十一 - 好

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Gustar.

El demonio comenzó a caminar arrastrando al humano, no le importaba si este se hacía daño en el proceso, había dañado a su chica y eso jamás se lo perdonaría, sin embargo, era lo de menos que se preocupara por él, pues algo más estaba sucediendo

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El demonio comenzó a caminar arrastrando al humano, no le importaba si este se hacía daño en el proceso, había dañado a su chica y eso jamás se lo perdonaría, sin embargo, era lo de menos que se preocupara por él, pues algo más estaba sucediendo. Dōma quería alcanzar el puesto más alto dentro de los demonios y haría todo a su alcance para llegar hasta ahí, como fue, intentar matarte.

"Que idea tan patética" pensó, años de trabajo constante y muertes seguidas es lo que lo había sepultado hasta la cima de todos estos, por durante 400 años, ha demostrado ser capaz de no dudar cuando una orden se le es dada, tal es el caso de aquella tan preciada flor, la cual podría hacer que se convirtieran en gobernadores de naciones enteras.

Al cabo de unos minutos, llegó al culto con el humano arrastrando, no sabía si solamente dejarlo afuera o entrar, pues de cualquier manera estaría arriesgándose a entrar en territorio que desconocía y de la persona que más quería que muriera en esos instantes. De cualquier manera, no tenía porque tener miedo de un demonio cualquiera, él sabía que era superior, y se le hacía notar. En el momento de que entrara, cierta voz se le hizo familiar.

- ¡Señor Kokushibo! -dijiste a lo lejos, llegando corriendo al lugar en donde se encontraba-

Este rápidamente actuó, pues estaban en la entrada del culto, haciéndolos vulnerables debido a su posición, por lo que dejó al humano en el lugar del principio y fue rápidamente contigo, tapándote la boca para que no emitieras ni un solo ruido. En la oscuridad, finalmente habló susurrando.

- No deberías de estar aquí. Dije que me esperaras, fue una orden, ¿No quedó claro? -dijo susurrándote mientras estabas un poco incómoda debido a la posición en la que estaban. Los dos juntos, cuerpo a cuerpo-

Te disculpaste con la mirada y simplemente no dijo nada, pero en momentos siguientes, decidiste que tenías que hablar, por lo que el demonio un poco molesto te concedió la palabra.

- Lo siento... Es solo que no quería quedarme sola allá y pensé que necesitaría ayuda -dijiste en el mismo tono que el demonio de seis ojos, aunque te preguntabas por qué estaban susurrando-

Una voz familiar para el hombre pero desconocida para ti se hizo presente, alertando a los dos.

- Kokushibo-dono, que grata sorpresa. Creyó que no me daría cuenta de su presencia, ¿Verdad? -preguntó a la nada, pues los dos querían hacerle creer que no había nadie en la oscuridad- Parece ser que este "humano" no pudo ni siquiera hacer una orden bien -se rio, haciendo que te diera un escalofrío- 

El demonio actuó rápidamente, haciendo que se movieran a otro lugar menos oportuno en el cual tendrían más posibilidades de escapar.

𝐌𝐢𝐝𝐧𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐌𝐞𝐦𝐨𝐫𝐢𝐞𝐬 | 𝐊𝐨𝐤𝐮𝐬𝐡𝐢𝐛𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora