- Tras el evidente y fuerte declive de la compañía del Sr. Once-ler, fue inevitable su cierre, gracias a la quiebra que sufrió. Estamos afuera de la casa de reuniones del Sr. O'Hare, quien parece ser el nuevo magnate a postularse con el novedoso aire puro que está comenzando a comercializar, el cual es la sensación, pues la calidad del aire no es nada buena. Nos encontramos esperando un espacio para entrevistarlo, pues según los rumores se encuentra en este preciso momento conversando con el ex millonario Once-ler cerrando un negocio, del cual nos enteraremos más tarde.
La presentadora tomo aire un momento y el camarógrafo apunto hacia la casa de negocios, enfocando una habitación en específico donde parecían estar ellos. La multitud amontonada dificultaba ver bien, por lo que la vista volvió hacia la presentadora, quien continúo hablando.
- Aun es tema en las primeras páginas de los periódicos, pues a pesar de haber cerrado su fábrica y producción de Thneed's hace 15 años y desaparecer durante 10, parece estar volviendo a flote con algún negocio entre manos. Les seguiremos contando apenas tengamos alguna novedad.
Dijo la presentadora y apago el televisor de inmediato, no quería saber más.
- Chica, es tu turno.
Dijo su malhumorado jefe, y entonces acomodo su moño el cual estaba perfectamente alineado en su cuello, solo por el reglamento el cual ya sabía que allí existía.
Salió del pequeño salón y tomo la bandeja la cual solía estar en el mismo lugar de siempre, en el mismo rincón de siempre.
Comenzó a rondar por el extenso bar tomando pedidos, escuchando chifles, halagos vulgares y algún que otro hombre intentando propasarse, pero si ellos pagaban, no había mucho que hacer.
"Prohibido tocar a las chicas del bar, excepto si deja 50 dólares extra de propina. Entonces ya no será tan prohibido."
Decía un cartel bien pegado en la puerta de entrada, no por algo era el bar con peor reputación de la ciudad, aunque muy bien remunerado y visitado por quienes podían darse el lujo de pagar aquella cuota.
Apenas comenzó mi turno y ya quiero irme..
Pensó cansada y con notorias ojeras bajo sus ojos, los turnos eran demasiado extensos, y ni hablar de los pocos días de descanso que tenía entre semanas.
Luego de un par de horas cuando el bar estaba medianamente vació y caía la noche por fin pudo descansar y encendió un cigarro, se sentó en una de las mesas más alejadas de la atracción central, el escenario, y suspiro, sin duda alguna no era la vida que había planeado.
Aunque realmente nunca había pensado en una.
Cerro los ojos un momento y una vez más escucho la campana de la entrada sonar, anunciando la llegada de otro cliente.
Se quedo allí sentada un par de minutos y apago el cigarro cuando estaba a punto de quemarle la yema de los dedos.
Luego de hacerlo justo unos segundos después el hombre de antes se le acerco, parando frente a su mesa.
Suspiro con amargura, mirando alrededor, buscando el respaldo de alguna de sus compañeras, no estaba de ánimo para atender algún pervertido dispuesto a dejar "propina extra" por ella.
Su mente estaba ocupada con algo un poco más triste que ello.
- Buenas noches, señorita. ¿Me permite hacerle compañía?
Tardo unos segundos en entender lo que aquellas palabras significaban, lo oía, mas no lo escuchaba.
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Cafuné - Onceler
Fiksi Penggemar- ¿Acaso sabes todo lo que hice por ti? ¿Sabes todo lo que me humille por ti? Por amarte. Por pensar que lo que hacía lo hacía bien si estabas a mi lado. Pero ahora solo veo que eres un monstruo. "Dame una buena razón para amarte, magnate" Pueden en...