Entre Mundos: La Travesía de Helaena Potter en el Mundo Mágico

Capitulo 6

Desde que obtuvo su varita Helaena pasó el resto del tiempo enfocada en un solo hechizo, intentando convertirlo en realidad: controlar su magia y aprender a usarla sin varita. Para ella, el hechizo más obvio era Accio, el hechizo de invocación. Era un proyecto ambicioso, incluso si no lograba dominarlo antes de llegar a Hogwarts, seguiría trabajando en ello. El uso de una varita era tan importante a la hora de realizar magia que perderla era una forma demasiado fácil de quedarse sin ella. Un Accio sin varita podría solucionarlo rápidamente.

Después de una profunda respiración, terminó su meditación y abrió los ojos, concentrándose en traer su varita desde su escritorio. Mentalmente, imaginó que la varita volaba hacia su mano. "¡Accio!", pronunció, con los ojos fijos en su varita. Sus ojos se estrecharon cuando sintió un ligero tirón. La varita se movió ligeramente, girando hacia ella tal vez una pulgada. Intentó empujarla más, pero perdió el control. Soltó el aire que no se había dado cuenta de que estaba conteniendo.

Después de desdoblar las piernas y levantarse, caminó hacia su escritorio y tomó la varita. Aunque sus logros habían sido pequeños, como empujar y tirar de objetos, Helaena tenía esperanzas de poder manejar más con el tiempo. Aunque era poco probable que dominara Accio antes del 1 de septiembre, seguía teniendo fe en sí misma.

Mientras reflexionaba sobre sus logros, Helaena no pudo evitar pensar en su desdén por el Ministerio de Magia. Había leído muchos libros de fantasía que presentaban gobiernos corruptos, lo que la llevó a desarrollar una aversión hacia la institución.

Además, había hojeado los libros de ficción sobre Helaena Potter y rápidamente llegó a odiarlos. Cada uno de esos libros mostraba a la protagonista realizando hazañas increíbles a edades increíblemente jóvenes, a menudo terminando con ella emparejada con un príncipe sangre pura. Aunque los libros estaban bien escritos, Helaena no podía evitar sentir que su fama estaba siendo subestimada por McGonagall en lugar de exagerada.

...

Después de todo lo que aprendió del libro introducción al mundo mágico, Helaena se preguntó a sí misma: ¿Y la casa de los Potter? ¿No estaría en pie? Cuanto más aprendía y reflexionaba, más cosas tenía que resolver. Sacó la libreta que siempre llevaba en su bolsillo y en una de las últimas páginas escribió una lista:

1. Comprar un nuevo armario mágico.

2. Invertir algo de dinero en el mundo muggle y mágico.

3. Buscar las propiedades de los Potter.

4. Encontrar un lugar alternativo para vivir en caso de que todo se vaya a la mierda.

Con sus objetivos bien definidos, decidió aventurarse en el Callejón Diagon esa tarde. Aprovechando que los Hudson estaban a punto de irse en otro de sus viajes, Helaena vio la oportunidad perfecta para explorar el Callejón Diagon sin tener que explicar sus acciones o preocuparse de que alguien note su ausencia en la mansión.

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No pasó mucho tiempo antes de que Helaena se dirigiera a un lugar apartado y sacara su varita. Dio un salto reflexivo hacia atrás cuando el enorme autobús triple piso de color púrpura llamativo apareció justo frente a ella, cobrando existencia repentinamente. Tras recuperarse, le lanzó una sonrisa al conductor del Autobús Noctámbulo, que era justo lo que esperaba: un conductor joven y despreocupado, lleno de granos y probablemente aún sin edad suficiente para beber. Las elecciones de personal cuestionables del Autobús Noctámbulo jugaban a su favor ahora, ya que supuso que alguien más profesional podría haber cuestionado por qué una niña estaba sola. Pero al conductor no pareció importarle en absoluto cuando bajó del vehículo y le dijo: "Bienvenida al Autobús Noctámbulo, transporte de emergencia para los varados. ¿Hacia dónde se dirige?"