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- ¿Modificar mi Akasha? - pregunto el saiyajin a la pequeña diosa de orejas puntiagudas. El azabache se encontraba sentado en un columpio verde por cortesía de Nahida.
Habían pasado varios minutos desde que habían dejado de jugar a la rayuela, donde vale mencionar que Nahida tuvo una victoria aplastante.
- Así es, desde que te vi supe inmediatamente que escapabas a cualquier paradigma que haya tenido la oportunidad de ver en cualquier persona dentro de la ciudad - diría la Reina Menor con una sonrisa serena mientras giraba lo suficiente su cabeza para mirar al saiyajin.
- Otra vez con tus palabras rara jeje, aunque, tampoco creo que sea tan especial como tú dices - Nahida se mostró curiosa ante esa respuesta, hasta donde sabía, alguien se sentiría alagado por unas palabras así, y en casos más extremos tendrían un subidon de ego.
A pesar de su vasto conocimiento, aún tenía mucho que aprender de las emociones mortales.
- Es un hecho que eres bastante diferente, hasta dudaría que fueras un humano... - diría Nahida con una expresión analítica mientras bajaba su mirada, no pudiendo percatarse de un ligero movimiento de molestia en un párpado del saiyajin por esa última afirmación.
- Hasta debería felicitarte, tu mente se siente como un lugar extremadamente seguro, como si todo lo que estuviera afuera no pudiera afecta a mi consciencia estando aquí - Kusanaly paso de su expresión analítica a una amigable viendo al saiyajin.
- Supongo que es por mi entrenamiento mental - Nahida abrió tanto como pudo sus ojos por esa información, sintiendo una enorme curiosidad por ello.
Entrenar la mente, en su limitada experiencia nunca vio o supo de algún guerrero que realizara un entrenamiento mental, eso definitivamente explicaba por que el Akasha tuvo complicaciones para entrar en la mente del azabache.
Por lo que podía sentir, media vez algo no le superara, la mente del saiyajin era un lugar impenetrable.
Sin mencionar el enorme poder que seres con la suficiente percepción podrían sentir.
- "Definitivamente tome la decisión correcta, no quiero imaginar que harían lo Sabios si tuvieran el poder de sus sueños... O de su cuerpo" - era cuestionable el hecho de que pudiera ser controlado de esa forma, sin embargo, era mejor no correr riesgos.
Mientras Nahida tenía de nuevo una expresión analítica, de repente abrió sus ojos como si se hubiera percatado de algo.
- Hmm... - la pequeña diosa se puso de pie para darse media vuelta mirando al saiyajin. - Muchas gracias por este tiempo Son Goku, pero... - la pequeñas diosa no pudo terminar su frase por una interrupción del saiyajin.
- Solo dime Goku, no hace falta tanta formalidad entre amigos Nahida - diría el saiyajin regresando a su alegre forma de ser mientras se cruzaba de brazos.
- ¿Amigos? - Nahida se llego un dedo a su labio mientras analizaba sorprendida esa frase.
Amigo, una palabra de la cual se sabía su significado al derecho y al revés, pero que al mismo tiempo desconocía por completo.
- Je.. - una sonrisa un tanto melancólica apareció en el rostro de la Reina Menor. - De acuerdo, nos veremos en tu próximo sueño, amigo Goku... - con una simpática sonrisa Nahida uso su mano para menearla como gesto de despedida.
Y antes de que Goku pudiera decir algo, todo se volvió oscuro indicando el final de ese sueño.
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The Saiyan Of Impact
General FictionEn medio de su batalla más dura hasta la fecha, Son Goku acabó en un lugar completamente diferente, donde la magia, los mitos, las leyendas y seres ancestrales estaban aún más presentes que en su mundo. - ¡Espera!, ¿donde dices que estoy? - - Sabía...