Los párpados de Nash comenzaron a moverse a un ritmo acelerado por culpa de la molesta luz que le golpeaba en la cara. El grifo de la ducha se escuchaba de fondo. Matthew se estaba duchando. Abrió un poco más los ojos pero los volvió a cerrar molesto. Aquel brillo le dolía. Soltó un suspiro e intentó moverse un poco, dándole la espalda al gran ventanal. Una persona a su lado le llamó la atención cuando la tocó. Miró a su lado, donde Shanon dormía plácidamente. Una sonrisa apareció en el rostro del chico.
Elevó un poco su brazo y lo pasó por su cintura, atrayéndola hacia su pecho. Agachó un poco su cabeza y la escondió en el cuello de la chica, como tanto le gustaba hacer. En a penas dos segundos, el aroma de la chica inundó sus fosas nasales, provocando que su sonrisa aumentara más. De un movimiento, Nash se colocó sobre ella y se quedó mirándola fijamente, sin dejar desvanecer su gran sonrisa. Guió su boca hasta el hueco entre su cuello y su hombro y empezó a dejar húmedos besos en este.
—Buenos días... —murmuró ella, con voz adormilada.
—Buen medio día, mejor dicho —dijo él con voz ronca, provocando un escalofrío en la morena. Madre mía, que tono.
—Oh, cállate. El dormilón aquí eres tú.
—Un dormilón sexy —comentó Nash, viajando hasta la boca de la chica para besarle. Y aquello hubiera llegado a más de no ser por el sonido de la puerta abrirse.
—A ver, chico... Haced vuestras cosas en privado —Matt rodó los ojos y caminó hasta su maleta. Había olvidado los calcetines.
—¡No hacíamos nada!
Nash rió, haciendo así que su amigo sospechara.
—¡Oye! —la voz de Jack se escuchó desde el pasillo—. ¡Se me ha olvidado la tarjeta dentro, abrid!
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Whatsapp.《Nash Grier.》
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