Parte 7

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Ron se despertó y estaba solo.

Todavía estaba bastante oscuro fuera y escuchaba los ligeros ronquidos de Harry desde la cama a su derecha. Se movió debajo de la maraña de mantas, reflexionando sobre si se podría volver a dormir o si mejor se unía a Hermione fuera. Mientras yacía allí, recuperando la plena consciencia, se le vino a la cabeza que Harry debía de haberlo visto en la cama de Hermione...

La idea le rondó la mente y no ubicaba exactamente cómo le hacía sentir.

En primer lugar, pensó que Harry, al menos, debía saber casi todo acerca de sus sentimientos. Después de lo del guardapelo y de lo que le había dicho Harry... Bueno, todo había quedado bastante claro. Y la verdad es que, desde hacía meses, probablemente años, sospechaba que Harry ya sabía muchas de las cosas no dichas, entre ellas que la relación entre Ron y Hermione nunca había sido igual que la suya con Harry.

Pero, en segundo lugar, por mucho que Ron quisiera a Harry y por mucho que confiase en que supiera más de lo que él podía expresar con palabras, su amigo también podía ser increíblemente ajeno a las cosas que sucedían fuera de su ámbito de preocupación. No es que a Harry no le importase, es que tenía muchas malditas cosas en la mente, y la mayoría de ellas correspondían a una imagen mucho más extensa que si sus dos mejores amigos estaban durmiendo en la misma cama o no... Ron consideró que casi se podía decir lo mismo de él, solo que al menos él sí que tenía una excusa...

Pero entonces, el tercer problema era la esperanza de que Harry no se sintiera como que lo habían dejado fuera de alguna decisión al no compartir con él... pero ¿compartir el qué exactamente?

Se sentó en la cama y se alborotó el pelo con la mano antes de intentar peinárselo. No había nada que contar porque literalmente no sabía lo que decir si alguien le preguntaba. Una parte de él había renunciado a esa necesidad de decir cada palabra ahora después de haber sentido muchas cosas entre ellos que no podría haber explicado antes de haberlas experimentado. Pero aún había un extraño anhelo por las cosas que deseaba poder soltar, por ella. Hermione no quería hablar. Todavía no. Y Ron no podía arruinar eso.

No se iba a dormir otra vez, estaba seguro. Así que se levantó, se estiró y se puso la capa que tenía más cerca, parpadeando con cansancio y saliendo de la tienda.

Habían estado sentados en un silencio relativamente cómodo mientras el sol comenzaba a salir. El único pensamiento que se le arremolinaba nervioso en la mente era si debería preguntarle a Hermione por Harry. Ella no le había dado ninguna razón para pensar que alguna vez había considerado lo que podía pensar Harry. Y eso lo hacía dudar sobre si se debería preocupar. Sin embargo, no se lo iba a poder sacar de la cabeza... sin sacárselo de la cabeza. No estaba acostumbrado a hacer este tipo de cosas, así que le llevó bastante tiempo saber qué decir... lo suficiente como para que hubiera amanecido por completo y pudieran volver a la tienda cuando quisieran, así que era la última oportunidad.

—Probablemente Harry me ha visto en tu cama.

—¿Y?— le preguntó Hermione bostezando.

Ron se rio, satisfecho de que ese hubiera sido el camino más largo hacia la conversación más corta que jamás habían tenido.

—Eso es todo— sonrió—. ¿Tienes hambre?

Hermione parpadeó antes de devolverle la sonrisa.

A media tarde se había instalado en la tienda una especie de aire apático y lúgubre y ninguno había tenido una revelación repentina sobre lo que debían hacer a continuación. Por lo tanto, se dedicaron a hojear las notas y los libros que ya habían leído (Hermione) innumerables veces. Harry solo había salido fuera para tomar un poco de aire, y Hermione había estado sentada en silencio en la misma posición en el sofá tanto rato que Ron casi se había olvidado de que todavía estaba en la habitación. Ella suspiró, deslizando las notas al regazo y cerrando los ojos un momento.

Pausa (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora