𝐃𝐀𝐑𝐊𝐍𝐄𝐒𝐒 - 𝐞𝐫𝐢𝐜 𝐜𝐨𝐮𝐥𝐭𝐞𝐫

Capítulo 23

- hola lamento haber tardado - llegué a dónde estaban Tris y Cuatro.

- está bien, vengan, esto quería enseñarles - dice Cuatro y nos acercamos a la orilla de la azotea.

- ¿erudición? - dice Tris.

- vienen hace semanas, los he estado observando - dice él.

- qué están haciendo ellos en osadía? - preguntó yo.

Había un grupo de gente, osados y eruditos llevando todo tipo de cajas y algo más.

- cargan suministros, computadoras, y esto - Cuatro enseña una especie de suero.

- qué es? -

- creo que un transmisor cognitivo, como un suero -

- para qué? - inquirí.

- te hace más susceptible a la sugestión, pero con lo que recolectaron, formarían un ejército - explico el moreno.

- carajo - murmuré.

'atención todos los iniciados
reportense a su prueba final'

Oímos por los altavoces de la facción, es hora.

- están listas? Se que lo lograrán... - nos anima Cuatro.

- porfavor dime qué no soy la primera Cuatro - suplique.

- no manejo el orden de la lista, pero creo es la misma de las prácticas -

Mierda.

- vamos? - me pregunta Tris y asiento.

Nos despedimos de Cuatro camino a la sala de espera donde nos llamarían de a uno.

[...]

- Ara - Damián llego a la sala y como lo suponía, era la primera.

Camine con él a un espacio muy grande, había varias personas de erudición, otras de osadía y los líderes, ví a Eric hablar con Max y cuando noto mi presencia me sonrió pero aparté mi vista.

Sentí una mirada intensa sobre mi, voltee y ahí estaban ellos, después de no verlos por mucho tiempo, mirándome como si fuera una desconocida, junto a Janine que también estaba ahí.

- voy a desmayarme - confesé.

Cuatro llegó a mi lado - escucha, ellos estarán monitoreando todo, no lo hagas tan rápido pero tampoco muy lento -

- ah, osea que si lo hago muy bien me matarán, y si lo hago medio bien solo me expulsarán -

- si, así es - responde.

Bien, gracias, adiós.

Subí a la camilla que había en medio de todo, evite hacer contacto visual con cualquiera que me pusiera nerviosa, me enfoque en Damián que se acercaba a mi con una jeringa.

- suerte niña, de verdad - dice inyectando el suero en mi cuello.

Si salgo de está prometo hacer una buena amistad con él, me cae bien el tatuador.