CAPÍTULO VII
El amor hace de un tonto un reyAdán movió inquiento las manos. Las cambió de lugar para dejarlas sobre su vientre, las alas inmoviles a su costado querían envolverlo, la intensidad de la mirada de Lucifer se sentía viciosa, se sentía como si fuera lo único que conocía y quizá era eso, la costumbre de saber que algo estará ahí y solo cuando eso se ausenta entonces crece el miedo. La tristeza de perderlo.
Una vez perdió a Lucifer sin haberlo tenido realmente, lo encontró y luego nunca se separaron.
—¿Crees que ella lo logre? —cuestionó.
La pincelada sútil de Lucifer se detuvó, observó por sobre el lienzo a Adán.
Charlie, quien dijo que iría en defensa de Lucifer y de Adán, más aún, defendiendo al bebé que ya se formaba en su vientre.
—Ella siempre me sorprende, lo hace. —respondió.
Lucifer volvió a pintar, cuando se a vivido tantos años se agarran manías curiosas, muchas de ellas adaptadas por otros. Entonces en la pintura se manifiesta el deseo y el temor del artista endemoniado, las manos y antebrazos de Lucifer que permanecen en absoluta negrura ahora se mezclan con los colores que salpican. La noche se transforma en una noche estrellada—aunque el Diablo ya no recuerde del todo bien cómo eran las primeras estrellas—. Allí su mente trabaja a un millón por segundo, su corazón plagado en el temor se esconde bajo la máscara que proyecta. Esa de un ser sereno, que le quita la importancia al Fin del Mundo, que permanece altivo en el último castigo que piensa va a obtener. Pero detrás de eso, las manos le tiemblan porque una imagen no es la realidad, porque a veces las acciones no bastan y se necesitan palabras.
Todo sigue en silencio, hasta que Adán se levantó de la cama mirando serio a Lucifer. Reconoce su rostro y cuerpo, sabrán las paredes de la Embajada del Cielo que se hizo un creyente ciego de su alma, que puede cerrar los ojos y saber perfectamente en qué lugar tiene lunares, la suavidad de sus manos, el aleteó de sus alas ante la emoción. Lucifer conoce a Adán, él cree en su imagen y solo por eso se alejaría en silencio. Si es la última opción no pelearía.
—Estás jodidamente triste, ¿no idiota? —dice Adán, sonriendo de lado. Engreído, sería tan fácil reírse de él sin tan solo sus ojos no brillaran trágicamente por el agua.
—No le temo a nada, Adán o al menos a nadie. Solo temo el hecho de que me alejen de ti con lo difícil que es poder encontrarte. —dijo. Levantó su rostro, observando al ángel ahora al frente de él.
Ambos se miran, hasta que Adán lleva ambas manos a las mejillas de Lucifer y posa sus labios con ternura en la frente pálida. Solo ahí Lucifer relajó los hombros —es una suerte saber que Lucifer los cubrió a ambos hace un rato, ante la mirada del ojo celestial—, ahora en privado deja caer el pincel, envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Adán entregandose al acto.
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Responsabilidad
FanfictionADAMSAPPLE m-preg. 🍎🎸 Donde el Cielo necesita que Lucifer sea un padre responsable o donde en lugar de pasar años encerrado haciendo patitos de hule, Lucifer paso años haciendo patitos de hule y además, teniendo citas con el mismisimo Adán.