. Ni él ni ella se atrevían a romper ese momento tan distinto a sus interacciones habituales, especialmente con las que habían tenido últimamente.

Mi señorita ;; Kamisato AyatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora