Responsabilidad

Capítulo XIII. Tocando el cielo

CAPÍTULO XIII
Tocando el cielo

(este capítulo contiene
escena sexual "explícita")

Ahora es evidente que el vientre de Adán a crecido. Verlo es la prueba de que está embarazado y Lucifer no puede estar más orgulloso de esa acción. Se siente totalmente complacido de que todos en el Infierno sepan que su señor, es indudablemente dueño de su propio nombre y heredero del caos como del deseo. Pero esas son cuestiones externas, lo que el resto cree y piensa fuera del hotel o más bien fuera del círculo más familiar, porque lo cierto es que han estado viviendo meses llenos de intensidad, sentimentalismo, llanto, rabia y muchos antojos.

Es increíble creer que pese a todo ese desastre Lucifer siempre se levanta diciendo que es un gran día en el Infierno, puede que lo sea, el Diablo está feliz y eso, parece ser importante.

Por otro lado, Adán considera que está será la primera y última vez que sale embarazado porque todo parece funcionar como un agente del caos donde él se siente vilmente atacado o poco comprendido, aunque no puede negar que Lute a sido un apoyo indiscutible. La ángel siempre sabe sacarle una sonrisa y Charlie ciertamente sabe cómo hacerlo sentir bienvenido. Ellas son encantadoras y las quiere tanto que a veces llora solo porque las quiere. Claro que el resto de idiotas del hotel son agradable, esa clase de idiotas que pueden aspirar al cielo (excepto ese venado que esconde secretos. Él parece a gusto ahí).
Y está clase de cosas solo vienen a la mente de Adán por las noches, cuando el hotel duerme, el sonido de los ronquidos de Lucifer llena la habitación y sus brazos lo tratan de envolver, aunque su vientre ahora este más crecido porque por supuesto, tiene gemelos.
Es en la noche también cuando su deseo más vergonzoso llega. El deseo carnal de querer estar siempre junto a Lucifer.

Sus manos en su cuerpo, sus labios en todas partes, moviendose...Sus besos, el meneo...Sí. aprendió a desear al idiota y a amarlo antes que supiera qué carajos era eso. Estaba hecho que acabarían así.

—Lucifer. —llamó en un susurró. Al principió no hay respuesta, toca el hombro con lentitud. —Lucifer.

—¿Mmh?

—Tengo ganas de hacerlo. —dijo directamente, pues no alguien que se avergüence con tanta facilidad.

Lucifer agrandó los ojos, lo miró con lentitud un rato. Donde el cuello de Adán se perdía en la tela de su bata de dormir, una sonrisa ladina adorno los labios del Diablo. De su propio deseo y la idea de quizá haber estado esperando ese acontecimiento con bastante ansía. Se acercó a Adán con lentitud, las bocas de ambos se tocaron y comenzaron en un beso lento que poco a poco se hizo más profundo, más lleno de deseo y desesperado. Lucifer besó el cuello del ángel, quien tembló ante esa acción, sus labios bajaron mientras sus manos buscaban abrir los lazos de la bata que estaban sujetos en la cintura de Adán. El rostro brillante del ángel lucía como la obra de arte maldita que solo pocos merecen vivir para recordar.

—¿Por qué vas tan lento? -cuestionó Adán entre dientes.

Lucifer soltó una risita.

—Porque debo ser cuidadoso, mi dulce.

Las manos del demonio envolvieron las piernas del ángel, ambos estaban manchados en el pecado indiscutible que los unía. Y el fruto verdadero estaba germinando en el útero del ser celestial. Lucifer besó el interior del muslo de Adán, soltando un jadeo de satisfacción al saber que pronto su boca estaría sobre otra cosa, no tardó demasiado en estarlo. Una vez allí, Adán se aferró a las sábanas, gimió de placer mientras la lengua de Lucifer lamía su pene y sin detenerse, bajo hasta su agujero. Adán envolvió los cabellos rubios de Lucifer en su mano, jalandolo más hacía su interior.
La entrega total de sus acciones hablaban también de un acto que se había repetido y se conocía bien. Para Lucifer esto se había significado pertenecer al paraíso, tocar el cielo. Porque él amaba a un ángel como no había amado nunca nada antes.

Lucifer se alejó un poco, distancia suficiente para quitarse su pijama y quedar desnudo. Adán sabía lo que el idiota estaba pensando, la idea absurda de saber que el estado de Adán lo ponía aún más caliente. Lucifer miró fijamente a Adán, mientras acercaba su pene a la entrada del ángel, soltó un jadeo profundo mientras realizaba la acción con lentitud.

—Te amo.

Quizá fueron los dos, la voz se fundió en el acto. Mientras Lucifer se movía con emoción, dentro y fuera en un vaivén que poco a poco se volvió acelerado. Y tal emoción se vió reflejada en la forma demoníaca de Lucifer, sus cuernos sobresaliendo, sus ojos rojos y las alas cubriendo a cualquier otro ojo la visión de poder ver al ángel y sus alas doradas, resplandeciendo entre el rojo, y su halo brillando sobre la oscuridad de la noche.

—...y ante cualquier dolor, queja o punzada debemos aprentar el botón de pánico de los gemelos, según mis cuentas estaremos presentando el parto en poco tiempo.

—Charlie, amor. Tranquila todo saldrá bien.

Charlie se rascó la cabeza un poco avergonzada.

—Solo estoy nerviosa. —murmuró. —Ese día es probable que yo termine desamayada de la emoción, mis hermanitos estarán aquí y eso solo me pone contenta. ¡Dos hermanitos!

Vaggie sonrió.

—Ahora bien, no tengo la menor idea de cómo será el parto pero si el infierno se congela por eso...¡Nos compre a todos equipo de abrigo! Tengo muchos guantes para ti Angel, y un gorro aprueba de tus orejas Alastor.

NOTA DE AUTORA: Holii, bueno pasaron cosas jsjs muchos trabajos academicos, detalles aquí y allá y días de reposo porque me enferme terrible terrible.

Este capítulito es piola, escrito para avanzar jiji, y porque ya se llegará al final de esta graciosisima (a jsjs) historia. Gracias por leer, besitos, muak💖