Parte 6

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Hermione se había quitado el jersey en algún momento de la noche, y ahora solo tenía puesta una fina camiseta y los pantalones del pijama. Ron no la podía culpar porque la verdad es que se estaba muy bien, con dos mantas y dos cuerpos. No obstante, le parecía divertido e increíblemente excitante que hubieran llegado al punto de tener que empezar a arreglárselas para tener menos calor cuando compartían la cama.

Ron se había vuelto a poner boca arriba, con la cabeza de Hermione apoyada en el brazo, pero esta vez, con la cara vuelta hacia él y casi tumbada sobre su propio estómago. El pie izquierdo de Hermione estaba casi entre las espinillas de Ron, y la mayor parte de la pierna de ella estaba sobre la de él a la vez que tenía el brazo izquierdo sobre las costillas del chico, dejando que la mano colgara sobre el borde de la cama. Ron sentía cada respiración de Hermione mientras los pechos de ella estaban apretados contra el costado de él.

Era una maldita suerte que las mantas aún le cubrieran la cintura.

Pensó en la noche anterior casi como si estuviera flotando en una nube confusa de sueño. A la luz de la mañana que brillaba a través de las paredes de la tienda, se le aceleró el corazón de nuevo, avergonzándose por haberle besado los dedos. Al menos Hermione ya no parecía estar nerviosa por la proximidad física, mientras dormía.

Notó que Hermione se movía contra él y levantaba la cara, encontrándose con la mirada de él. Sobresaltada porque la estaba observando, se estremeció levemente, aunque no se alejó.

—Hey— le dijo Ron con la garganta áspera.

Hermione se sonrojó casi de manera imperceptible antes de aclararse la garganta y humedecerse los labios.

—Hey— le susurró ella.

Hermione le presionó la palma de la mano en el estómago cuando se incorporó un poco en la cama, y Ron se atragantó en silencio al sentir los pequeños dedos de ella tan abajo.

—Ha dejado de llover— comentó Hermione mirando la pared de lona y escuchando—. Deberíamos mover la tienda antes de que empiece otra vez.

Se dio cuenta de pronto de que aún tenía la mano extendida sobre la espalda de Hermione, así que la dejó caer sobre el colchón mientras ella quitaba la pierna de encima de él. Hermione se sentó en la cama y se recogió el pelo detrás de las orejas, y Ron tuvo que apartar la mirada y centrarse en un punto por encima de los hombros de ella porque le había vislumbrado la parte superior del pecho, viendo más piel de la que había visto antes.

Estaba empezando a preocuparse por cómo iba a escapar de allí sin que Hermione lo viese cuando ella se movió de nuevo y le colocó las piernas sobre las rodillas, deslizándose sobre su cuerpo para salir de la cama. Él cerró los ojos y se resistió a maldecir en voz alta ante la sensación del culo de Hermione sobre su cuerpo. Cuando volvió a abrir los ojos, ella le estaba dando la espalda y se estaba recogiendo el pelo, girándolo y asegurándolo con un grueso coletero.

Los ruidos que se oían en la cocina los alertaron de la presencia de Harry, muy cerca, y Ron no estaba seguro, pero se preguntó si había alguna relación entre ese hecho y el rápido movimiento de Hermione para ponerse el jersey sobre la camiseta, con las mejillas más sonrojadas que antes.

—Voy a ver qué podemos desayunar— murmuró alejándose de él sin mirar atrás.

El pueblo de Mold-on-the-Wold estaba tranquilo y nublado, y aunque la lluvia había parado de momento, amenazaba con volver a desatarse la tormenta antes de que acabase el día. Habían levantado los hechizos protectores y estaban sentados frente a un pequeño fuego a la entrada de la tienda, los tres: Hermione rodeada de su media docena de libros habitual y Harry deshaciendo los nudos de los cordones de sus botas.

Pausa (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora