Capítulo V. Hora siete - 1:00 a.m.

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-¿Alguien limpia este edificio por la noche?- Preguntó Lena. Las mariposas enloquecidas habían tomado residencia en el hueco de su estómago con la perspectiva de terminar su juego e ir a dormir. Sus ojos se sentían pesados, pero sus sentidos estaban inquietos. Ella y Julia habían estado dando vueltas en torno a ellas durante la última hora, manteniendo una charla superficial. Lena había estado tentada a profundizar más, pero Julia era voluble, y tenían que soportar otras seis o siete horas encerradas allí.
-Están en un horario rotativo para las noches del viernes. Esta noche ellos limpian las alfombras en la otra ala- Lena bostezó -El tiempo lo es todo- Se aclaró la garganta –Así que... ¿puedo hacerte una pregunta? Una verdadera pregunta
-A diferencia de... marear la perdiz- Los ojos de Julia estaban lo suficientemente cerca que Lena pudo ver el pulso débil de las pupilas en el iris de color azul mar. Después de varias horas atrapadas en el ascensor, un mechón del cabello negro de Julia estaba fuera de lugar de su peinado perfecto y caía por su mejilla. Lena quería extender algo la mano para llegar y poner a prueba su suavidad. Había algo indescriptiblemente hermoso en Julia. Ella era de la misma altura que Lena, con una plenitud leve en su cara y un cuerpo tan sensual que hizo a Lena flojear las rodillas. Menos mal que estaban sentadas -Claro, que puedes hacerme una pregunta- Sabía lo que venía -¿Qué quieres saber?
-Me estaba preguntando, ¿por qué desnudarte?
-Yo realmente prefiero llamarlo bailar Tenía su respuesta preparada de antemano -El sueldo es grande y el horario es perfecto, cuando se trata de hacer malabares entre el trabajo y la escuela
-Pero...- Julia todavía parecía estar llegando a un acuerdo con sus sentimientos sobre el tema.
-¿Es degradante?- Adivinó en respuesta al gesto de Julia, negó con la cabeza -No estoy de acuerdo. Hago esto por mi propia voluntad, no dejo a nadie hacer algo que yo no quiera que hagan, y me he ganado el dinero suficiente para pagar mis estudios universitarios. Muy pronto voy a ser la doctora Katina, y no puedo envidiar nada, eso me ayuda a llegar allí
-Supongo que simplemente parece como... no sé. Pareces muy inteligente
-Yo soy inteligente- Dijo y se encogió de hombros -Es un trabajo. Tengo ganas de marcharme y ser una veterinaria, pero no ha estado tan mal
-¿Cuánto tiempo lo has estado haciendo?
-Cerca de seis años- Por primera vez desde que había empezado la conversación, dio a Julia una sonrisa avergonzada -Mucho tiempo, supongo
-Entonces, ¿haces... generalmente actuaciones privadas? ¿Cómo esta noche?- Lena negó con la cabeza.
-No, en realidad, trabajo en un club. Esta noche es una especie de cosa nueva
-¿Cómo te encontró Scott?- Le preguntó.
-Empecé la publicidad en una revista de lesbianas un par de meses atrás. Como bailarina privada, disponible para actuaciones para otras mujeres- La mirada de Julia cayó a su regazo.
-¿No haces bailes privados para hombres?
-No, bailo para los hombres en el club. No me sentiría cómoda haciendo un show privado para un hombre
-¿Has tenido una gran cantidad de clientes del sexo femenino?- La voz de Julia sonaba tensa.
-Fuiste la tercera- Respondió -Se suponía que sólo era una cosa aparte. Un poco de dinero extra haciendo algo un poco más... divertido- Se aclaró la garganta. Sintiendo una extraña necesidad de justificar su nueva empresa, tomó los bordes deshilachados de un agujero en el muslo de sus pantalones vaqueros -Quiero decir, he bailado para las mujeres en el club antes. Las mujeres vienen más de lo que podrías imaginar. Eso es algo por lo que decidí hacer esto aparte- Julia parecía intrigada, pero incómoda.
-¿No te gusta bailar para hombres?
