"Ya Era Hora"

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Al abrir los ojos, le tomó unos minutos ajustar la vista y recuperar los colores. Cuando al fin lo consiguió se llevó una gran sorpresa: Ya no estaba en el Almacén. Estaba sentado sobre una cama.
La habitación lucía extraordinariamente normal; iluminada, limpia.  Sin rastros de cacharros viejos ni un solo aparato tecnológico o siquiera un televisor.
Arno se vio las manos. Llevaba un anillo de bodas en el dedo anular y una pulsera de un material parecido a la plata. Tenía una manicura perfecta y sentía los pantalones tan ajustados cómo siempre. 

«¿Dónde está Peter» se preguntó.
Cuando quiso llamarlo sus labios no se movieron, cómo si no tuviera ningún control sobre su propio cuerpo.

Tony ¿Ya terminaste? — dijo una voz a sus espaldas —  Te estoy hablando, amor.

Arno se dio cuenta que se dirigía a él

«Oh, no. Disculpe» quiso responder «Me confunde con alguien más.»

Sus labios, nuevamente, no se movieron. Ese cuerpo, desde el que veía y andaba, buscó al interlocutor con la mirada. 

La conmoción le hubiera hecho desplomarse sobre la cama, cómo mínimo; se trataba de Steve Rogers, el viudo de Stark. Pero no llevaba su jersey oscuro de cuello redondo ni la expresión severa en el rostro. Vestía una camiseta blanca de algodón y unos vaqueros tan entallados, que Arno se sorprendió cuando estos no se desgarraron al caminar para sentarse a su lado.

—  ¿Otra vez estás pensando en lo que le harás a mi habitación? 

— Estoy pensando en lo que te haré en nuestra habitación. — Arno sintió un escalofrío cuando pronunció aquello con una voz madura e irreconocible.

«¿Que es esto? ¿Es un sueño? ¿Un episodio de esquizofrenia? ¿Qué esta sucediendo?»

— Es mejor que dejes de llamarle "Habitación" a mi nuevo taller. 

— ¿Tu nuevo taller? — Steve arqueó una ceja.

— Si. Aquí estará la mesa y allá colocaré mis armaduras. Está cama puede quedarse aquí, por si deseamos, tú sabes, un poco de... sexo mecánico.

Arno se sintió abochornado - a la par de lo que Steve aparentó estarlo - , tan solo por haberse escuchado decir aquello con soltura. Fue extraño pero lo entendió; todo sucedía en primera persona, mas solo era un espectador.

— ¡Tony! — Steve intentó reprenderlo. Sin embargo, su risa fue la de un ángel. — ¿Así es como le llamas ahora?

— ¡Pero claro! Le tengo un nombre según la locación.

— Por favor, hagas lo que hagas, no los listes.

«Si. No lo hagas, amigo.» rogó Arno, aunque nadie lo escuchó.

—  Si lo hacemos durante una misión...— Siguió Tony sin apiadarse del bochorno de Steve. — ...es "Lucha Libre"

— ¡Sólo fue una vez y no-...! — protestó el capitán. Su bochorno fue encantador —  ¡ Te dije que no debíamos-...! 

«Esta alucinación está yendo demasiado lejos»

— En casa de Clint es "cortar leña" — continuó. —  Si es en mi auto "Formula 1", en la alberca "surfear", en un entrenamiento "calentamiento", en la cocina "barra caliente", si es en-...

Steve cerró sus labios con un beso.

— Y si vamos a nuestra habitación ahora y lo hacemos, ¿Cómo lo llamarías? 

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