My boy

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- ¿Bajaron las ventas? ¿Qué paso? - Intente acercarme y tomar su mano, pero me aparto con un débil movimiento de la suya.

- ¿No escuchaste? ¿Acaso estas sorda? Las ventas están bajando a un nivel alarmante y no sé qué carajos estamos haciendo mal.

Se froto la sien y cerró los ojos mientras tenía el ceño fruncido, entonces de uno de los cajones del escritorio saco un tabaco y un encendedor.

- ¿Quieres que me quede e intente ayudarte y averiguar el problema juntos? Tal vez solo necesitas un poco de ayuda y-

- ¿Ayuda? ¿De ti? ¿Acaso sabes lo que el público quiere y necesita? ¿Sabes de finanzas? No, ¿Verdad? Cuando sepas alguna de esas cosas vienes y con gusto acepto tu ayuda.

Escupió el humo del tabaco y me miro con mala cara, decidí no insistir más y no molestarlo más de lo que ya estaba, realmente no quería que terminara pasando lo mismo de siempre.

- Esta bien, entonces no insisto más. Espero logres resolver ese problema pronto. Cuídate, cielo.

Sin decir más comencé a caminar hacia la puerta y me encontré con la modelo de antes.

- Buenas tardes, un gusto volver a verte. Tengo unos asuntos pendientes los cuales resolver con tu... novio. Si no te molesta, claro.

Sonrió y tiro su cabello hacia atrás, dando a entender lo tan diferentes que éramos.

- Claro que no, adelante. Incluso creo que él te estaba esperando- La mire desafiante y aprete los puños, comenzando a caminar.

Entro y cerró la puerta, la ansiedad me gano y sigilosamente me acerque a la puerta, apoyando mi oreja en esta.

Intente prestar atención para lograr escuchar algo y al inicio no escuche nada, solo silencio. Poco a poco comencé a escuchar murmullos y luego risas estruendosas, parecían muy cómodos el uno con el otro.

Aprete los puños y me despegue de la puerta, intentando darles su espacio.

- Quizá me estoy comportando como una obsesiva... Tal vez no pase nada entre ellos y solo estoy siendo toxica.

Intente convencerme a misma, pero sabía que algo pasaba, mi intuición no fallaba.

Recorrí la mansión, intentando calmar mi mente inquieta y tome el mejor vino que pude encontrar, le saque el corcho y comencé a beberlo como si fuera agua.


No sabía cuánto tiempo había pasado, pero estaba tirada en el piso del jardín, con la botella vacía a mi lado.

Me senté y miré hacia la gran mansión, se veía triste y solitaria.

No sabía cómo había terminado allí, pero no me sentía ebria ni prenda, solo sentía mis mejillas calientes.

Camine hacia la mansión y me pare frente a la puerta de su oficina, no escuchaba nada y la abrí, tambaleante.

Levante la mirada y vi a Once-ler sin su camisa, con la modelo sobre él.

No dije nada, intentando adivinar si lo que veían mis ojos era real o una ilusión.

Deje caer la botella la cual se quebró causando que se sobresaltaran y miraran en mi dirección.

En pánico, la modelo cubrió su cuerpo y se escabullo detrás de la gran silla, cubriéndose.

Al fin reaccione y el corazón se me disparo, Once-ler me miraba con preocupación y comenzó a acercarse a mí, intentando tomarme por los hombros.

Cafuné - OncelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora