Capítulo 14. El camino hacia la segunda grieta

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POV Draco

Cinco de enero

«Mas que verde, creo que es... indescriptible», pensó Draco, admirando la foto.

La vuelta al colegio había supuesto para Draco un pequeño alivio, al menos de momento. Sentado en el suelo de la Sala de los Menesteres, con la espalda apoyada en el armario, miraba la foto de Gia. Había decidido que dejar la cajita en ese sitio era lo más seguro, mas que su cuarto en la mansión, donde corría peligro de que su tía lo encontrara, lo acusara de traidor y... en definitiva, era mucho mejor así.

Después de unas nefastas vacaciones, y de la visita al callejón Diagon... Draco estaba muy confuso. Seguía aferrándose con uñas y dientes a la idea de que Gia no le había llevado al Ministerio por falta de confianza, pero la voz en su cabeza que no dejaba de insistir en esa teoría cada vez sonaba mas débil. Mas insignificante. La idea de que la chica no le había llevado para protegerlo cobraba mas fuerza cada vez en su cabeza, pero esa idea era terrible, pues se sentía cada vez mas sucio con la Marca de lo que ya se sentía.

Draco no había creído nunca esa pantomima de Dumbledore de que el amor es la fuerza mas importante del mundo, hasta que Gia y él empezaron a salir. Fue entonces cuando el concepto que tenía del amor, basado en lo que veía de sus padres (alguien que acepta sin cuestión las decisiones, como era su madre) se había dimensionado a un nuevo nivel y... ya no lo veía así. Gia le había puesto el mundo patas arriba, le había hecho cuestionarse quién era, lo que sabía de la magia y la pureza de sangre y lo que quería y pensaba de la vida.

Pero no podía olvidar que tenía que proteger a su madre, y que la única forma de conseguirlo era la misión.

Hoy, al menos, podía decir que era uno de esos días que se sentía en calma. Era igual de doloroso que otros, pero se sentía en calma. Era cinco de enero, y habrían vivido su primer aniversario. Un año juntos. 365 días de amor, de felicidad. De sentirse completo, vivo, al fin. Se permitió a sí mismo dejar de pensar en la misión, e imaginarse un mundo en que no hubiera decidido dejarla. Hoy sería uno de esos días felices. Al menos, en su mente.

***

POV Gianna

Cinco de enero

- ¿En qué piensas, Gia? - le preguntó Sirius, viendo como contemplaba la chimenea fijamente.

- ¿Hummm? - musitó, saliendo de su empanamiento -. Oh. En nada. En la visita del ministro.

Eso era una mentira a medias. Gia había preferido no pensar mucho en la visita del ministro, pues cuanto mas lo pensaba, mas coraje le entraba. Colaborar con el ministerio...

«Si, haciendo limpieza de inútiles», pensó Gia. En realidad, Gia pensaba en el colgante que llevaba en su cuello. En la persona que se lo había regalado un dieciséis de febrero. En que ese día era cinco de enero. Y que sería su primer aniversario. Un año juntos... y no podían estar mas distanciados.

- Te han desaparecido las ronchitas rojas - comentó Sirius, mirando su cuello. Gia fue al baño y se miró.

- Es verdad. Le preguntaré a Pomfrey qué puede ser - Sirius asintió y ambos se miraron.

- Bueno, pequeña...

- Oh, vamos, Sir... Tranqui... Volveré antes de que te des cuenta. Y hablaremos todas las semanas.

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