En un juego lleno de estrategias, la luz y la oscuridad encuentran su equilibrio perfecto. Ambos se necesitaban y el destino se encargaría de unirlos.
⋆ Todos los personajes pertenecen a la autora Verónica Roth, excepto alguno que otro de mi propied...
Los siguientes días fueron muy agitados, con esto de las pruebas de la segunda etapa, entraba y salía todo el tiempo de la simulación, no era nada agradable veía a esas arañas todo el tiempo y luego Eric disparandome, hablando de él, no nos veíamos mucho, la sala de control no era su área así que solo nos veíamos a ratos en la noche o en le pozo, conversando y el preguntándome como me estaba yendo en las pruebas, también había alguno que otro beso debo admitir, pero claramente no era algo que me molestará.
En este momento estaba en la simulación, acababa de despertar del mismo sueño pero está vez tarde menos y aún no lograba superarlos.
- antes de que te vayas, puedo hacerte una pregunta? - Cuatro me miró y yo solo asentí.
- cuál fue tu resultado en tu prueba de aptitud? -
Mierda.
- Erudición - respondí.
Me miró por unos segundos no muy convencido hasta que volvió a hablar - estás mintiendo, se cuando mientes Ara -
- no tienes forma de saber eso - le dije sonriendo tomando lo que dijo como una broma.
- tal vez si, te lo voy a preguntar una vez más, cuál fue tu resultado en tu prueba de aptitud? - está vez sabía que no estaba jugando, me miró serio pero no podía decirle a nadie la verdad, menos a alguien de osadía.
- ya te lo dije, Erudición - mentí.
- bien, te puedes ir - dijo finalmente y yo camine directo a la puerta.
Salí del pequeño cuarto hecha un manojo de nervios, y si Cuatro lo sabía? Ahora sí estaba en problemas, si Cuatro sabía la verdad se lo diría a los líderes y me matarían, ahora también tendría que cuidarme de él.
"Están cazando divergentes" las palabras del otro día me vinieron a la mente, estaba metida en problemas, serios problemas.
Me dirigí directo a la tienda de tatuajes, tenía más preguntas que respuestas y la única persona que sabía la verdad era Damián.
Busqué al chico con ansias, ví a Tris a lo lejos hablar con una chica que también trabajaba aquí, no le preste mucha atención así que opte por seguir buscando al tatuador.
- necesitas algo niña? - un hombre bastante alto me habló.
- trabajas aquí? - pregunté y este asintió.
- sabes dónde está Damián? El chico que hace tatuajes -
- no está aquí, hoy es su día libre, querías un tatuaje? -
- no, mejor vuelvo mañana, gracias - dije sin esperar a que me respondiera.
Salí de la tienda camino a la terraza, era el único lugar que se me ocurrió para estar sola.
Desde lejos ví como Tris salía de la facción, estaba muy metida en mis problemas como para preguntarme dónde iría.
Tengo miedo, si Cuatro sabe la verdad no sé que haría. Las lágrimas amenazaron con querer empezar a salir, estaba ansiosa, e intranquila.
- estoy en problemas - dije para mí misma.
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