Nuestra familia siempre fue muy unida, pero desde que nuestro padre perdió el trabajo todo se desmoronó, había deudas y todos estábamos nerviosos por lo que ocurrió en tan poco tiempo, nuestra madre se enfermó gravemente de su piel, y buscamos todas las salidas al problema, pero nadie contrataba a mi padre, y mis hermanas y yo no podíamos hacer nada más que cuidar de nuestra madre y a nosotros mismos.
Cuando creímos que todo estaba perdido mi padre recordó que nuestros abuelos habían dejado una casa a su nombre, todos estábamos aliviados por que ya no había razón de vender nuestras cosas más valiosas.
Pasó una semana y ya todo estaba listo, mi papá había ido a la nueva casa para hacer una pequeña mudanza y que todo estuviera listo cuando nuestra madre llegara. Todos estábamos emocionados por nuestro nuevo hogar y por todo lo que haríamos al llegar.
-Ya todo está listo, es hora de irnos- dijo nuestro padre mientras cerraba la puerta del auto y acomodaba su asiento.
Pasaron tres horas en auto sin parar y la emoción se había ido, hacía frio y los pies se me dormían, estaba muy cansado del olor de auto y del poco espacio que tenía para moverme, pero derrepente a lo lejos se miraban luces.
-¡Sophie mira, ya llegamos!- moví a mi hermana que estaba dormida sobre mi hombro hasta que se despertó.
-¡Es muy bonito!- dijo mientras se acomodaba para ver mejor.
-Solo es un pueblo, no tiene nada de especial- se quejó Jane mientras se acomodaba los audífonos para seguir durmiendo.
-No seas así mi niña, te va a gustar- mamá intentó animar a Jane.Papá conducía un poco más rápido, se notaba que era el más emocionado a pesar de haber ido muchas veces antes de ese día.
Entramos al pueblo y toda la gente se miraba feliz y amable, mientras algunos saludaban a mi papá, otros intentaban adivinar si éramos nuevos vecinos.
Cuando llegamos a la casa los ojos de Sophie se iluminaron, era una estructura muy hermosa y calida, algo que a Sophie le gustaba demasiado.
Todos entramos, era muy grande y espacioso, todos nuestros muebles estaban ahí, mi papá había echo un buen trabajo, también había algunos que ya estaban incluidos en la casa, todo se veía genial pero no era tiempo para quedarse mirando.-Hay cinco habitaciones, su madre y yo nos quedaremos con la grande por que es en dónde caben sus cosas y todo mi material de trabajo, recuerden que deben ser justos- nos explicó mi papá mientras nos sujetaba algo fuerte para evitar que alguno de los tres nos adelantemos a elegir una habitación.
-Los únicos que se pelean es Sophie y Michael papá, siempre lloran por que quieren la misma siempre- Jane se burló.
Pero cuando papá se descuido yo y Sophie corrimos arriba para ver todas las habitaciones, era la primera vez que no peleamos por un cuarto, yo me adapté al que tenía balcón, así podía poner mi telescopio fuera y estudiar las estrellas como siempre lo había echo, Sophie eligió el que tenia aparte un cuarto más pequeño, dónde cabían todas sus maquetas de construcción que había echo desde cuando la arquitectura se volvió su obsesión más grande. Mientras que Jane eligió el que tenía un ventanal gigante, donde podía admirar una gran parte del bosque dónde pasaban muchas aves que Jane jamás había visto.
Ya eran las 8 de la noche y todos ya habíamos desempacado las pocas cosas que faltaban.
-¡Niños, póngase un sueter y bajen!- nos ordenó mamá, así que rápidamente me puse el sueter más abrigado y bajé algo emocionado, necesitaba explorar este pueblo.
-Adivinen qué, llegamos justo en la fiesta del pueblo, el día en el que se fundó este lugar, así que iremos al centro del pueblo dónde es la pequeña fiesta, tal vez y hagan amigos- nos alentó papá para luego abrir la puerta y salir de casa.
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Las Flores de Cristal
AdventureMichael y su familia han tenido problemas económicos así que deciden salir de la ciudad e ir hacía el pueblo donde sus abuelos vivieron toda su vida, y apesar de ser un lugar lleno de vida y tranquilidad, tenía un secreto que Michael jamás se habría...