Prologó

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Alejandro de la Barra Cruz se recostó en el asiento de clase económica de su vuelo rumbo a Grecia, a sus 40 años de edad, era un maestro de historia en la universidad de Harvard, emigrado de México, desde pequeño había soñado con especializarse en esta rama particular de los estudios sobre todo por su afición natural por grecia y su historia, cuando terminó sus estudios en su país, logró conseguir una beca y estudiar en Harvard, finalizó sus estudios y consiguió una plaza en esa prestigiosa Universidad

Después de 15 años, su sueño de viajar a grecia por fin se hacía realidad, primero viajo a Mexico desde Estados Unidos, donde válido su pasaporte, con su visa, y su ciudadanía mexicana, tenía un pase directo a Grecia, un mes de vacaciones justamente ganadas, esto era vida para el

Cuando cerró los ojos, no durmió, medito, sobre qué lugares debería visitar primero, pensó en Atenas, luego en Tesalónica, o Epiro, la mítica Esparta o Corintio, ¿Podría viajar a Creta? sea a donde fuera, visitará las Termópilas, sin duda, aunque ya no era el desfiladero que era y permitió a los 7 mil griegos y a los 300 Espartanos defenderse de las hordas de Jerjes, quería una foto de la estatua de Leonidas, y si pudiera, iría a Macedonia a tomarse una foto frente a la estatua de Alejandro Magno, si pudiera viajaría a Bizancio, renombrada Estambul por los turcos, una lastima

Entre sus pensamientos el sueño empezó a invadirlo, decidió dormir, abrazado por las Musas de las leyendas griegas, que le susurraban las viejas glorias de grecia, y a punto de dormir estaba, cuando un temblor lo despertó, escuchó al avión temblar, vio desde adentro como el avión temblaba, su estructura desgarrándose, las personas gritando, en el exterior una tormenta azotaba el aire, de repente, una explosión arrancó una parte de la pared, Alejandro no tuvo tiempo de aferrarse a ningún lugar y salió volando, por un instante, observo el cielo, las nubarrones negros, los rayos y centellas, un segundo después observó la turbina del avión que se acercaba rápidamente hacia el o el hacia ella, sintió que algo apretaba su corazón, en vano coloco sus brazos de frente para tratar de protegerse en vano...

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Era de noche, el cielo retumbaba por los relámpagos que azotaban la tierra, el poderoso dios Cronion, o como otros lo llamaban, Emroy, para algunos era el dios de la guerra, la violencia y la brutalidad, para los Helénicos del reino de Makedonian era el padre de los dioses, el señor de los cielos, y si, también el señor de la guerra, el rey de Makedonian, Philippos II esperaba el nacimiento de su primogénito, los gritos de su mujer resonaban por el pasillo, los guardias mantenían una posición firme frente a la puertas, con sus Aspis y Xifos en guardia, protegiendo a la Reina y al Rey, quien parecía que en cualquier momento rompería el suelo de tantas vueltas que daba, el grito de una mujer seguido por el llanto de un bebé llamo su atención

- ¡Un niño! - gritó una anciana, El rey sonrió orgullo, y se acercó a la puerta

Los guardias la abrieron y Philippos observó una escena que le conmovió, la anciana cargaba en brazos un pequeño bultito que no dejaba de llorar, se lo entregó y él lo miró, el pequeño era idéntico a él, salvo por la vejez, podría decirse que era su hermano gemelo en miniatura, salvo por los pequeños mechones de pelo rubio, heredados de su madre, el se acerco a donde ella estaba recostada, sonriente

- Es un varón, ¿como lo llamaras? - preguntó el rey

- Eso te corresponde a ti - mencionó su mujer

- Sandeces, yo no lo cargue en mi panza nueve meses, tu mereces ese honor mi amada - insistió el rey

- Que puedo hacer si el rey me lo ordenó - Sonrió débilmente la mujer, mientras acariciaba la cabeza del bebé - Lo llamare... Alexandros - dijo tras un breve silencio

- ¿Por qué ese nombre? - pregunto Philippos

- Siento que... el tendrá un gran papel en la historia de nuestra nación... - el rey sonrió

- Bueno, si tendrá un gran propósito deberá conseguirse un reino más grande, algo más digno de él - el Rey miró al pequeño que pareció calmarse brevemente - ¿No crees pequeño? - el rey sonrió, una dentadura incompleta donde dos dientes habían sido reemplazados por pequeños dientes dorados y un diente carcomido por las caries apareció frente al bebé que reanudó su llano con mayor intensidad que antes

Gate: la Ascensión de HellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora