Parte 21

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Cuando se despertó, Hermione le daba la espalda, y él tenía la mano enterrada en el pelo de ella. Se dio cuenta de que casi había amanecido por la brumosa luz que brillaba alrededor, a través de la lona.

Movió los dedos con lentitud, sintiendo los rizos gruesos de Hermione entre ellos. Era tan deliciosamente reconfortante despertase con ella de esa manera. Respiró lenta y profundamente, buscando alguna sensación de futuro al que aferrarse. Se intentó imaginar un piso de los dos, en Londres quizás. Estaban a salvo y era una tranquila mañana de domingo, y no tenían que estar en ningún otro sitio que no fuese allí, con el otro.

Le peinó el pelo de forma distraída con la mano, la visión un poco borrosa aun de sueño, y aunque sabía que se tendría que levantar y enfrentar pronto la realidad, se permitió olvidarse solo un rato más, como cuando tomas ese primer sorbo de agua al borde del desierto. Así es como mejoraba, eso era lo que los hacía seguir hacia delante.

Se permitió pensar libremente en la palabra, porque dentro de su propia cabeza no importaba. La petición de Hermione de no pronunciar ciertas palabras no las hacía menos reales. De hecho, a veces debido a lo obsesionado que estaba con retenerlas, de alguna manera las hacía más fuertes.

—¿En qué estás pensando?— le susurró ella, todavía de cara a la pared de lona; no se había dado cuenta de que estaba despierta.

Consideró durante un rato cómo debía responderle. Una sola palabra flotaba hacia la superficie.

—Jabón— le murmuró contra la parte posterior del cuello, a través del pelo.

El silencio los envolvió de nuevo, y Ron esperó con todas sus fuerzas que ella lo entendiera, que se acordaría de la intensa conversación que tuvieron en el baño hacía varios días. Aparte del breve error de la noche anterior, la única evidencia sólida que le había dado con anterioridad, cuando casi se le había escapado y le había dicho la palabra, era el olor de su jabón. Amor.

Al fin, Hermione se aclaró la garganta ligeramente.

—¿Jabón?— le repitió temblorosa.

—Sí.

—¿Piensas... mucho en el jabón?

Maldita sea, lo había entendido. Sonrió y cerró los ojos.

—Todos los días.

Hubo una breve pausa, un fuerte resoplido, y ella le dijo:

—Yo también pienso en el jabón, mucho.

Ron parpadeó, mirándole la parte trasera de la cabeza, por un momento abrumado antes de sentir que le atravesaba una oleada de genialidad. Joder, esa podía ser la cosa más inteligente que había hecho jamás. Ahora lo podían decir en cualquier momento y sabrían lo que significaba sin tener que decirlo en realidad.

Hermione se dio la vuelta para mirarlo, con cara de sueño, pero sorprendida...quizás también un poco complacida. Respiró profundamente, luego extendió la mano para envolver los dedos alrededor del cuello de la camiseta de Ron. Él le deslizó la mano por el costado del cuello, luego le pasó el pulgar por la mejilla y vio cómo cerraba los ojos.

—Me estaba imaginando que no teníamos nada que hacer, así que nos quedábamos todo el día en la cama— dijo, moviendo el pulgar una segunda vez.

Hermione sonrió con los ojos aún cerrados.

—Seguro que lo hacemos, tan pronto como estemos en casa.

Por un instante, pensó confesarle que había estado pensando en su hogar, juntos. Pero dormir tan cerca de ella y hablar de jabón lo había vuelto más atrevido de lo que tal vez debería haber sido. Arrastró las yemas de los dedos por el cuello de Hermione y luego la soltó.

Pausa (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora