Sweet Memories.-✩ [Minsung]

[16]

— ¿En donde estabas, ah?

— Mamá... estaba con mi amigo.

— ¿Aquel chico que te vino a dejar? Has salido mucho con el últimamente ¿donde lo conociste?

— Si, lo conocí en el trabajo...—Respondió Jisung con la cabeza agachada.

— ¿Ah si? — La mujer tomo fuertemente del brazo de su hijo, sin siquiera importarle cómo el contrario se sentía. — Mira Jisung, espero que esta vez no vuelva a pasar cómo lo anterior, no quiero un hijo gay, es suficiente con tu condición.

— No es mi culpa ser Autista, mamá...

— No me respondas, soy tu madre. —Pego una cachetada hacia el castaño, tan fuerte para hacerle un moretón. — No se ni porqué me enamore de tu padre, si no hubiera sido así entonces no tendría que soportar a dos enfermos en mi casa.

Lágrimas no tardaron en salir de los cristalinos ojos de Jisung, se sentía jodidamente culpable de haberle "arruinado" la vida a sus padres.

— No te atrevas a llorar, tu eres el que menos sufre aquí.

Estaba tan asustado, su corazón iba rápido, tanto que sentía que se podría salir en cualquier momento, su mente no estaba presente, solo podía escuchar la voz de su madre, repitiendo lo que ya sabía.

— Eres un estorbo.

No pudo aguantar más, apartó su brazo de la mano de la mujer, cayó al suelo en posición fetal, volvía a tener una crisis, todo gracias a su "madre"

Golpeaba su cabeza con ambas manos, tratando de alguna manera deshacerse de todos aquellos pensamientos que invadían su cuerpo, ocasionando aún más dolor que el que ya sentía.

Sus llantos no paraban, estaba completamente abajo, sin ganas de nada, cómo hace un tiempo.

La mujer solo miraba, no se disponía a ayudar ni en lo más mínimo.

¿Cómo una persona puede tener tanta maldad dentro de sí?

Nadie podría obtener la respuesta, y aun que sabía que no era lo correcto, pensaba que lo merecía.

Que equivocado estaba.

Y así pasaron 2 minutos que parecían ser eternos, 2 largos minutos en los que el sufrimiento se hacía cada vez más grande.

¿Por que todo iba mal en su vida?

La mujer suspiro enfadada. — Ya callate, carajo, vete a llorar a tu habitación, cortate o haz lo que quieras, tu no tienes mi apoyo.

Entonces se fue, dejando al castaño solo con su pobre y rotó corazón.

Había terminado de ver la pelicula, en mi parecer, no era ni buena ni mala, simplemente no la volvería a ver si fuera por mi.

No me gustaba mucho ese tipo de películas, no era de ver caricaturas, ni siquiera en mi infancia, era muy reservado en ese tema, aun que sonara estúpido.