𝘌𝘭 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘴 || Woosan

𝐗𝐕

12 de octubre del 2018

Era la primera vez que te veía tan reluciente, con tu hermosa sonrisa mientras disfrutabas de pasar un día tan importante a su lado. Se que no es algo tan relevante, pero, realmente hoy te veías hermoso mientras reías.

El clima era cómodo, con el suave viento pero también con los rayos del sol que golpeaban de vez en cuando entre las gruesas cortinas. Era simplemente una mañana perfecta, de esas mañanas de las cuales solo deseabas estar bajo tus mantas hasta pasado de las doce, simplemente con tus parpados cerrados o viendo alguna serie mientras comes algo para llenar el estomagó. Algo que me gustaba hacer a menudo sin dudas algunas, solo que mi pasatiempo, era más que nada acariciar los largos cabellos de mi pareja mientras observaba el amanecer irse para darle paso al fuerte sol. Más, tenia bastante claro que no podía hacer eso el día de hoy, por que habían muchas cosas que hacer desde la mañana en si. No eran cosas que podía dejar de lado, sinceramente si dejaba de lado todo el plan que había preparado, me gustaría ser enterrado vivo antes de tan solo pensar en haberlo olvidado.

Era doce de octubre, el cumpleaños de Jongho. Cumplía dieciocho años, y eso era algo que sin dudas necesitaba celebrar a su lado, sin importar cuan mal estuviera. Era mi hermano menor, no podía no celebrar su cumpleaños por culpa de mi enfermedad. Al contrario, solo deseaba dar todo de mi aún si fuera como mi ultimo aliento para poder ver una hermosa sonrisa en su rostro en un día tan especial como este. Sin dudas Jongho merecía mucho, así que a pesar de las circunstancias que habían en el día a día, haría todo lo posible para que las cosas salieran como se habían estado planeando. Igualmente no era mucho, sinceramente intentaría más que nada hacer un regalo o comprar algo de su gusto por internet, si no mal recordaba, Wooyoung también había pedido en silencio que le comentara un poco de los gustos de mi hermano.

No había sido difícil pensar en un regalo, de hecho había sido relativamente fácil si me ponía en mi situación. De todos modos, con mis ahorros y la ayuda de mi pareja, pude comprarle una consola que el tanto quería últimamente y bueno, también para recompensar el hecho de que yo tengo la suya hace meses. No puedo negar que me dolió un poco tener que gastar lo ultimo que tenia en mano, pero sabía de corazón que valdría mucho la pena poder ver la sonrisa de mi hermano en su momento. Por otro lado, no tenia mucha idea de que pudo haber preparado mi mayor para Jongho, ya que en su momento cuando le consulte al respecto, simplemente me observo con aquellas miradas apagadas antes de simplemente sonreír, dejando en claro que sería un secreto para el día tan esperado. Día, que ya había llegado, algo que claramente mi curiosidad aumentara por los minutos que pasaban.

Igualmente no debía de pensar mucho en eso ahora, apenas eran casi las nueve de la mañana y ya habían varias cosas que debería de haber estado haciendo en ves de mantenerme acostado entre las mantas. Más, realmente no tenia muchas ganas de levantarme como tal, estaba cómodo mientras acariciaba los largos cabellos un poco húmedos de mi pareja, sinceramente, jamás podre comprender por que solía bañarse por las noches, más que nada por que me preocupaba que un día de estos, terminara enfermándose por dormirse con su cabello húmedo de manera seguida. Aunque tampoco podía enojarme, al final las mañanas eran bastantes caóticas últimamente y no había mucho tiempo para poder darse un buen baño como solía serlo hace unos días. En cierto modo no podía negar que me culpaba un poco de eso, algo que me carcomía en el silencio, apretando casi con ligereza mis labios para pedir disculpas durante las largas noches.

De todos modos siempre estaba ahí mi mayor para repetirme que no era un real problema, algo que a pesar no me ayudaba mucho, lograba calmar un poco más mis arrebatados latidos, permitiéndome respirar unas horas más; Tuve que tomar un pequeño suspiro, realmente hoy solo deseaba tener un día tranquilo, por lo que mucho más animado luego de aquellos pensamientos, con cuidado decidí comenzar a apretar con ligereza las abultadas mejillas que tenia sobre mi brazo, escuchando con cariño los pequeños quejidos que salían de los resecos labios. Por primera vez en esta semana, pude apoyarme sobre mi cuerpo para dejar castos besos sobre sus mejillas, soltando una risa cuando abrió sus parpados con lentitud ante las muestras de cariño a tales horas de la mañana. No puedo negar que mi corazón salto de emoción cuando su mirada choco contra la mía, envolviéndome de sus emociones más profundas con tal solo unos segundos.