Sexta carta

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~Ezra~

El cielo estaba nublado, fomentando a la oscuridad. No pudimos encontrar a los vampiros durante el camino. Quizá Elizabeth tenía razón y perseguirlos con la esperanza de toparlos había sido una pérdida de tiempo. Pero ya es tarde para lamentos, ya estamos aquí y no pienso volver.

El muro de niebla se levanta frente a nosotros. Era la primera vez que estaba en este límite. Sin duda era impresionante.

Mathew ahoga un grito cuando ve una sombra moverse entre los árboles. Al dirigir mi mirada a dónde él veía y prestar la suficiente atención me percato de que varios ojos nos observan.

Sombras asomándose detrás de los troncos de los pinos, como niños jugueteando. Esperando a que demos el primer paso dentro de su territorio.

-Parece que no será tan fácil -Elizabeth analiza la situación con cuidado

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-Parece que no será tan fácil -Elizabeth analiza la situación con cuidado.

-Sabía que esto era una mala idea, debemos irnos. Esto es imposible -Mathew retrocede.

-Tranquilízate -añado-. Aún es muy pronto para desertar.

-¿Estás loco? -agrega con miedo-. Ezra, en cuanto pongas un pie ahí dentro esas cosas te destruirán.

-Eres demasiado negativo. ¿Olvidas con quién hablas? -arranco tres hojas de un árbol y tallo en ellas un símbolo. Digo un encantamiento y le entrego una a cada uno-. Tomenlas y por nada del mundo vayan a soltarlas o serán detectados.

-¿Detectados? -repite Elizabeth, se da cuenta de que los fantasmas se alejan poco a poco, sus miradas se enfocan a otras partes pero ya no en nosotros. Sonríe-. Ya entiendo.

Un camuflaje, engañar a los fantasmas es sencillo, tan solo tienes que hacerles creer que eres uno de ellos. Nos adentramos en el bosque, el disfraz funciona muy bien, ningún ente a intentado atacarnos. Se deslizan por nuestros lados como si fuéramos invisibles.

-¿Pueden escucharnos? -susurra Elizabeth.

-No -respondo-. Siempre y cuando no suelten las hojas, somos unos espectros más.

La llovizna comenzó a caer y con ella la niebla se hizo un poco más densa.

-No se separen -les digo y nos mantenemos más cerca.

-¿Sabes a dónde vas? -pregunta Mathew y yo me encojo de hombros.

-Eso creo.

-¿Eso crees? -replica nervioso.

-Creo que estamos yendo en círculos -Elizabeth se detiene y por ende, nosotros lo hacemos también-. Ya había visto ese árbol antes.

Señala un árbol seco con una forma bastante extraña, sus ramas retorcidas le daban un aspecto espeluznante. Algo en él llama mi atención así que fijo mi mirada, un ligero crujir y después otro. No lo estaba imaginando, ese árbol... Sin duda se movió.

Entre cartas de sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora