━━𝗧𝗛𝗘 𝗞𝗜𝗡𝗚 ♡ 𝗦𝘂𝗻𝗴𝗷𝗮𝗸𝗲 ݈݇-

𖥻 𝐋𝐨𝐯𝐞, 𝐝𝐨𝐧'𝐭 𝐭𝐨𝐮𝐜𝐡 𝐦𝐞 ݈݇-

POV'S NARRADORA

Jongseong caminaba junto a Jungwon, ambos en silencio, evitando intercambiar palabras o gestos. Mientras tanto, Jungwon observaba furtivamente el rostro del príncipe de Sohwa Guk. Su piel era pálida y suave, con un perfil bien definido y unos labios rosados y finos. La mandíbula marcada le daba un toque adicional de atractivo.

Sin duda, lo encontraba muy atractivo, demasiado para su propia comodidad.

─Deja de mirarme ─intervino Jongseong, con la voz un tanto ronca.

─Lo siento ─respondió Jungwon, girando la cabeza para ocultar su sonrojo. Últimamente, cada vez que estaba cerca del príncipe, se sentía más nervioso de lo habitual.

Continuaron su camino, deteniéndose en algunos puestos de comida y ropa, lo que despertó la curiosidad de Jungwon. ¿Para qué necesitaría todas esas cosas Jongseong?

A medida que se acercaban a un callejón, Jongseong se sentó en el suelo y Jungwon lo imitó. El alfa comenzó a lavar las frutas con agua y a preparar la comida que habían comprado. Luego, dobló la ropa y la guardó en su bolso.

─Eh... ¿Qué estamos haciendo aquí? ─preguntó Jungwon, manteniendo cierta distancia con respecto a Jongseong.

─Hay... unas personas importantes para mí ─respondió Jongseong, desviando la mirada y esperando la llegada de sus "niños".

Jungwon observó el rostro de Jongseong, pero decidió no decir nada y esperar pacientemente a las personas que eran significativas para él. Después de unos minutos, vio cómo dos niños se acercaban a ellos.

La niña corrió hacia Jongseong y se lanzó sobre él, abrazándolo y llenándolo de besos, mientras que el niño se acercó más tranquilamente y se sentó en su regazo, escondiéndose en su cuello.

Jungwon observaba la escena con asombro. ¿Estos niños eran las personas importantes para Jongseong de las que había hablado? ¿Eran sus hijos?

El niño, al notar la presencia de Jungwon, se giró y lo miró con ojos brillantes. En un instinto, se bajó del regazo de Jongseong y se acercó al Omega.

Al estar cerca, lo examinó detenidamente.

─¿Quién es él? ─preguntó, señalando a Jungwon.

─Él es... ─Jongseong iba a responder, pero fue interrumpido por un grito de la otra niña.

─¡Mamá! ─exclamó la pequeña, aplaudiendo con alegría.

Jungwon y Jongseong se miraron sorprendidos. ¿Por qué los niños decían eso?

─¿Por qué dices eso, Minji? ─preguntó Jongseong, mirando a la pequeña.

─Bueno, él se parece mucho a mamá y tú a papá, ¿no, Woozi? ─respondió la pequeña con entusiasmo.

El pequeño cachorro tenía lágrimas en los ojos. Aunque era pequeño, nunca olvidaría el rostro de su madre, y el hombre que estaba frente a él era igual de hermoso que ella.

Woozi no pudo contenerse y se lanzó a abrazar al Omega, quien se sorprendió al principio, pero luego se dispuso a abrazarlo al escuchar los sollozos del cachorro.

Después de un momento, decidieron dejar el tema ahí. No era algo para discutir delante de los niños. Minji y Woozi comenzaron a comer tranquilamente, la niña no se separaba de su "papá" mientras comía y le contaba todo lo que había hecho, mientras que el niño no quería apartarse de su "mamá".

Jungwon se encariñó mucho con los dos pequeños. Le gustaba escucharlos llamarlo "mamá"; sentía un cálido afecto en su pecho al escucharlo.

Después de comer y despedirse de los pequeños, prometieron volver otro día. Sin más, los dos príncipes se alejaron del rincón y se dirigieron a sus hogares. El sol se estaba ocultando, tiñendo el cielo de colores naranjas y rojos.

Caminaban acompañados por el cálido atardecer en el cielo. Ninguno de los dos decía nada, pero el silencio era cómodo. Sentían la felicidad en sus corazones, aunque no podían explicar por qué.

Jungwon siempre había querido ser padre, y el hecho de que los niños lo llamaran "mamá" había hecho que su corazón se llenara de emoción.

─¿Qué son para ti? ─preguntó el Omega, sin apartar la mirada del frente.

─Son mis hijos ─respondió Jongseong con seguridad.

─Entonces, ¿por qué los tienes así?

─No son de mi sangre. Un día, los salvé, y desde entonces no ha habido un día en que me haya separado de ellos. Los considero mis hijos por eso ─explicó Jongseong, transmitiendo seguridad en su voz.

─Qué bueno... Son muy lindos -comentó Jungwon.

Jongseong lo miró de nuevo. Lo veía, su rostro, perfecto ante sus ojos. Para él, Jungwon era un sueño hecho realidad, el Omega perfecto.

Jungwon también lo miraba. Ninguno de los dos se permitió mentirse en ese momento. La emoción que latía en sus pechos y en sus corazones era amor. Las cosquillas en sus estómagos cada vez que se veían eran las típicas mariposas del amor.

Dejaron de caminar, quedándose perdidos en la mirada del otro. Jongseong bajó la mirada hacia los labios del Omega, los cuales había deseado besar desde que se conocieron. Pero no podía. Y Jungwon lo sabía, pero no entendía la razón.

─Jungwon, ámame, pero no me toques ─dijo Jongseong.