𝐈𝐗

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18 de agosto del 2018

Todo fue tan espontáneo, tan natural, que a ninguno de los dos nos pareció nada raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miráramos a los ojos como dos tontos.

Mis parpados pesaban, era como sentir una leve presión que te obligaba a cerrarlos por algunos segundos y al final terminabas durmiendo más de la cuenta. No sabía cuanto tiempo realmente llevaba de ese modo, pero ya comenzaba a ser algo molesto, aunque sin dudas asumía por completo la culpa de que eso estuviera pasando, después de todo, anoche me había quedado más tiempo despierto, casi cayendo a las cuatro donde caí rendido sobre la camilla. Realmente no pensé que habría alguna consecuencia por eso, pero ahora que estaba pasando esto, podría decirse que si la había.

Deseaba moverme para poder despertar mucho mejor, pero nuevamente como una costumbre, Wooyoung se había quedado a dormir esa noche, por lo que significaba que estaba atrapado en su pequeño cuerpo. Adoraba dormir con el y ahora todavía más, que tenia el libre permiso de mucho más contacto gracias a lo que había pasado hace unos días. Era todo más, tranquilo, no tenia dudas de eso. Pero realmente en momentos como este, deseaba muy profundamente que mi chico no fuera tan pegadizo al dormir, por que no había forma de separarle a menos que el mismo se despertara.

Tampoco es que deseara despertarle, ayer había notado que estaba algo más cansado de lo usual, aún cuando el dijo que todo estaba bien, no era necesario que lo dijera, era cosa de ver su rostro un poco más adormecido y el como sus propios pies tropezaban al caminar. Por lo que realmente deseaba dejarlo dormir como se debía, pero era tarde y lo sabía por las bolsitas de medicamentos que había sobre la mesita de noche, seguramente el Enfermero Kang había entrado hace mucho para dejar todo listo, ya que incluso podía sentir el suave aroma del desayuno.

Decidi respirar unos segundos antes de bajar mi mirada a mi pecho. Como era común de ver, su mejilla estaba completamente aplastada sobre mi tórax, sus delicadas manos apoyadas sobre mi abdomen y como cada noche, completamente aferrado a mi cintura con sus piernas. Lentamente, con mi mano libre, acaricie su suave piel de su espalda baja, apretando con cariño mi nariz sobre su cabeza, aspirando el dulce aroma a coco, que hace poco, había descubierto que era uno de los productos que usualmente usaba. Amaba mucho estos momentos, donde el calor del sol golpeaba nuestros cuerpos y simplemente podía despertarle con pequeñas caricias.

La punta de mi nariz bajo con suavidad por su cabellera, llegando al punto de su frente donde no dude mucho en depositar un pequeño beso. Su piel estaba cálida, seguramente por la absurda cantidad de mantas que tenia encima, algo que me seguía extrañando un poco. ¿Quién dormía con mantas en medio verano?, hasta ahora, puedo decir que el chico era extraordinario para aguantar el calor; Con cuidado aprete su cintura para tirar su cuerpo sobre el mío por completo, era mucho más cómodo de esa forma que estar con mi brazo entumecido y mi costado ardiente. Tampoco era algo que solía hacer mucho, más que nada por que mayormente Wooyoung solía despertarse con el más mínimo movimiento, algo que al parecer hoy no seria el caso.

Mucho más cómodo que antes, con el chico sobre mi cuerpo, pude por fin girar mi cabeza a la mesa de noche para poder ver la hora. Y como lo esperaba, ya eran pasadas las once, era temprano aún para mi, pero no para la persona sobre mi. Eso me hizo sentir un poco mal, ya que realmente deseaba dejarle descansar más del tiempo estimado, pero sabía que si lo hacía, seguramente me ganaría un enojo de su parte, algo que no eh pasado nunca con el y realmente no deseaba averiguarlo, mucho menos de esta forma.

No sabía cual seria la mejor forma de despertarle, básicamente podía perfectamente hablarle e intentarlo, pero aún tenia un poco de dolor de garganta por lo tanto que había hablado anoche, por lo que mi opción más cercana era apretarle hasta que decidiera abrir su misteriosa mirada; Las yemas de mis dedos apretaron su cintura una vez más, en una especie de abrazó que lentamente proporcionaba pequeñas caricias sobre la tela de su pijama. Quise soltar una risa al escuchar como se quejaba, sintiendo su cuerpo removerse antes de que un pequeño suspiro chocara contra mi piel. Solo cuando vi como subía su mirada, supe que estaba mucho más despierto que hace unos segundos.

𝘌𝘭 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘴 || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora