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The invitation

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3:25 p.m | Bashville, Casa Miller

Narrador omnisciente

La luz solar permanecía como de costumbre en el pueblo de Bashville junto a su cielo despejado y el césped revoloteando debido a las brisas frescas que se brindaban en ciertos momentos. Un día bastante pacífico.

A pesar de que nuestra rubia Betty el día anterior parecía derrumbarse debido a sus heridos sentimientos provocados por una de sus mejores amigas, no fué hasta que una castaña de ojos verdes apareció y se dedicó a hacerla sentir mejor, definitivamente curando su roto corazón.

Cuando estuvo de regreso a casa continuaba con el buen humor que la deportista le había contagiado pero cuando estaba a nada de dormir aquellos pensamientos volvieron a atormentarla, las palabras que alguna vez la lastimaron parecían golpearla.
Estuvo toda la noche sobrepensando en todo.
En su amistad con Meredith.
En sus pensamientos negativos sobre ella misma.
En si alguna vez será merecedora de un amor.
En si alguien podría enamorarse de ella.
En sus padres.
En su relación con su papá y el motivo de su abandono.
En eso y más, hasta quedarse dormida, aún que con mucha dificultad.

En este nuevo día había decidido y tratado lo mejor que pudo en despejar su mente de todo, simplemente no quería atascarse en eso.

Su hermana le recordó que debían ir a comprarle el jugo que Betty le había prometido el día anterior, también habían acordado un pequeño plan para invitar a Lynn y Luna a pasear con ellas, recordatorio que hizo que el ánimo de la rubia aumentará al igual que los latidos de su corazón lo hacían con solo pensar en la castaña ojiverde.

Betty se estaba preparando para salir, se había cambiado a un bonito vestido verde de flores y fresco de tirantes, acompañado de sus converse blancas y un bolso del mismo color, sin olvidarse obviamente de su cámara favorita, su cabello suelto y su usual maquillaje natural.

Ya listas, las hermanas salieron de casa para emprender su camino, en el que iban charlando y discutiendo cómo es que debían llegar e invitar a las chicas.

Caminaron unos 15 minutos aproximadamente hasta llegar a la casa que fué indicada por Betty en la que los Loud se hospedaban.

Se acercaron con cautela a la puerta, con un manojo de nervios en su interior, ambas discutieron en voz baja quién debería tocar la puerta y dar la cara.

- Está bien! abriré yo. - Augustine dijo rendida ante la discusión y procedió a dar tres toques en la puerta de entrada color café.

Luego de unos 3 minutos en los que no obtuvieron respuesta, solo escuchaban gritos, risas, como corrían y melodías dentro de la casa, Rita, la madre Loud les abrió la puerta.

𝑺𝑼𝑵𝑺𝑬𝑻𝒁 - Lynn Loud JrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora