ᴋᴏᴋᴜꜱʜɪʙᴏ x ꜰᴇᴍ ʀᴇᴀᴅᴇʀ
¿Esto es amor?, ¿Verdaderamente es lo que sienten ambas partes al estar en constante contacto?
La atracción es algo que nos mueve, algo que usualmente sentimos al ver a alguien más. Sin embargo, tal vez lo que sienten no solo...
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- Es solamente por esta noche. Le aseguro que no tardará más de una hora -le sonreíste mientras cerrabas el shoji detrás de ti, así que se embarcaron al tan esperado lugar-
No quedaba tan lejos de tu casa, realmente era nada más que un campo, sin embargo, este tenía bellas flores por doquier y la luz de la luna se podía reflejar con gran facilidad. Al cabo de unos minutos, llegaron al tan esperado lugar.
- Es aquí señor Kokushibo -dijiste mientras lo volteabas a ver, esperabas que de verdad disfrute este paseo-
- ¿Cómo descubriste este lugar? -preguntó-
- Me alegra que pregunte. He venido aquí desde que tengo memoria, lo descubrí debido a que un día me perdí cuando mis padres apenas y sabían cuidarme por lo pequeña que estaba, me aprendí el camino y supe llegar sola. Así que podríamos decir que este es mi pequeño lugar secreto -le sonreíste- Aunque por ahora, puede ser de los dos.
Comenzaron a caminar por el pequeño sendero que se encontraba ahí, el cual indicaba un camino directo debajo de uno de los árboles más grandes del prado, el cual llevaba ahí incluso desde antes que tu nacieras. El camino hacia ahí fue en silencio, no querías decir más de lo que podías contestar, pero las dudas te carcomían físicamente.
- Señor Kokushibo -preguntaste, a lo que él solo te volteó a mirar de reojo- ¿Por qué no me ha matado? Sé que he causado muchos problemas y que ya lo había intentado una vez, pero, ¿Por qué?
Otro punto bajo, es a lo que él siempre se preguntaba a si mismo cada vez que te veía, aún no podía terminar con sus planes, pero de cualquier modo, seguía acercándose más a ti. No respondió porque ni siquiera él mismo conocía la razón.
- Lo siento... Otra pregunta persistente y muy tonta -dijiste mientras mirabas hacia abajo y jugabas con tus dedos, así que finalmente, llegaron al árbol y se sentaron en una banca que se encontraba ahí-
- Señor Kokushibo. La luna está muy hermosa hoy, ¿no lo cree? -dijiste mientras mirabas a la luna-
- Lo es.
- ¿Sabe? Hace mucho, pensaba que la luna me seguía, pues a cualquier lugar en el que iba, ella siempre me acompañaba -te reíste por lo bajo- Al crecer, me di cuenta de que nunca fue así. Pero si creyendo que tiene algo que ver conmigo, pues no me deja en paz cada día.
- Usualmente todos nuestros recuerdos pasan en su presencia, ¿no le parece? -dijiste mientras lo mirabas- Me gusta llamarlos recuerdos de media noche.
- Pero bueno -te levantaste- No estamos aquí para escuchar mis lamentos acerca de lo que me gusta o no. Vinimos aquí porque quería ver si podía apreciar alguna mariposa. Por lo que escucho ahora, solamente hay pequeños grillos por todo el campo, pobrecillos, al entrar en contacto con cualquier ser, estos dejan de grillar.
