Noche de dudas

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Los días pasaban cada vez más lentos y pacíficos en la vida de Matías, iba al colegio, hablaba con sus amigos, regresaba a casa, dormía y hablaba con Enzo toda la noche, siempre les faltaba más por contarse y por expresar, Matías le contaba sus aspiraciones y ambiciones, que quería salir del pueblo e ir rumbo a capital a prepararse y poder darle una vida decente a su madre y abuela, Enzo no planeaba lo mismo, decía que quería quedarse ahí con sus amigos fumando siempre en la misma esquina, además decía que quizás no aprobaría debido a las grandes inasistencias que se reflejaban en su historial escolar.

- ¿Y no te da miedo? - Preguntó Matías del otro lado del teléfono, mientras su mirada se perdía en el cielo que se asomaba por la ventana.

- No, estoy bien así, cuando me boten de casa me tocará encontrar laburo y seguiré aquí tratando de sobrevivir - A Matías se le hacía tan raro ver como Enzo parecía no vivir de nada que quisiera, como si solo fluyera como el viento, eso le sorprendía de Enzo, pero también le aterraba.

- ¿Y tú sueño? - Se atrevió a preguntar Matías.

- ¿Mi sueño? -

- Sí, ya sabes, tu meta o algo que te apasione -

- En este preciso momento, tú -

- Que chamuyero que sos - Dijo Matías mientras reía con un poco de pena - Pero ya en serio, ¿Cuál es tu sueño? -

- No tengo y no aspiro tener - Respondió con simpleza, y el silencio emergió en la llamada, Matías quería preguntar pero no quería meterse en algo que no le incumbía, sin embargo no hizo falta preguntar - Creo que los sueños es para gente extraordinaria o muy estúpida.

- ¿Cómo? -

- Ay Matu, vos entendes, somos pobres y estamos en la mierda, soñar es solo esquivar la realidad que nos afronta - Matías tuvo un semblante serio ante la respuesta.

- Pero, siempre es bueno pensar en grande, no? - Preguntó con un tono más bajo de lo normal.

- Quizás, pero si sigues un sueño imposible o irreal terminas lastimando a los que te quieren en el proceso, y te lastimas a ti cuando te des cuenta que no podrás lograrlo - Esas palabras caían como un balde de agua fría en Matías.

- ¿Lo dices por tu madre? - Preguntó Matías sintiendo como su pecho se agitaba al no saber cómo reaccionaría Enzo ante la mención de su madre, no salía hablar mucho de ella.

- Sí, y por todos, vivir de una ilusión apesta, pensar que alguien volverá cuando jamás lo hará solo por seguir sus estúpidos sueños - Las palabras salían con cierto resentimiento y enojo de la boca de Enzo.

- No porque ella no los haya cumplido y te haya abandonado significa que todos harán lo mismo - soltó con cierta impotencia Matías, pero inmediatamente después de decirlo se vio arrepentido - Yo no quise... - Fue interrumpido por un altanero Enzo.

- ¿Y tu padre qué? ¿Aún piensas que volverá? - Matías abrió los ojos ante la mención de su padre.

- Enzo basta, no te permito que hables de él - Enzo rio ante su petición.

- Pues deja de soñar Matías, ¿Acaso no te das cuenta? no volverá, te abandono, como mi madre me abandono a mí, somos igual de miserables - 

- Cállate, te dije que te detuvieras -

- Deja de creer que eres superior a mí, deja de creer que tu padre volverá, deja de soñar Matías - Al pronunciar su nombre, Matías colgó la llamada, no quería escuchar más, se negaba a afrontarlo, sus ojos desprendieron delgadas y cansadas lágrimas, mientras sus manos subían a su cabeza para tratar de asimilar el volcán de información.

Pero Matías se negaba, se negaba a verlo de esa forma, se lo habían dicho muchas veces, pero todas de manera sutil, que su padre no volvería a buscarlo y que probablemente lo habría olvidado, pero Matías sabía que no, quizás en la mayoría de los casos pasaba así, pero no en su caso. Solo necesitaba verlo, escuchar su voz, hablarle, entenderlo, quería justificarlo, aunque fuera un acto atroz, solo quería sentir que no le faltaba nada de nuevo.

Estaba decidido, si su padre no regresaba, el iría a buscar a su padre.

Se levantó de su cama y se dirigió al estante grande de la sala, ahí se guardaban documentos importantes, quizás podría encontrar algo de su padre, algo que lo ayudara, estuvo mucho tiempo sacando y metiendo papel para que al final no encontrara nada.

- ¿Qué buscas hijo? - Matías bufó ante la pregunta de su abuela, la había despertado sin querer y ahora se sentía culpable, sin embargo, ahí se dio cuenta que su abuela sería la mayor utilidad en su búsqueda.

 - Abue, necesito que me digas todo lo que sabes sobre mi padre - Matías tomó un papel y comenzó a escribir conforme su abuela hablaba, comenzó a tener datos exactos, su nombre, apariencia y edad, sin embargo, no era suficiente.

- ¿No sabes dónde está ahora? - El silencio reinó en la sala, su abuela lo miraba fijamente, como si quisiese decir algo, pero no pudiera decirlo.

- Prometí no decirle a nadie... -

- Abue por favor, solo necesito conocerlo, hazlo por mí - Lágrimas brotaron de los ojos de su abuela, y un Matías expectante recibió la respuesta que deseaba, ya había ideado su plan de como lo buscaría, iría al registro de la ciudad a buscar a su padre, el único problema que se le presentaba era el dinero y la distancia entre las ciudades.

- Ten hijo, son mis ahorros, con esto bastará para tu pasaje de ida y vuelta a ver a tu padre - Los ojos de Matías se iluminaron ante el acto de su abuela, la abrazó fuerte, por fin podría hacer lo que estuvo deseando hacer toda su vida.

Se levantó y alisto sus cosas, el bus saldría en poco menos de hora y media y ya casi amanecía, así que tendría que prepararse para salir rápido, una vez con su mochila puesta y dispuesto a salir a cumplir su sueño más grande, su madre despertó.

- ¿Que hacés despierto a esta hora? ¿Dónde vas? - Preguntó su madre con un tono de voz preocupado mientras veía a la mujer mayor y a Matías, quienes se miraban de manera complíce, sin saber que decir y hacer, la mujer recién despierta vio a su hijo, la mochila y el dinero en su mano, y pudo darse una idea de lo que haría. 

- Matías vuelve a la cama -

- No, tengo que hacerlo mamá, tengo que conocerlo -

- Dios santo, ¿Qué cosas te ha dicho tu abuela? ¡Ya te lo he dicho muchas veces! No hagas caso a su disparate - La abuela se levantó y comenzó a a defenderlo diciendo que debía irse, pero su madre se negaba.

- Mi hijo no quería, él se vio obligado - Alzaba la voz la abuela mientras lagrimas se desprendían de sus ojos.

- ¡¿No quería?! ¡Él se moría por irse, por dejarnos! Nos abandonó a usted, a mí y a Matías, entiéndalo - Cada vez sus palabras sonaban más fuertes y más punzantes.

- Tengo que ir mamá, tengo derecho a hacerlo -

- Matías estoy dando una orden -

- ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Por qué se fue? Necesito saberlo, necesito que me lo diga, necesito entenderlo y perdonarlo - Comenzó a llorar de desesperación y frustración mientras las dos mujeres lo veían estáticas.

Antes de que su madre hablara, él ya se había ido corriendo, no quería retrasarse, escuchaba los gritos de su madre y las protestas de su abuela, pero sobre todo escuchaba a su corazón palpitar de la gran emoción, por fin cumpliría esta fantasía y este deseo que era más grande que él, quería por fin sentir que no le faltaba algo, quería sentir que merecía tener a su padre de vuelta.

"¿Qué he hecho yo para merecer esto?" enzo x matiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora