𝐈

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 1 de Julio del 2018

Bajo el frío de la lluvia, y en la silenciosa compañía de la Luna, pude sentir una curiosa mirada sobre mi.

En nuestro día a día, existen millones de maneras para poder conseguir algo. Ya sea algo material o un simple favor. Se puede conseguir con algún detalle de por medio, quizás una pequeña reunión con la persona con quien buscabas aquello, incluso a través de alguna llamada o algún mensaje de texto por donde expresar el pedido. Esos y muchos métodos más se conocen para poder conseguir lo que tanto buscabas, y claro, eso también va a depender de lo que estás pidiendo, ya que al final ese pequeño detalle puede que cambie muchas cosas sobre la mesa. Vamos, que era más complicado si estabas yendo a por algo grande en ves de un favor más pequeño o económico para la otra persona.

Por mi lado eso era sin dudas algo complicado, porque pedir algo a mis padres era como si me lanzara sin salvavidas a la marea más profunda. Y no puedo negarlo, yo les comprendía un poco ante aquella situación, después de todo eran mis padres, y sabía que solo querían que las cosas salieran bien debido a mi condición física. Aunque de todos modos, yo ya tenía mayoría de edad, personalmente podía tomar las decisiones para mi persona sin necesidad de estar consultando a mis padres como mi hermano menor. Pero no, ellos tenían el control de las decisiones en el hogar, lo que me llevaba a tener que pedir permisos para ciertas cosas, aún si así fuera para comer un pequeño caramelo.

Por esas razones, no había dudado en aceptar para cenar con ellos, algo que normalmente no solía hacerlo mucho, ya que pasaba mayormente el tiempo en mi cuarto a pedido de mi madre, según palabras para estar fuera del peligro. Eran contadas las ocasiones en las cuales podía cenar junto a mi familia en la pequeña mesa, pero este día había sido una excepción sin dudas algunas. Ya que al parecer a mi padre le habían dado un gran ascenso en su trabajo, y bueno, eso significaba que teníamos que celebrarlo en familia, con una gran comida para todos, y sin dudas con algunas conversaciones que no podían aburrirme más. Simplemente conversaciones sobre sus trabajos o algunos temas de la familia de mi madre. Nada importante.

Con lentitud repase mi mirada sobre la mesa, observando con cautela a mi madre que hablaba animadamente sobre algún tema escolar con mi hermano menor, Jongho, mientras ambos tomaban con sus cubiertos algo de comida en sus platos. Era como un tipo de flan de chocolate, o al menos eso yo podía visualizar, realmente no era como algo de mi interés o gusto personal. Mientras que por otro lado mi padre solamente se mantenía en silencio observando a su familia, con una pequeña sonrisa de lado a lado, quizas feliz de poder pasar tiempo con su familia en tranquilidad sin problemas, que sin dudas no era algo muy común dentro de este pequeño hogar.

No podía negarlo, estaba nervioso, lo podía notar por el fuerte palpitar de mi corazón, y las incómodas pero pequeñas gotas de sudor que comenzaban a deslizarse por las palmas de mis manos. Bajo mi mirada, mi platillo de comida estaba casi de forma intacta, aunque de todos modos no tenía mucho apetito. Ya era aburrido tener que comer casi todos los días lo mismo, las típicas verduras hervidas con el pequeño platillo de arroz sin condimentos algunos, mientras que mi familia no dudaba en devorar un gran plato de puré con un buen trozo de carne, seguramente de calidad debido al jugo que desprendía.

Se me hacía agua la boca con tal solo verlo.

Aunque prontamente llamó mi atención la suave mirada que tenia sobre mi. Pude notar que era mi progenitora quien me observaba con una de sus arregladas cejas hacía arriba, un gesto que ella solía hacer cuando se daba cuenta de que algo no estaba bien. Sinceramente estaba sorprendido con su nivel, yo realmente hubiera dejado pasar los suaves detalles. Suponía que se debía a la intuición de una madre, algo que jamás entenderé personalmente; Por lo que en silencio desvié un poco mi mirada, aún con los nervios a flor de piel, aunque no pude mantenerlo ya que un suave toque en mi mano me hizo captar la mirada la mujer en pocos segundos.

𝘌𝘭 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘴 || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora