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10 de julio del 2018

Me perdí en su mirada, es que el color de sus ojos me encantaba; no eran ni azules, ni verdes. Eran color café, café que quita el sueño, café que produce desvelos.

Mis ojos dolían por cada pestañeo que daba, era una sensación molesta que aumentaba por cada segundo que pasaba. Mi cuerpo estaba pesado, pero los latidos de mi corazón eran tranquilos a comparación de mi mente, llena de pensamientos que venían una tras otro. Si no fuera porque sabía la razón por la cual me encontraba así, seguramente hubiera pensado que ya había llegado el momento de mi más esperada muerte.

La razón era tan simple como recordar aquella dulce voz bajo el tranquilo sonido de la lluvia chocar contra el cemento. No podía evitar repetir aquella escena como un disco rallado, consecuencia del porque no había podido dormir como quería y mayormente despertar cada una hora durante la madrugada, con el amargo sabor en mi boca. No eran malos sueños en si, era uno mismo, la misma escena y era molesto, porque mi cuerpo se sentía pesado, no podía hablar y tampoco moverme, era como aquellos sueños en los que sabías perfectamente que estabas soñando, pero más, no podías controlarlo.

Por esa razón me había quedado básicamente en cama. El horario de hoy iba a ser pesado y realmente necesitaba esas energías que no había logrado tomar, si no mal recordaba tenia una sesión con el Doctor Kim durante el desayuno, antes de que viniera el Enfermero Kang para llevarme de una vez a la sala de operaciones con el personal. Tenia miedo, no podía negarlo, odiaba las operaciones con todo mi ser. Tenia miedo de no despertar jamás, de que mi ultimo recuerdo fuera algo que yo no quería.

Al menos esta vez no iba a estar anestesiado por completo, por lo que podría estar consciente en cierto punto y quizas saber que no me iría pronto de este mundo, aunque vivirlo era mucho peor a decir verdad.

De todos modos tuve que removerme una vez más en las sabanas, apretando mis ojos con fuerza cuando el ardor y la pesadez me atacaron una vez más en estas pocas horas. Fue una tortura sentarme, mi cuerpo totalmente gritando piedad mientras que mi cabeza me repetía que tenia que por lo menos sentarme bien unos segundos para recuperar un poco de fuerza. Si mi hermano me estuviera viendo en esta situación por un chico, seguramente se hubiera estado riendo mucho de mi persona.

Sobre todo porque fue la primera vez que alguien llamo mi atención.

Suspire cansado y el sonido de una queja no paso desapercibida de mis labios cuando me di cuenta que me había quedado dormido con la ropa de ayer, algo que consideraba asqueroso debido a que la había usado todo un día entero y ahora más una noche completa; Pase mi mirada por la mesa de noche, observando el pequeño reloj digital que había estado desde un inicio. Quise arrancarme los ojos la ver que no tendría tiempo de cambiarme, prácticamente el Doctor Kim estaba a nada de llegar y no seria un gusto que me vea semi desnudo.

La pereza era demasiado para mi, sobre todo por la cantidad de sueño que comenzaba a crecer por cada segundo que pasaba y realmente me hubiera quedado nuevamente dormido si no fuera por el suave toque de la puerta llamo completamente mi atención, logrando que pasara mi palma algo tibia sobre mi rostro mientras una pequeña sonrisa se posaba en ellos al escuchar el suave traqueteo de las llaves moverse.

Suavemente estiro mi cuerpo, sintiendo el crujir de mis huesos con gusto, haciéndome despertar unos segundos. Con cuidado baje mis brazos, abriendo mis parpados para por fin observar la figura que me observaba de pie, con sus brazos cruzados. El Doctor Kim, sin dudas era alguien que le gustaba presumir lo que usaba. Con aquel atuendo blanco por completo, pero se notaba perfectamente que había sido modificado debido a pequeños detalles, su enorme bolsa que no pude evitar darme cuenta que era de una marca cara, Louis Vuitton en toda su forma.

𝘌𝘭 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘴 || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora