Parte 9

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Tenía las uñas de Hermione clavadas en el antebrazo, y el dolor lo despertó. Estaba a punto de decirle algo cuando se dio cuenta, alarmado, de que todavía estaba dormida. Se estaba empezando a librar de la inconsciencia y estaba entrando en la familiar sacudida vertiginosa que le daba el corazón al despertarse en la cama de ella... cuando Hermione hizo... un sonido nuevo.

Un gemido, si era sincero.

Se congeló y dejó de respirar. Las uñas de ella le seguían pellizcando la piel levemente, aunque se le habían separado los labios, tenía el cuerpo ligeramente torcido sobre la espalda y se le escapó otro suave ruidito con la siguiente respiración... La dolorosa sensación que le había despertado unos segundos antes ya no se sentía nada negativa...

Observó cómo se movían las sombras por el cuerpo de Hermione y vio que doblaba la rodilla mientras se le solapaban los muslos, rozándolas exactamente una vez. Se le había subido la camiseta de él, revelando mucha piel desnuda. Hermione respiraba de forma audible a través de la boca, estremeciéndose.

De ninguna jodida manera era lo que parecía. ¿Verdad?

Porque parecía que estaba teniendo un sueño... el tipo de sueño que él nunca querría que Hermione supiera que tenía sobre ella. Vale, eso no era cierto. De hecho, quería que ella lo supiera, de esa manera hipotéticamente vaga y distante que imaginaba que iba a llegar en algún momento, donde los dos iban a estar totalmente solos y donde definitivamente no iban a llevar ropa.

De repente, la habitación estaba dando vueltas y los pantalones le estaban demasiado apretados.

Hermione le aflojó el agarre del brazo y él se vio inundado, de inmediato, como un loco, por el deseo de tocarla, a pesar de que seguía luchando por comprender que en realidad estaba despierto, así que le era imposible imaginarse moviendo las manos que, de todos modos en ese momento, no parecían pertenecerle. El pelo de Hermione estaba extendido sobre la almohada, le caían los rizos desordenados sobre los hombros. Cuando ella dobló la pierna otro centímetro, la planta del pie descalza se quedó presionada contra la espinilla de él.

Y Hermione abrió los ojos.

Desafortunadamente, Ron la estaba mirando sin apenas parpadear y ella se encontró con su mirada de inmediato. Hermione abrió aún más los ojos y se sacudió para sentarse, apartando la vista de la de él en lo que solo se podía describir como mortificación.

Incluso en la tenue luz del amanecer, Ron vio con claridad como se sonrojaba profundamente, y el rubor le bajaba por el cuello hasta el... el... La camiseta de él se le había deslizado y tenía una imagen directa de la hinchazón de los pechos de Hermione sobre la parte superior del algodón azul mientras ella respiraba de manera errática.

La mano de ella todavía descansaba sobre el brazo de Ron, y ella notó en ese mismo momento que él se había dado cuenta.

—¡Lo siento!— se atragantó, la mano voló lejos de la de él para quedarse quiera en el aire— Tengo que...— Hermione se abalanzó sobre él y Ron apenas tuvo tiempo de apartar las caderas mientras ella se arrastraba fuera de la cama—. ¡Baño!— chilló mientras salía corriendo de la habitación sin mirar atrás.

Todo lo que pudo escuchar durante varios segundos fue un zumbido en los oídos. Y luego, completo silencio. Demasiado silencio. El baño estaba a unos metros, atravesando la sala de estar. ¿Había puesto Hermione de verdad...?

Había silenciado el jodido baño. Era la única respuesta.

Lo intentó, pero no pudo tragar saliva, recuperando de repente el uso de las extremidades.

Pausa (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora