CAPÍTULO 39

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CESAR PARRA.

- Creo que te amo.

No podía ni creer lo que había salido de mis labios, todos estaban en silencio en la oficina y sentía tenso el cuerpo de T/n bajo mi abrazo.

- ¿Qué? - escuché el susurro de T/n, y me alejé de ella sin ser capaz de mirar su rostro.

- Que creo que tengo hambre - sonreí forzadamente - Entonces, ¿Vamos a comer o bajo solo? - mamá se me quedo mirando mal, mientras negaba con la cabeza, mi papá tenía la mano en su frente y mis hermanos me veían con una sonrisa.

- Me parece buena idea, pero si estás invitando, tú pagas - T/n fue quien rompió la tensión.

- Bueno, iré a buscar a Luis, tal vez también quiera, ya saben, comer y eso - salí cerrando atrás de mí y me recosté en la puerta. Idiota.

- Discúlpalo, linda. Es que se me cayó de los brazos cuando estaba chiquito - fue lo último que escuche antes de retirarme del lugar.

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Han pasado dos semanas desde aquel encuentro en la oficina de T/n, nos manteníamos al tanto de cualquier información que nos pudiera ser útil acerca de ese tal Lisardo Guarinos, quien casualmente se encontraba en Phoenix, con Luis habíamos hablado del tema, él estaba dispuesto a ayudarme en todo lo relacionado con la búsqueda de la verdad, más ahora que teníamos nuevas pistas que seguir.

Con T/n íbamos bien, no se había tocado el tema de mis palabras en la oficina, y era un tema que no me sentía muy a gusto de tocar, estaba seguro de que por más que tuviéramos un gusto mutuo, aún faltaba mucho para que fuera amor.

Todos los días la acompañaba al hospital a la tarde, y me quedaba con Adriana, mientras T/n hacía sus secciones de terapia física en su brazo.

Teníamos largas charlas con Adriana, era una mujer muy interesante, y tenía muchas anécdotas que contarme sobre la infancia de T/n, también aprovechaba para sacarle más información de sus gustos y demás.

El día de hoy estaba lluvioso y frío, cosa que aproveche para entrar sin ser visto por las enfermeras, dos tazas grandes de chocolate con bagels con crema, a pedido de Adriana, quien se encontraba con enormes deseos de comer eso, nos sentamos en la camilla y disfrutamos nuestro manjar, mientras T/n terminaba.

- Que bueno que Jaime salió, no me dejaría comer nada de esto.

- ¿No puedes comerlo? - no quería ser el responsable que enfermara más.

- No, pero solo una vez no me hará daño, la comida del hospital es asquerosa - le asentí con la cabeza.

- Eres tan dulce, cielo. Ahora sé por qué T/n se enamoró de ti - si supiera mi señora, si supiera.

Terminamos de comer y salí a tirar las evidencias de nuestra travesura, si Jaime nos descubría iba a golpearme.

A lo lejos vi a T/n, se encontraba sin su cabestrillo hablando animadamente con un doctor, quien se estaba pasando de listo tocando el brazo de mi mujer, me acerque a ellos y rodee a T/n con mi brazo.

- Ya acabaste tu terapia, mi amor.

- Cesar, justo acabo de terminar - se giró un poco mirándome y aproveché para tomar sus labios en un corto beso.

- Él es el doctor Simón, es quien realiza mi terapia física - el tipo me extendió su mano y la tome apretando con fuerza.

- Solo llámame, Marcos. Estamos en confianza, T/n - ay si istimis un cindinsi, idiota.

Forzando el Amor 🎶🎸♥️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora