7 de julio del 2018Algunos desastres tienen bonita sonrisa.
Nuevamente la noche había caído demasiado rápido, tal cual lo había sentido los últimos días de esta semana. Podría decir que quizas fue la semana más aburrida, pero eso sería una mentira demasiado vil para ser real, la verdad era que fue la semana más interesante de todas, había conocido gente que puedo decir que eran un poco más cercanos de lo que esperaba, las comidas eran deliciosas y tenia mucho tiempo para poder descubrir varias cosas.
Pero quizas lo que mantenía entretenido el día a día, había sido el chico del paraguas que aún no sabía cual era su nombre, tampoco como era su voz o mucho más lejos de lo que habían sido esos días.
Se había convertido en una rutina, solía cenar mucho más temprano de lo que estaba acostumbrado, me arreglaba de forma cómoda antes de tomar prestado el paraguas de mi Enfermero. Ver al chico se había hecho una costumbre, solamente acompañándole en el silencio del lugar, observando a la nada por horas que parecían ser bastantes rápidas, ciertamente algo que me llegaba a molestar, ya que deseaba pasar más tiempo a su lado y quizas, obtener algo de voluntad para decir un simple "Hola".
Como todas las noches de esta semana, me había arreglado y bajado, posándome a su lado mientras observábamos a la misma nada. No era incomodidad, tampoco algún tipo de comodidad, simplemente era una compañía mutua. Igualmente de forma inevitable mi mirada caía de vez en cuando en el, delineando con mi mirada su etéreo perfil, la forma curiosa en la que su manzana de Adam se movía de vez en cuando, como arrugaba su nariz o las pequeñas arrugas que se formaban sobre su frente cuando alguna gota de la lluvia resbalaba por su fino rostro.
Era extraño, algo misterioso la forma en la que simplemente aceptaba en silencio todo, sin darse cuenta del caos que formaba a su alrededor con tal solo su presencia. El chico del paraguas simplemente era una obra la cual se podía admirar, más no hablar, tampoco tocar, podías observar el tiempo que te daba la lluvia para obtener quizas un recuerdo mas solidó.
Esa era la rutina que había creado en estos momentos, creo que habían pasado al menos unos cuatro días desde que había tomado la decisión de bajar a su lado, una semana desde que lo había visto. Lo comencé a describir como mi libertad, el chico del paraguas era mi libertad, como un pequeño foco que me obligaba a salir de la rutina, que me obligaba a descubrir más cosas de lo que había visto en mis inútiles diecinueve años de vida. Básicamente, no había otra forma de llamarlo.
Pero nuevamente aquel sonido algo escandaloso de su alarma me saco de mis largos pensamientos. ¿Tan rápido había pasado el tiempo?, no pude más que suspirar en mi sitio, escuchando el sonido de sus zapatos alejarse cada vez más de mi persona. Me preguntaba, a donde iba a esa hora, que hacia, como se llamaba, porque siempre usaba la misma chaqueta y el mismo paraguas. Habían miles de preguntas que se creaban en mi cabeza, preguntas que no tenían una clara solución.
De todos modos me tuve que obligar a retroceder por el mismo camino de siempre, la misma rutina de caminar por los algo oscuros pasillos del hospital, tener el cuidado de que no me viera ningún otro del personal que no fuera mi Enfermero favorito.
Tampoco fue complicado llegar y realmente tuve que haber estado demasiado cansado en este punto que en el leve momento de haber chocado contra las cálidas mantas, mi cuerpo se había relajado por completo, permitiéndome ingresar aquel etapa de descanso asegurado, pero inevitablemente no pude evitar pensar en algunas cosas para el día de mañana. Algo que deseaba hacer si o si con el chico del paraguas.
8 de julio del 2018
Somos una casualidad llena de intención.
El dolor en mi espalda apenas desperté me estaba matando internamente sin dudas algunas. Dormir con ropa del anterior y quizas unas botas más grandes que tres pares juntos había sido una de las peores ideas que pude haber pensado en mi vida, aunque siendo realista, no lo había pensado, si no, que simplemente sucedió cuando menos me lo esperaba. De todos modos, quería golpearme a mi mismo por haberme dejado llevar.
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𝘌𝘭 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘨𝘶𝘢𝘴 || Woosan
Fanfiction"El era como la lluvia, misterioso, caótico, divertido y melancólico. Con su sola presencia, hacia un caos en mi débil corazón, su forma de ver el mundo y de verme a mi, cautivaron el más profundo sentimiento de amor y libertad. El, era mi libertad...