•|9|•𝐌𝐢 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨.(2/2)

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Heinrey suspiró agitado un par de veces, no comprendía porque había dicho algo así. No entendía porque Sovieshu quería deshacerse de él, así que por reflejo decidió confesar y expresar sus deseos de no querer irse.

—¿No crees que ya te haz humillado bastante al ser penetrado por mí? No quiero mantener una relación sexo afectiva contigo. Eres repugnante...

—Hace tan solo unos días decía que yo le parecía lindo, ¿y ahora dice que soy repugnante...?

—Sí, lo eres. ¿Qué más podría pensar de tí? Un hombre que ha sido penetrado no tiene una sola pizca de decencia, no mereces mi respeto.

—¿Y qué hay de usted, gran Emperador? ¿Penetrar a un hombre no lo convierte en un sodo...? —El pelirrubio no pudo completar aquella palabra cuando sintió que su mejilla fué golpeada por la palma de la mano de Sovieshu.

—¡Cierra la maldita boca! —Su semblante se tornó sombrío y aterrador en un par de segundos. —¿Quién te crees que eres, pequeña mierda? Si yo quisiera en este mismo instante te acabaría a tí y a tu maldito Reino, estás colmando mi paciencia...

La mejilla de Heinrey comenzó a tornarse de un color rojizo, él no pudo evitarlo decidió contraatacar al Emperador. Trató de también golpear su rostro con su puño pero Sovieshu evitó que este impactará en su rostro tomándolo con fuerza. Nuevamente aquellos ojos violetas volvieron a desprender varias lágrimas, bajó su brazo y el Emperador solo lo observó con indiferencia.  De haber sabido que todo era parte del plan del Emperador jamás se hubiera atrevido a enviarle cartas e incluso a aceptar ir a su habitación a conversar, él no sabía que el Emperador tenía como único objetivo probar que Heinrey era el culpable de la pérdida de maná de los magos de su ejército.

«¿Tal vez me merezco esto por ser un traidor?»

—¡Veremos que opinará la nobleza y la Emperatriz respecto a la relación que tiene con el Duque Dante... !

Sovieshu abrió los ojos de par en par, completamente sorprendido al ser descubierto se limitó a solo guardar la calma. No quería seguir dándole vueltas al asunto, por lo que decidió ignorar a Heinrey.

—¿No dirá nada, no le importa su reputación? —Preguntó paranoico, el Emperador se sentó nuevamente en la cama y siguió bebiendo.

Era impresionante cómo actuaba como si nada después de todo.

—Dile a la Emperatriz, ¿crees que ella confiará en tí después de todo lo que hiciste? ¡No me hagas reír...! —Dió un gran sorbo a su copa de vino.

Heinrey comenzó a temblar, poco a poco perdió el equilibrio debido al gran colapso por el que estaba pasando. Quedó en cunclillas, Sovieshu solo pudo observarlo con una gran sonrisa marcada en su rostro.

—¿Qué pasa, no quieres irte?

Heinrey negó con la cabeza, su mirada estaba centrada en la alfombra del suelo.

—¿Entonces qué es lo que quieres, Heinrey? ¿Qué es lo que quieres de la Emperatriz, de mí?

—Lo quiero a usted, su Majestad... Lo anhelo... —Murmuró suplicante.

El pelicastaño rió de nuevo, no podía tomar en serio a Heinrey.

—¿También estás igual de ebrio que yo? ¡Qué ridiculez! —Encorvó su espalda y acercó sus manos al rostro de Heinrey. —No importa lo que digas o lo que hagas, no tengo interés alguno en volver a fornicar contigo... No quiero tener sexo con un traidor. —Dijo con una voz severa.

—¿Y si dejase de ser un traidor? Si enmiendo todos los crímenes que he cometido... ¿entonces lo consideraría, su Majestad?

—¿Cómo podrías enmendar algo así? El maná...

𝐌𝐢 𝐅𝐫𝐮𝐭𝐨 𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora