En medio de su batalla más dura hasta la fecha, Son Goku acabó en un lugar completamente diferente, donde la magia, los mitos, las leyendas y seres ancestrales estaban aún más presentes que en su mundo.
- ¡Espera!, ¿donde dices que estoy? -
- Sabía...
- Vaya, el verano si que trae un gran calor - sería lo dicho por Ganyu que miraba al cielo mientras usaba una de sus manos para cubrir su rostro.
Cómo era habitual, una fuerte ola de calor asotaba, ocasionando que mucha gente optara por diversas formas para no sentirse tan agobiados por las altas temperaturas, principalmente usando ropa más fresca o llendo a nadar.
- "Aunque si voy al trabajo quizás..." - pensó mientras miraba hacia el camino que tomaba para poder llegar al Pabellón, como la adicta al trabajo que era, llegado el momento de estar en su labor ignoraba de forma magistral cualquier temperatura.
Se estaba pensando seriamente dejar su día libre e irse directo a ese lugar...
- ¡Ganyuuu! - escuchar ese llamado a su nombre provocó que ese fugaz pensamiento de irse a trabajar se esfumara en un instante.
Cambiando inmediatamente su expresión a una tierna y alegre girandose justo a la dirección de donde la habian llamado.
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- Qué bueno que regresas Goku - Ganyu se agacho dandole un abrazo al pequeño artista marcial.
El pequeño solo dio una risa devolviendole abrazo, pero su expresión inmediatamente pasó a una nerviosa al sentir como Ganyu lo estaba oliendo.
- ¿Qué estabas haciendo...? - Ganyu deshizo el abrazo separándose un poco, pero colocando sus manos en los hombros del saiyajin infante para impedir que escapara.
- Ayudando a Xinquiu con su fea letra?... - contestó nervioso apartando la mirada, no queriendo ver la expresión de Ganyu que decía "¿piensas que te estoy creyendo?".
- Primero, no digas que la letra del joven heredero del Gremio de Comerciantes es fea... "Por mucho que sea verdad...". Y segundo se que mientes... - a pesar de que ya estaba al tanto de la peculiar situación del mencionado Xinquiu, incluso sin saberlo no necesitaba eso para saber que era una reverenda mentira.
- Dime la verdad, ¿tomaste encargos del gremio verdad? Tu olor te delata - Ganyu miró a los ojos a Goku, donde el pequeño sin más escapatoria solo le quedo decir la verdad.
Con Ganyu mirándolo así, no tenía escapatoria.
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