Gia y Dumbledore se dirigieron a la puerta trasera de La Madriguera que, como era habitual, estaba rodeada de botas de lluvia viejas y calderos oxidados. Dumbledore dio tres golpes en la puerta y la chica vio moverse algo con precipitación detrás de la ventana de la cocina.
- ¿Quién es? - preguntó la señora Weasley, nerviosa -. ¡Identifíquese!
- Soy yo, Dumbledore. Y traigo a Gia.
La puerta se abrió al instante. Allí estaba la señora Weasley, bajita y con una vieja bata verde.
- ¡Gianna, cielo! - la muchacha le sonrió -. ¡Cielos, Albus, me has asustado! ¡Dijiste que te esperáramos hasta mañana por la mañana!
- Hemos tenido suerte - repuso Dumbledore mientras hacía entrar a la chica -. Slughorn resultó mas fácil de persuadir, todo gracias a Gia, claro. ¡Ah, hola, Nymphadora!
La señora Weasley no estaba sola, pese a que ya era muy tarde. Una joven bruja, con cara en forma de corazón, pálida y con un desvaído pelo castaño, estaba sentada a la mesa con un tazón entre las manos.
- ¡Hola, profesor! - saludó -. ¿Qué tal, Gia?
- ¡Hola, Dora!
Gia se fijó en que estaba muy demacrada y sonreía de manera forzada.
- Tengo que marcharme - se disculpó Tonks; se levantó y se echó la capa por los hombros -. Gracias por el té y por tu interés, Molly.
- Por mí no te marches, por favor - dijo Dumbledore con cortesía -. No puedo quedarme, tengo que tratar asuntos urgentes con Rufus Scrimgeour.
- No, no, debo irme - insistió Tonks sin mirarlo a los ojos -. Buenas noches.
- ¿Por qué no vienes a cenar este fin de semana, querida? Vendrán Sirius y Ojoloco...
- No, Molly, de verdad... No obstante, muchas gracias. Buenas noches a todos.
Tonks se apresuró a pasar junto a Dumbledore y Gia y salió al jardín.
Cuando se hubo alejado un poco de la casa, se dio la vuelta y desapareció. Gia tuvo la impresión de que la señora Weasley estaba preocupada.
- Bueno, Gia, nos veremos en Hogwarts. Sirius vendrá a recogerte en unos días - se despidió Dumbledore -. Cuídate mucho. A tus pies, Molly.
Le hizo una reverencia, siguió a Tonks y desapareció en el mismo lugar en que lo había hecho la bruja. La señora Weasley se volvió hacia ella para examinarla.
- Estas muy hermosa, cielo - la alabó, mirándola de arriba a abajo -. Has crecido mucho, parece que te hayan hecho un hechizo extensor, como a Ron. ¿Tienes hambre, Gia?
- Si, un poco - admitió, dándose cuenta de lo hambrienta que estaba.
- Siéntate, querida. Te prepararé algo.
En cuanto se sentó, un gato rojizo y peludo de cara aplastada le saltó a las rodillas, se instaló allí y se puso a ronronear.
- ¿Esta Hermione aquí? - preguntó la chica, contenta.
- ¡Ah, si, llegó anteayer! - respondió -. Están todos acostados, claro. No te esperábamos hasta dentro de muchas horas. Toma... - volvió a golpear el cazo -. ¿Quieres pan, tesoro?
- Si, gracias, señora Weasley.
Ella sacudió la varita por encima del hombro, y una barra de pan y un cuchillo volaron directamente hasta la mesa. Mientras la barra se cortaba por sí misma y el cazo de sopa volvía a posarse sobre el fogón, la anfitriona se sentó frente a su invitada.
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Soulmates VI
Fanfiction¡Y si el héroe que todos conocemos... fuera una chica? Con dieciséis años cumplidos, Gianna Potter inicia su sexto año en Hogwarts en medio de terribles acontecimientos que asolan Inglaterra. Elegida capitana de Quidditch y Premio Anual, los entrena...