Mariposas en el estómago

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- Cada que lo veo me siento tan raro, es como si algo me hubiera faltado toda la vida, pero no sabía que me faltaba y ahora que lo tengo no quiero dejarlo jamás, cada que me toca, me abraza y me besa siento que podría pasar mi vida dormido en su pecho como si fuera un niño pequeño, siento que soy tan de él -

- Ay Matu nunca pensé que serías tan cursi - Dijo Juani al otro lado del teléfono, haciendo bufar a Matías.

- Déjame, tú siempre te enamoras de cualquiera que pasa por al frente, ahora te toca a vos soportar mi cursilería -

- ¿Entonces ya sientes las maripositas en el estómago cada que tu príncipe encantado malandro te manosea? - Bromeó Juani recibiendo una regañado por parte del otro.

- Como sea ya tengo que ir a dormir, mañana tenemos examen y escuchar tu historia de amor con el falopero no me va a ayudar en física - Ambos se despidieron y colgaron.

Matías pensaba llamar a Enzo cuando su madre entra a su cuarto cerrando la puerta tras ella, mirándolo fijamente.

- Malena me dijo que un malandro estuvo tocando la puerta a las tres de la madrugada - Matías quedó totalmente estático y quieto, no sabía cómo iba a responder.

- Es un amigo... -

- Ajá, ¿el mismo amigo con el que hablas todas las noches? - Arqueó una ceja mirando a su hijo a los ojos.

- Sí... -

- ¿El mismo amigo del que le estabas hablando a Juani? -

- ¡Mamá! -

- ¿El mismo amigo que te hace sentir mariposas en el estómago? - Matías se tapó la cara de la pena y se escondió entre las cobijas.

- Lo estas malinterpretando todo - Dijo cubierto por sus cobijas.

- Eres igual a tu padre -

- No me digas eso, es horrible -

- Incluso cuando los descubrían negaban todo - Explicó mientras una sonrisa nostálgica se posaba en su rostro.

- No me digas que me parezco a él, es como si dijeras que soy el peor hombre del mundo - La mujer se quedó atónita, Matías nunca se había referido a su padre de esa forma, supuso que era su culpa, no tenía escrúpulos al momento de atacar al padre de Matías.

- No deberías sentirte así, eres el único hombre que conozco que me ha tratado como una persona y no como una bolsa de basura – Rio de forma amarga la mujer, Matías iba a abrazarla, pero toda su atención se dirigió al reloj de su pieza, ya eran las doce, ya era el día de las madres. Le pidió a su madre que se quedará ahí y se tapara los ojos mientras el buscaba el regalo.

- Ya puedes abrirlos - Eran unos zapatos, unos de los que tanto su madre quería, ambos se abrazaron y sintieron que podían compartir y afrontar todo juntos, la felicidad, el abandono, la frustración, la pobreza, la injusticia.

- Ese malandro es afortunado de tenerte... - Tras decir eso entró su abuela con una tarta para festejar ese día especial, se pasaron toda la noche viendo la tele, comiendo y contando anécdotas divertidas, esa noche Matías sintió por primera vez que no le faltaba algo.


"¿Qué he hecho yo para merecer esto?" enzo x matiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora