Capítulo 17. Tocar el cielo en el infierno

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---------- Este capítulo contiene escenas explícitas y la necesidad de pañuelos y psicólogos -----------

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POV Draco

Las llamas de la chimenea de la sala común de Slytherin disminuían conforme pasaban las horas, al igual que el entusiasmo inicial de Draco, el que le había impulsado a salir corriendo de la Sala de los Menesteres tras una larga tarde y una intensa llantina, para hablar con Potter. Seguía sin entender cómo después de haberse sentido tan sobrepasado por la misión había salido prácticamente corriendo a buscarla, como si le hubiesen dado una descarga eléctrica o se sintiera mas iluminado que nunca.

«¿Sería esa la sensación que se tenía al tomar el Felix Felicis, como si no pudieras equivocarte?», pensó.

«Pero yo no he tomado Felix Felicis», replicó.

«Pero quizá Potter sí, y al ser almas gemelas, has sentido el impulso de ir a buscarla, hablar con ella, de...»

«De confesar», terminó para sí mismo. Miró el reloj de nuevo, asegurándose de que sus ojos no le habían traicionado.

«Las dos de la mañana», pensó, ligeramente cabreado. «Esto es rematadamente absurdo, estas perdiendo el tiempo.»

«Ha dicho que era importante», dijo una voz en su cabeza. «Y si ha dicho que es importante, es porque lo es.»

«Lleva todo el curso tratando de averiguar lo que hago, y ahora que me decido a contárselo, va y me da plantón. Esta claro que realmente no le importa, solo quería burlarse de mí»

«Bien. Ahora vamos a dejar de ser unos capullos y a pensar con claridad. Estas cansado, y de paso, hambriento. Te sientes solo y cabreado. Pero estamos hablando de Gia, así que si ha dicho que era importante, es que era importante.»

Draco bufó, asqueado.

«El problema es que siempre hay algo que es mucho mas importante que yo», replicó. «Yo nunca voy a ser su primera opción. Soy un ingenuo. No sé por qué pensé que...». De repente, notó una pequeña luz en su bolsillo.

«Estoy volviendo al castillo, intentaré tardar lo menos posible. En cuanto termine, te aviso. Por favor, espérame. Quiero ayudarte. GP»

«¿Lo ves?», dijo una voz en su cabeza con sorna. «Es importante, y tú le importas. Deja de ser tan paranoico». Suspiró y se recostó contra el sofá apuntando a la chimenea para encenderla de nuevo. Con suerte, quizá, solo serían unos minutos...

El ruido de las charlas y las risas le despertaron cuando los rayos del sol se esforzaban por atravesar la superficie del lago, buscando llegar hasta ellos. De un sobresalto, se incorporó.

La sala común estaba llena de gente que se marchaba a desayunar. Crabbe y Goyle llegaban casi hasta la puerta, y si le habían visto, desde luego, no habían hecho el amago de despertarle. Tampoco le sorprendía. Estaban mas molestos con él que de costumbre. Pansy y Blaise, por su parte, bajaban juntos por la escalera de los dormitorios. Algunas personas que pasaban por su lado le miraba de reojo y cuchicheaban.

- Draco, ¿estas bien? - le preguntó Astoria, viéndolo con cara de desconcierto. Hasta el momento era la única que se había atrevido a acercarse. Pansy reparó en que estaba sentado en el sofá y le dio un codazo a su amigo, y ambos se acercaron.

- Eh, Dreiki, ¿todo bien? - preguntó Pansy con timidez. Draco estuvo tentado de sonreír al escuchar el estúpido apodo. Pansy le llamaba así cuando sabia que tenia un mal día y quería animarlo, a sabiendas de que lo odiaba.

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