-Oh, realmente no me importa- Era todo verdad. Bailar para los hombres era un medio para un fin, y la mayoría de las veces, eran caballeros. Lena había pasado hacía tiempo de criticar sus decisiones en esta área. Tenía superado al desafío, cuando su madre se enfermó y su padre la dejó. Ella era una persona más fuerte por sus experiencias -Quiero decir, hay clientes buenos y clientes malos, ¿ya sabes? Algunos tipos son todo manos, o groseros, o sólo generalmente desagradables. Pero muchos de ellos son realmente dulces. Tengo clientes habituales que entran y sólo quieren hablar, pasar el tiempo conmigo
-¿Tiene tu club reglas sobre cómo los clientes te tratan?- Lena podía decir lo que pensaba. Ella había tenido similares consideraciones a sí misma la primera vez que pensó en el baile exótico, imaginando quitarse la ropa para los clientes ávidos de un club de striptease de mala muerte.
-Hay reglas, llevamos tangas siempre. Ningún toque. O mejor dicho, podemos tocarlos, pero ellos tienen que guardar sus manos de nosotras- Dio a Julia una tierna sonrisa -En realidad no es tan horrible como sospecho que piensas que es. Hago un montón de bailes de mesa. No me gusta mucho hacer bailes eróticos para los chicos
-Pero tú eres tan buena en ellos- Julia la adornó con una sonrisa libertina.
-Ayuda cuando el cliente está caliente- La sonrisa de Julia vaciló ligeramente y Lena miró una onda del destello de inseguridad a través de su cara al mismo tiempo, pudo ver que Julia estaba luchando para reagruparse sin dejar ver cómo le afectó el cumplido.
-¿Fue difícil la primera vez? Desnudarse, me refiero. ¿Bailar delante de tanta gente?
-Sí, claro. Yo estaba casi tan nerviosa la primera vez que bailé como la primera vez que tuve relaciones sexuales- Julia no tenía nada que decir a eso. Sus mejillas estaban rojas -Lloré después, también- Confesó -Una vez llegué a casa. Mi madre estaba allí esperando por mí, y yo no podía dejar de llorar en sus brazos- Se encogió de hombros -Eso fue tan sólo unos meses después de que papá se fue, así que todavía estaba muy abrumada por todo. Mi mamá fue muy buena respecto al baile. Ella sabía que yo lo hacía, quiero decir, y ella entendió por qué sentí que era nuestra mejor opción
-No tienes idea de lo mucho que me siento como una idiota ahora- Comentó Julia en voz baja -Tenias diecinueve años, sola con una madre enferma, y pagaste tu estancia en la universidad. No voy a pedir disculpas de nuevo, porque sé que lo hemos olvidado, pero quiero decir algo. Creo que eres una mujer increíble siendo tan joven. Suenas como una buena persona
-Gracias- Lena tenía la impresión de que los juicios de Julia eran más acerca de sí misma que de ella. Pero aun así era agradable escuchar reconocer que se había equivocado -Tengo que admitir, que pensé que eras una idiota hace un rato, pero ya no lo hago. Puedo ver que hay una mujer increíblemente graciosa y agradable dentro de ti
-Me alegro de que estés convencida- Dijo Julia -A veces me cuestiono sobre ello- Ella sonaba tan triste. Lena no estaba segura de qué decir.
-¿No dejas entrar a muchas personas, verdad?
-Patético, lo sé- Pareció tan rota. Lena se movió a un tema más seguro.
-¿Dónde fuiste a la escuela?
-A la universidad de Michigan- Respondió -Ann Arbor. Me gradué hace siete años... Licenciatura en Administración de Empresas- Hizo una pausa, añadió luego -Con una concentración en los sistemas de información de la computadora. Era un programa muy reciente en el momento, pero yo estaba interesada en los aspectos tecnológicos de los negocios. Me atrajo más que la contabilidad, por lo menos, y soy buena en eso. Mi equipo siempre entrega excelentes trabajos. Por lo general, por debajo del presupuesto
-Me imagino que tus padres están orgullosos de ti también- Dijo Lena.
-Lo están. No hablamos a menudo sobre eso. Están mucho más involucrados con mi hermano menor. Se va a presentar a la escuela de derecho, o eso dice. Ni siquiera puedo imaginar a mi hermano pequeño, como un abogado
-¿Por qué están tus padres más involucrados con él?- Julia tiró de sus rodillas hasta el pecho y reposó un lado de su cara en ellas.
-Porque él quiere eso. Todavía está muy apegado, siendo más joven y todo eso. Que prácticamente vive allí los fines de semana. Yo tengo mi propia vida, y me gusta que sea así. Yo soy más una persona solitaria, supongo
-Yo siempre andaba con mi mamá cuando estaba viva- Dijo Lena -Mi papá... Yo no podía preocuparme menos por tener algo que ver con él en este momento. Confieso que no he perdonado completamente lo que él nos hizo
-Tengo muy buenos padres- Se apresuró a explicar Julia -Yo simplemente no me siento completamente a gusto con ellos
-Eso está muy mal- Murmuró -Espero que seas capaz de apreciarlos totalmente mientras los tiene- Ella dudó -No estoy tratando de ser morbosa o algo así con lo que digo
-Entiendo- Los ojos Julia brillaron con sinceridad. Su color era el azul de las olas del mar en verano -Siempre asumo que tendré tiempo para acercarme a ellos, que va a suceder de forma natural. Tal vez tengo que recordar que debo hacer un esfuerzo mayor, mientras siga siendo una opción- Lena parpadeó en su emoción.
-Creo que es una gran idea
-¿Así que... tu mamá supo acerca de tu sexualidad?
-Oh, sí. Se lo dije cuando tenía dieciocho años, justo después de que fue diagnosticada con cáncer. Yo lo había sabido durante un par de años antes, pero no estaba fuera. Una vez que me di cuenta de que estaba enferma, ya no podía justificar ocultarlo más
-¿Reaccionó bien al respecto?
-Se sorprendió al principio. En ese momento, sin embargo, creo que el que yo fuera lesbiana era la menor de sus preocupaciones- Lena recordó la mirada asustada, perdida que su madre conseguiría a veces en los meses pasados, cuando ella creía que nadie miraba. Ahora mismo, el pensamiento sobre aquella mirada, y saber qué tanto de ello era el miedo y la pena sobre la necesidad de decir adiós, hizo a Lena dolerle el corazón -Ella incluso me acusó de planear perfectamente el momento de mi pequeño anuncio. Después de descubrir que tenía cáncer de mama, que no podía manejar una mala reacción por algo de menor importancia como que a su bebé le gustaran otras chicas- La risa de Julia sonaba nerviosa más que divertida.
-¿Por lo tanto, fue bastante menos doloroso? ¿Al salir?
-Yo lloré ese día, también, considerando todas las cosas. Sí, fue menos doloroso- Lena no tenía ganas de entrar en detalles -Entonces, acerca de ti, ¿cómo reaccionaron tus padres cuando les dijiste que eras heterosexual?- Julia se rio.
-Sabelotodo
-Si te gusta llamarme así
-Te gusta serlo- Disparó Julia después -Así que, ¿sabe tu padre también?- Ella no podía salir del tema, pensó Lena.
-Lo sabe, y su opinión realmente no me importa
-Tiene que importarte un poco- Julia pareció perpleja -Lo que piensan tus padres siempre importa, por lo menos un poco
-Mi padre perdió el privilegio de tener una opinión que importa cuando abandonó a mi madre en el momento que más lo necesitaba- Dijo –Mi mamá me amó y me aceptó, y al final, eso es lo que realmente importa. ¿Quieres pasar a un tema más ligero? -Preguntó alegremente -¿Lista para alguna verdad más o te atreves ahora que he hablado de los tres momentos más aterradores de mi vida?
-Tal vez- Julia fue marcando sus dedos -Perder tu virginidad, trabajar tu primera noche en un club de Striptease, y salir del closet con tu mamá. ¿Son esos?
-Creo que esto es más que suficiente. Y ahora es tu turno
-Estoy cansada
-Oh, vamos. Hablar conmigo no ha estado tan mal hasta ahora, ¿verdad?
-No creo que hayas estado haciendo preguntas realmente difíciles- La sonrisa de Julia era nerviosa -O dame un reto
-Prometo ser agradable- Lena pestañeó inocentemente.
-Estoy preocupada acerca de tu definición de agradable- Algo sobre la ansiedad tímida de Julia hizo al cuerpo entero de Lena hormiguear. Ella parecía tan dulce, casi tímida, pero Lena sintió la mujer sexy y juguetona por debajo de la parte exterior reservada. Rindiéndose a un sentido de la travesura, murmuró roncamente:
-Nunca he tenido a nadie que se quejase de mi definición de agradable antes- Julia la miró con una mezcla de emoción y miedo.
-Bueno, juguemos- Dijo con voz ronca. Julia no sabía cómo había llegado a ese punto. Estaban hablando entre sí, finalmente como si no tuvieran nada que perder. Sacudió la cabeza, entre los picos de la emoción intensa y el miedo absoluto -¿Con cuántos sujetos te has acostado?- Preguntó. Julia se sorprendió al instante por el sentimiento de propiedad que pasó por su mente. No quería imaginar a Lena con un hombre. Ya era bastante malo imaginar su baile para ellos. Trató de imaginar a Lena moviéndose en contra de otra mujer de la manera que lo hacía cuando estaba en su regazo antes. Esa idea no ofreció consuelo. Toma el control, pensó. Lena era una hermosa y joven con los pechos perfectos y un cerebro a la altura, y ella era una virgen renacida de veintiocho años que podría tener la posibilidad de perder quince libras. Lena la estaba mirando de forma extraña y Julia se dio cuenta de que su respiración era audible. Tosió de vergüenza. Lena se acercó y le dio unas palmaditas en la espalda un par de veces. El choque de su toque suave fue suficiente para empezar a respirar de nuevo, aunque con voz temblorosa
-¿Estás bien?- Le preguntó -Si estás cansada podríamos tratar de dormir- Como si pudiera dormir con la idea de jugar a verdad o reto con esta mujer flotando en su mente. Julia sintió como si estuviera bajo el microscopio. La sensación la ponía nerviosa.
-Estoy bien- Mintió. Lena permaneció en silencio durante unos momentos, y luego contestó a la pregunta.
-Ninguno, en realidad. ¿Y tú?
-Uno- Podía ver a Lena hacer los cálculos en su cabeza. 28 años. Un hombre. No es muy impresionante para una heterosexual. Aliviada de no ser presionada por seguir siendo informada, desvió la pregunta hacia Lena -Entonces, ¿con cuántas mujeres te has acostado?
-Tres- Respondió sin vacilar. Julia se sorprendió, había esperado que el número fuese mayor.
-¿En serio?
-Sí, de verdad. ¿Shock?
-No- Mintió. Lena soltó un bufido.
-¿Verdad o reto, Sra. Volkova?- Julia trató de ignorar la punzada en su clítoris por la forma en que Lena murmuró Sra. Volkova, sonaba como algo que vino de lo mejor de sus fantasías con ayudantes ejecutivas, en las cuales ella violaba a una subordinada atractiva sobre el gran escritorio de roble de su oficina.
-La verdad- Dijo con voz áspera.
-¿Qué edad tenías cuando perdiste tu virginidad?
-¿Esto va a ser todo sobre sexo?- Se quejó. No es que no se lo esperaba, pero en conjunto con "mentir era vergonzoso", el plan parecía cada vez menos viable con esos dulces ojos verdes mirándola -Te dije que no me gusta hablar de estas cosas- Lena le acarició con la punta de los dedos a través de una de las muñecas, una rápida y tierna caricia que salió de la nada y terminó después de sólo un momento. Ella le dio una sonrisa alentadora.
-Nunca tendrás que volver a verme después de esta noche. ¿Por qué no darme una oportunidad? Prometo ser buena- Julia se vio frustrada por lo caliente que su rostro se puso, y en un esfuerzo por superar el peso de su propia personalidad, respondió:
-Yo tenía diecisiete años. Él era mi novio de secundaria. Jason- Se vio obligada a dejar de hablar cuando se había dado cuenta que superó la pregunta formulada. Jesús. Deja algo para que ella lo averigüe.
-¿Ves? No hay nada de qué avergonzarse- Julia se rio.
-No has oído la historia todavía. ¿Verdad o reto?
-¡Oh, qué demonios!, verdad una vez más- Dijo Lena –Golpéame
-¿Cuántos años tenías?- Le preguntó -¿Cuándo perdiste tu virginidad?
-Yo tenía dieciocho años- Dijo Lena -Fue una cosa de una vez con mi pareja en el equipo de debate durante la licenciatura. Hemos compartido una habitación de hotel durante la final del torneo ese año... y una cama de matrimonio- Tengo que pedirle que me cuente la historia en su siguiente verdad, reflexionó Julia.
-Hazme otra pregunta
-¿Fue bueno?- Preguntó -¿Con Jason?- Julia arrugó la nariz.
-Sólo lo hice dos veces
-¿No fue lo suficientemente bueno para hacerlo una tercera vez?
-No realmente- Admitió. Lena miró como si quisiera hacer otra pregunta, pero en cambio, asintió con la cabeza.
-¿Por qué no me das un reto en esta ocasión?- El corazón de Julia dejó de latir durante medio segundo. Ahora no era un buen momento para recordar que ella no sabía cómo jugar este juego. Hacer preguntas era fácil, tratar de llegar a un reto que no sea totalmente extraño o molesto para alguna de ellas era otra historia -Comienza con algo fácil- Sugirió Lena -Algo tonto- Julia recordó uno de los únicos juegos de verdad o reto que había restado importancia cada vez cuando era adolescente, durante la fiesta de 16 cumpleaños de Krista Donnelly.
-El reto es que juegues el resto del juego sin sujetador- Lena brilló, tirando de su brazo en su camisa e inició el complicado proceso de desenganchar su sujetador debajo de su ropa.
-Pensé que te sentías como si estuvieras siendo observada cuando no lo llevo
-¿Rechazas realizar el reto?- Le preguntó -Estoy bastante segura de que hay consecuencias para ese tipo de cosas
-Obviamente, yo no me niego, ¿quién crees que soy?- Se deslizó el sujetador de encaje negro por debajo del dobladillo de su camiseta y se lo entregó a Julia cubriéndolo con ambas manos -Creo que según las reglas eres ahora la orgullosa propietaria de esto durante la duración del juego- Julia comprobó los pechos desenfrenados de Lena. Su camiseta los abrazó del modo más delicioso, y entre esto y el olor sutil del perfume del sujetador en su mano, se sintió absolutamente vertiginosa -Entonces, ¿y tú? -Le preguntó. Sus pezones se endurecieron bajo la mirada fija de Julia, pero si ella era consciente de ello, no lo demostró. Su pálida camiseta amarilla dejó poco a la imaginación.
-Reto- Julia dio un paso de verdadero valor.
-Te reto a que me des un abrazo- Dijo –Ambos brazos y por lo menos treinta segundos de duración- El reto sacó el aire de Julia. ¿Un abrazo? Sintió una humedad embarazosa entre sus piernas.
-¿Un abrazo?- Lena asintió con la cabeza, levantándose sobre las rodillas.
-He estado esperando para darte un abrazo. Ahora es mi oportunidad y la estoy tomando
-Jugando sucio, ¿eh? -Entumecida, Julia se levantó.
-Oh, no sabes lo sucio que puedo jugar- Lena extendió su brazo en la invitación. El movimiento hizo sobresalir sus pechos contra su camiseta, lanzando sus pezones erectos de relieve rabiosamente por debajo del delgado algodón –Vamos- Habían pasado seis meses desde que Julia había abrazado a nadie, y el único había sido su padre. Ella estaba llena de incertidumbre, envolvió sus brazos alrededor de Lena, sosteniéndola como si habría sido hecha de porcelana fina... Se sentía torpe, lerda, y tímida sobre la blandura relativa de su cuerpo presionado contra la flaqueza firme de Lena –Relájate- Murmuró en su oído. Se llevó una mano hacia abajo para presionar contra la parte baja de la espalda de Julia, sosteniendo su final, y trasladó la otra hasta la cuna de su cuello y acarició su pulgar sobre la nuca -¿Esto es agradable, verdad?- Julia cambió ligeramente, con miedo por el modo que su corazón tronaba contra el pecho de Lena. Trató de recordar la cuenta. Treinta segundos tardaban mucho -Deja de desearlo- Reprendió Lena... Se echó hacia atrás, pero mantuvo su brazo alrededor de Julia en un círculo abierto -Espero que todo esté bien. Simplemente... Parecía que necesitabas un abrazo- Tiró hacia atrás con un gesto, Julia deseaba poder haber simplemente dejado de pensar y disfrutarlo. Con las emociones cercanas a la superficie, optó por zambullirse de nuevo en su juego. Verdad esta vez, tuvo la oportunidad de escuchar acerca de la primera vez de Lena con su compañera de debate. A cambio, le contó sobre Jason. Por primera vez, admitió lo horrible que era, y torpe. Ahora Lena realmente sabía más de ella que cualquier otro. Julia quería mantener esa marcha.
-¿Cuántas relaciones serias has tenido?-
-Sólo una- Dijo Lena -Ash. La conocí en la escuela y estuvimos juntas durante unos dos años y medio. Ella no estaba dispuesta a comprometerse, y llegó a ser demasiado para ella para hacer frente. Pasaba mucho tiempo cuidando a mamá, llevándola de ida y vuelta al hospital para recibir quimioterapia...- Se encogió de hombros -Yo no estaba preparada para centrarme en una relación, tampoco. Pero amé a Ash y mucho. Estaba devastada cuando se terminó
-Lo siento- Admitió Julia. A pesar de que estaría mintiendo si fingía lamentar que Lena estaba sola ahora. Dándose una bofetada mental, Julia invitó a otra verdad. La boca de Lena asumió una sonrisa cariñosa.
-Si pudieras cambiar algo de tu vida, ¿qué sería? -Julia apenas tenía que pensar antes de contestar.
-Tener menos miedo- Miró hacia abajo después de que dijera las palabras, consciente de cómo sonaba.
-¿Miedo de qué?- Lena mantuvo sus manos cruzadas en su regazo, con compasión en sus ojos extendió la mano y envolvió a Julia en un sentimiento de seguridad y calma. Julia se encogió de hombros, aunque ya sabía la respuesta.
-A ser yo misma, supongo- Lena la sostuvo por un momento. Julia pudo ver a su mente mientras trabaja, se miraron la una a la otra. Tampoco dijo nada por un instante.
-¿Lo estás siendo en estos momentos?- Finalmente murmuró -¿En este preciso momento?- Julia no se había sentido normal, ya que habían quedado atrapadas en el ascensor. Podría decirte lo que me pidas ahora mismo, pensó.
-Supongo que sí
-¿Y antes?- Julia movió la cabeza.
-No completamente- Lena extendió la mano para descansar las yemas de sus dedos en la rodilla de Julia...
-¿Por qué tengo la sensación de que esas partes de ti que me gustan son las que yo he visto cuando estás siendo tú misma?- El calor inundó la cara de Julia. Debo parecer la más torpe, ruborizándome, y una idiota incapaz de expresarme en el mundo en estos momentos, pensó -¿Me haces un favor?- Lena levantó su mano de la rodilla de Julia -Sé tú misma. Esa es con la que yo quiero estar atrapada en un ascensor esta noche. La verdadera Julia Volkova, no sólo a la mujer que quieres que yo crea que eres- Por el gesto nervioso de Julia, le preguntó -¿Tienes miedo?- Por supuesto, sentía estragos en el interior. Su voz "para otras personas", cuando supo, era mucho más moderada que su voz interior.
-Un poco- Lena sostuvo su mirada fija.
-No tengas miedo, ¿de acuerdo? Realmente me gustas. Estoy pasando un buen rato esta noche... aunque extraño
-Yo también- No había vuelta atrás. Julia sabía que Lena no detestaba estar atrapada allí con ella. Al admitir la verdad sintió como el circulo se cerraba -Tengo otra pregunta
-Pregunta lo que quieras- Julia habló desde su corazón.
-¿Qué buscas en una mujer? Quiero decir, ¿qué te resulta atractivo en una cita potencial? ¿En qué te fijas por primera vez?- Lena seguía mirando a la cara de Julia
-Ojos- Dijo -Lunares... son un plus. Labios. Me gustan... morenas y rubias- ¿Los lunares son un plus? Pensó, sintiendo cada una de las marcas marrones salpicadas por su cuerpo ardiente. ¿Morenas? -Me gustan las mujeres inteligentes- Continuó Lena -Las mujeres motivadas. Un buen sentido del humor. Considerada. Dulce, por lo menos conmigo. Me encanta una mujer que le encante el sexo, tanto como algo íntimo para compartir, y también divertido de hacer- Julia escuchaba con gran atención. Inteligente: comprobado. Motivada: comprobado. Sobre otras cosas: no estaba tan segura -Estoy buscando a una mujer que esté interesada en mí. Sólo en mí. Quiero encontrar a alguien con quien pueda pasar un domingo en su casa, o sentarnos a cenar después del trabajo, y hablar de nuestros días. Alguien que haga divertido ir a la tienda de comestibles, sólo porque estoy con ella- Lena dejó de hablar y levantó una ceja a Julia -¿Crees que estoy buscando demasiado?- Julia movió la cabeza.
-Te mereces encontrar lo que quieres, y creo que está ahí fuera- De hecho, estoy tan celosa de ella que torcería el cuello de esa perra en un latido del corazón. La mirada de Lena parecía enfocada hacia el interior, y una incertidumbre extraña cruzó su rostro. Vacilante, dijo:
-Julia, lo siento mucho por lo que dije antes. Acerca de echar un polvo, y cuánto tiempo podría haber pasado. Estaba cabreada contigo. Dije una estupidez- Hizo una pausa, sus ojos verdes estaban preocupados -¿Realmente ha sido desde tus años de estudiante que estuviste... con alguien?
-Sí- Era una admisión embarazosa, que nunca había hecho a nadie en voz alta.
-¿Por qué?
-No lo sé- Dijo y era la verdad en cierto modo, no lo sabía. Se supone que nadie estaría interesado. Y dado que su única experiencia había sido poco satisfactoria, ¿por qué se ponerse allí? ¿Por qué abrir su corazón para el rechazo? Después de estas últimas horas con Lena, parecía un razonamiento débil por haberse aislado del placer de conectar con otro ser humano. Quiso darse un puntapié por gastar tanto tiempo teniendo miedo. ¿Cuándo había sido la última vez que se había sentido tan feliz como lo hizo en este momento? Al diablo con eso. A partir de ahora, estaba decidida a dejarse llevar y disfrutar de esto.
-Creo que es hora de inyectar un poco de frivolidad en este juego- Dijo Lena -Dame un reto- Frivolidad, de acuerdo. Julia consideró por un momento, luego se rompió en una sonrisa maligna.
-Bien, entonces. El reto que me enseñes, sobre la ropa, ¿cómo te masturbas? -El estómago le daba vueltas en la anticipación placentera por el pensamiento -Y... fingir un orgasmo al final- Los ojos de Lena se estrekcharon.
-Oh, ya veo cómo es. Conseguir algo bajo y sucio, ¿no? Lo voy a recordar cuando sea mi turno de repartir los retos- Julia se sintió extrañamente excitada por la promesa. Mal del estómago, pero emocionada.
-Menos quejarse, más cumplir- Lena desabrochó su mochila, sonriendo cuando retiró su manta de un bolso.
-¡Oh!, una mujer que sabe dar órdenes- Ronroneó con un guiño provocativo -Es otra de las cualidades que busco- Julia sonrió como una tonta. Un rubor, sudoración, tan húmeda que daba miedo.
-¿Necesitas la manta para esto?
-Bien, tengo que acostarme. Y si voy a acostarme aquí, usaré la manta- Julia lamió sus labios.
-Hecho- Lena extendió la manta en la mayor parte de la cabina del ascensor, dejando a Julia sentada en una tira expuesta de la alfombra. Lena se arrastró a través de la manta en sus manos y rodillas, estiro cada esquina. Luego se extendió sobre su espalda con gracia felina. Julia tenía una vista perfecta de la perfección de la forma delgada de Lena. ¿Cómo estaba con una mujer que parecía que jamás podría darle la hora?, ella nunca lo sabría. Con una risita tímida, Lena abrió las piernas, plantó un pie en la manta y la rodilla levantada a un lado.
-Bueno, por lo general me pongo de esta manera. Y en general, uso las manos. A veces, si estoy muy caliente, tal vez utilizo un consolador... también- Julia contuvo su respiración, desesperada por no pasar y perderse lo que Lena haría después. Lena comenzó a reír otra vez, por lo que sus palabras eran más difíciles de entender -Dios, esto es raro, deberías esperar que yo no me atreva a hacer algo como esto. Realmente... No sé. ¿Crees que yo ya estaría acostumbrada a realizar esto para un auditorio, verdad?
-Esto es más personal- Reconoció Julia -¿Quieres dejar el desafío?- En el interior, cantaba, "por favor, no pares, por favor no te detengas". Lena negó con la cabeza.
-No quiero decir que soy el tipo de mujer que se niega a un desafío- Movió una mano abajo para apoyarse en la entrepierna de sus jeans -Yo, uh. Me gusta usar dos dedos y, umm... sólo para frotar mi clítoris de este modo- Asombrada, Julia vio como Lena comenzó simular acariciar un círculo perezoso directamente sobre la costura de sus pantalones vaqueros. Increíble. Ella en realidad estaba fingiendo masturbarse. Le tomó todo lo que tenía para no frotar las manos con regocijo -Y también me gusta...- En lugar de terminar la frase, Lena dejó descansar la mano libre en el pecho izquierdo. Con Julia mirando con fascinación cuando levantó la mano unas pulgadas en el aire, y luego se agachó para agarrar el pezón erecto entre las puntas de los dedos. Este contacto no fue simulado, y arrancó un gemido de ambas mujeres.
-Sí- Graznó Julia –Lo entiendo- Se movió, más consciente que nunca de su propia humedad -Así que, eh, el orgasmo
-Ah, sí. El orgasmo- Lena continuaba dando la vuelta con los dedos en el aire sobre la costura de sus pantalones vaqueros. Soltó el pezón, puso su mano plana sobre el pezón erecto, ahuecando el pecho a través de su camiseta. Comenzó a empujar las caderas hacia arriba con ritmo sensual, en cumplimiento a las caricias de sus manos ocupadas. Comenzó un gemido bajo que envió temblores por el cuerpo de Julia. Con la boca abierta, Julia miró a Lena hacer el espectáculo más sexy y más intenso que había visto alguna vez, logró pensar. Tenía los ojos pegados a la cara emocionada de Lena y sus labios llenos, separados, merecedores del precio de admisión -Ah, Dios, Julia- Jadeó Lena, empujando sus caderas otra vez, esta vez realmente haciendo sus dedos entrar en contacto con la costura de sus vaqueros. Ella gimió, un ruido genuino de placer la sorprendió, y volvió su cabeza hacia Julia -Voy a correrme, Julia. Voy a hacerme correr- Cómo deseaba Julia que fuera cierto. Las caderas y las manos de Lena estaban en constante movimiento, y mantuvo los ojos fijos en el rostro de Julia como restando importancia a su rutina más privada. Su gemido era fuerte y ronco, por lo que Julia se preguntó si las amantes de Lena se habían dado cuenta de lo afortunadas que eran para causar un sonido como ese. Con la espalda arqueada y la mano presionada con fuerza entre sus piernas, Lena lanzó un grito en la liberación extasiada, simulada. Sus palabras no tenían sentido, rotas por suspiros y gemidos, que se apagaban mientras su cuerpo se relajaba y volvía a descansar en la manta. Su pecho subía y bajaba rápidamente, como si estuviera realmente luchando para recuperarse de un orgasmo demoledor. Exhalando, volvió la cabeza y le sonrió a Julia -¿Cómo estuvo?
-A fondo- Julia logró una tos nerviosa.
-Bien- Lena se sentó y llevó la mano que ella utilizo en su pequeña demostración a su boca. Hizo un guiño, abrió los labios y apretó dos dedos en su boca, chupando como lamiéndolos para limpiar sus jugos. El coño de Julia se apretó a la vista, envío una sacudida de placer deslizándose por la espalda. Ella hizo un ruido estrangulado en su liberación de sorpresa, sobresaltada por haberlo experimentado sin ser tocada. Los ojos de Lena destellaron, como si supiera lo que ella acababa de causar -¿Verdad o reto?

13 Horas (t.A.T.u.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora