;treinta y seis.

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Después de haber salido hacia casa de Shanon, las manos de Nash parecían dos trapos mojados. Joder. Era gracioso, a muchos le sudaba la frente, pero a él, las manos. En su cabeza se debatían miles de frases, oraciones, palabras y demás cosas que tenía pensado decirle. Para luego acabar con un: entonces...¿quieres ser mi novia? Lo tenía todo planeado. Nada podía salir mal. Nada.

—Hola —saludó ella, nada más abrió la puerta.

Vestía con unos pantalones cortos de chándal, una camiseta blanca de manga corta y en los pies, sus calcetines ya no tan blancos. El chico, nada más verla, sonrió como un tonto. Y pronto sus mejillas se volvieron de color rojo al notar cómo le sonreía. Genial. Ahora no sabía que hacer. A la mierda el plan mental.

—Y... ¿qué querías decirme? —preguntó con retintín la chica, sonriendo.

—Yo... —empezó él, poniéndose nervioso.

—Ajá... —le animó Shanon.

—Verás, tú...

—¿Sí?

—Mira, voy a decírtelo del tirón. Así que no me interrumpas —le soltó de repente, Shanon amplió la sonrisa y asintió—. Cuando te hablé por primera vez, es decir, cuando entré en tu perfil y vi tu foto, me pareciste guapísima. Y eso que solo vi media cara, pero no sé. Ahora que te tengo delante... Dios mío; eres preciosa —ella rió al escuchar eso, sus mejillas se tornaron algo rojas—. Tu forma de ser es tan perfecta, me vuelve loco. Dejando de lado toda esta cursería tan ridícula, ¿quieres ser mi novia? 

—¿Lo dudas? —y dicho eso, estampó sus labios contra los de él.

—Oye, Shanon, has visto mi... ¡oh, mierda! —gritó James, haciendo una mueca al ver a su hermana besarse con Nash—. Tío, no... 

Whatsapp.《Nash Grier.》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora