capítulo 1

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La noche estaba espesa con una densa niebla que parecía adherirse al suelo, dificultando ver más allá de unos pocos metros delante de la cara.  El aire era fresco, trayendo consigo el indicio de la inminente llegada del otoño.  Fue bajo este etéreo manto de oscuridad que Arthur, un hombre de 26 años con penetrantes ojos azules y una rebelde mata de cabello rubio sucio, merodeaba silenciosamente por la tranquila ciudad.  Sus movimientos eran fluidos y elegantes, casi como los de un depredador acechando a su presa.  En sus manos sostenía un afilado cuchillo de caza, cuya hoja brillaba amenazadoramente en la tenue luz que se filtraba a través de la niebla.

El corazón de Arthur se aceleró con anticipación mientras se acercaba a su próximo objetivo.  Llevaba semanas planificando esto, estudiando meticulosamente los hábitos y rutinas de la víctima.  Sabía exactamente dónde encontrarlos y cómo asegurarse de que nunca más los encontrarían.  A medida que se acercaba, podía sentir que su respiración se aceleraba y la adrenalina corría por sus venas.  Estaba vivo, más vivo que nunca, y todo gracias a Matthew.

Matthew, un poeta de 23 años, de alguna manera había logrado atravesar los muros cuidadosamente construidos por Arthur.  Vio algo en Arthur que nadie más vio: un alma perdida que necesitaba amor y comprensión.  Al principio, Arthur se resistió.  Sabía lo que era, lo que había hecho y no merecía la felicidad.  Pero poco a poco, con el tiempo, el amor de Matthew debilitó sus defensas y se encontró enamorándose del poeta.

Su relación era compleja y llena de peligros.  Arthur luchó con su doble naturaleza, queriendo ser el hombre que Matthew merecía y al mismo tiempo sucumbiendo a los impulsos que lo habían llevado por este camino oscuro.  Esta noche, mientras deambulaba por las calles, su mente estaba consumida por pensamientos sobre Matthew.  Ansiaba verlo, sentir su tacto, saber que estaba a salvo.

La presa de Arthur, una joven de poco más de veinte años, no era consciente del peligro que acechaba a la vuelta de la esquina.  Caminó por el callejón desierto, tarareando para sí misma, con la cabeza inclinada hacia atrás para contemplar las estrellas.  Él saltó de las sombras, su cuchillo centelleó en la tenue luz, y antes de que ella pudiera gritar, fue silenciada para siempre.

Un amor peculiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora